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REDACCIÓN
Lunes, 31 de octubre 2022, 10:06
La mayor necrópolis o cementerio de origen bizantino hallado hasta el momento en la Península Ibérica se sitúa en la Comunitat, en el yacimiento arqueológico del Cabezo del Molino de Rojales, según explica la investigadora Teresa Ximénez, arqueóloga del Museo Arqueológico de Alicante (Marq). Es además el mejor conservado de esta etapa histórica que data de los siglos VI y VII, añade Ximénez.
Así lo indica tras la finalización reciente de la quinta campaña de excavaciones arqueológicas patrocinadas por la Diputación Provincial de Alicante y desarrolladas por el Marq en colaboración del Ayuntamiento de Rojales,el museo arqueológico de Rojales la Universidad de León y el Instituto Max Plank Jena de Alemania.
«Es un yacimiento sorprendente y único» asegura la directora de los trabajos arqueológicos, Teresa Ximénez, que cuenta en su equipo con la doctora en antropología de la Universidad de León, Susana Gómez.
Tras realizar un estudio utilizando un georadar se calcula que en esta necrópolis bizantina puede haber unas 300 fosas de enterramiento excavadas en el cerro de duna fósil donde se sitúa el yacimiento arqueológico. Hasta el momento han sido excavadas 30 tumbas que albergaban 50 individuos de diferentes edades y sexos. Las excavaciones han descubierto también ajuares, broches y numeroso material cerámico.
La investigación que se lleva a cabo en Rojales está ofreciendo una importante información sobre ritos de inhumación y genética. Alguna de las tumbas excavadas en roca contenía uno o varios individuos y se encontraban cubiertas con lascas de piedra o tejas de cerámica. Algunas de ellas llevan talladas el símbolo XP, en alfabeto griego, conocido como crismón o anagrama de Cristo.
En este periodo histórico se abandona la incineración en los enterramientos cristianos y directamente los cuerpos son sepultados. En el caso del cabezo del Molino y según explica Teresa Ximénez, los fallecidos son colocados con la cabeza hacia el oeste y los pies al este, es decir «al sol poniente y al sol naciente, un rito cristiano de primera época» subraya la arqueóloga. Y apostilla que la aparición de varios cuerpos en algunas fosas, con adultos y menores, nos indica que muchos de los antiguos habitantes del Cabezo del Molino morían a la vez, lo que nos lleva a pensar que se produjeron epidemias muy contagiosas y que las sepulturas múltiples contenían cuerpos de familiares.
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Las pruebas genéticas que realiza el Instituto Max Plank Jena determinarán el origen de los habitantes de Rojales en este periodo, relaciones familiares o causa de la muerte. Sobre este último aspecto la investigadora señala se trata de una época donde las fuentes hablan de la «Peste de Justiniano» una de las peores pandemias de la historia.
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