l repaso al pacto en defensa de la Albufera suscrito por una amplia representación de la sociedad valenciana en el Oceanogràfic incluye para el conseller ... Martínez Mus la delimitación de una serie de prioridades. Apunta hacia la gestión del agua y la reposición de infraestructuras como las urgencias más inmediatas, junto a la mejora de la protección urbanística del entorno, pero aparca en un segundo plano compromisos como la dotación de más recursos materiales y humanos y la mejora del proceso de selección de órganos de dirección. Respecto al primer apartado, explica que «obviamente nunca es suficiente, pero al final los medios son limitados y finitas»; sobre el segundo, admite: «Tengo que confesar que no es un tema que me haya ocupado demasiado tiempo».
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Más preocupado se reconoce en lo relativo a ese problema más crítico, según coincidencia general de las distintas partes implicadas: la protección de las aguas y la eliminación de vertidos, otro de los capítulos del decálogo. «Llevamos ya más de 1.500 metros cúbicos de residuos de todo tipo extraídos», apunta. Luego detalla que entre esos contaminantes retirados se incluyen nueve metros cúbicos de medicamentos y cosméticos y 15 metros cúbicos de otro tipo de residuos peligrosos. «El resto», informa, «son residuos ordinarios, los que estamos tratando habitualmente en los demás municipios».
Un esfuerzo que Martínez Mus confía en que cristalice en la visión de una Albufera más o menos como estaba en la mañana del 28 de octubre, aunque de acuerdo con un horizonte temporal impreciso. ¿Cuándo volverá el parque a la normalidad? «Nosotros hemos marcado un plan de recuperación que nos hemos marcado en tres fases, pero la verdad es que no nos hemos puesto fecha final, porque yo entiendo que la mejora siempre puede ser continua», responde, ambiguamente. «De momento, la primera y segunda fase han sido de limpieza, de recuperación, de evaluación y de monitorización», agrega.
Según el conseller de Medio Ambiente, los análisis al agua de la Albufera detectan una cierta contaminación orgánica: en concreto, «de las aguas residuales domésticas». «No hemos detectado de momento una afección grave para la fauna», dice. «Lo que sí se ha producido», agrega, «es una renovación casi completa del agua de la Albufera con el vaciado del lago». Una medida adoptada dentro del plan de lucha contra los efectos de la riada que se ha revelado beneficiosa para el parque: por un lado, los análisis de la calidad del agua dan buenos resultados; por otro, la limpieza de residuos ha mitigado el riesgo de contaminación.
Una estrategia que en una tercera fase prevé incorporar el proyecto de gemelo digital, que exige una inversión de alrededor de 2,5 millones de euros y que carece de plazos concretos. El conseller asegura que «no estamos perdiendo ni un día», reitera que «todos los pasos que tenemos marcados los vamos dando día a día» y aspira a que «en pocos meses» la Albufera se ponga de nuevo totalmente en pie. «Todo depende de que los análisis de agua nos sigan dando bien como hasta ahora y que no haya ningún problema que no tengamos todavía detectado. Si es así, vamos a recuperarlo pronto», promete. ¿Para la temporada del arroz, allá en mayo? «Podría ser perfectamente», contesta.
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«Incluso me gustaría que fuera antes», avanza, apoyándose en la evidencia de que otra de las cuestiones estratégicas del pacto, relativas a la reposición de infraestructuras, han progresado con un dinamismo superior a sus previsiones. Son 123 actuaciones en obras urgentes que han permitido devolver la vida a la Albufera e invitan al optimismo del conseller, consciente del daño reputacional que el parque sufrió el 29 de octubre: «Creo que el Ayuntamiento de Valencia ya ha tomado medidas en ese sentido, intentando enseñar a la gente que aquí seguimos igual de fuertes y que el entorno sigue siendo yo de atractivo que antes de la dana». «Es cuestión de tiempo que la gente vea que la Albufera sigue siendo lo que era», confía.
-¿Seguro? Los barcos de recreo salen ahora mismo con cuentagotas porque falta lo principal: faltan turistas.
- Creo que eso es algo que en poco tiempo dejará de pasar. Y no va a hacer falta mucho esfuerzo porque el entorno es valioso y sigue siendo atractivo. En poco tiempo la gente se va a dar cuenta. Desde el punto de vista que nos corresponde, vamos también a hacer lo que lo que sea para recuperarlo. Tenemos también alguna campaña para poner en valor el entorno ahora, con más motivo que nunca. Se trata de hacer un pequeño esfuerzo más aunque insisto: yo creo que con el tiempo la gente va a ver que esto sigue siendo lo que siempre es la Albufera. En poco tiempo creo que pasará.
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- ¿Y cree que también pasará otra polémica, la que genera la campaña de quema de la paja de arroz? ¿Cuál es su opinión respecto a la de este año?
- Polémica ha habido porque la hay siempre pero yo también quiero aportar una reflexión y es qué hubiera pasado con toda esa paja si hubiera estado en los campos durante la riada. Pues que probablemente hubiera generado un problema añadido, porque eso sí que habría acabado generando anoxia y unos problemas adicionales que no hemos tenido porque se ha quemado. No digo que que sea el objetivo fundamental, pero es verdad que el tratamiento de la quema tiene sus ventajas y tiene también sus inconvenientes pero se puede hacer de forma ordenada y razonable.
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