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Estudiaron la carrera de Medicina en su país hasta graduarse. Algunos incluso también se formaron como especialistas y soñaban con un futuro mejor, viniendo a la Comunitat para trabajar como médicos. Pero el atasco burocrático está truncando ese sueño. Cientos de extracomunitarios están a la espera, algunos más de dos años, para conseguir que el Ministerio de Universidades les homologue el título, ya que sin él es ilegal ejercer la medicina en España.
Marco Herrera es cubano y terminó la carrera en La Habana casi al mismo tiempo que su mujer Yanaris. Ambos médicos se vinieron a Valencia ante la grave situación de su país. Presentaron en la subdelegación del Gobierno la documentación para solicitar la homologación del título el 24 de febrero de 2022 y desde entonces no la han obtenido todavía. Al no poder ejercer como facultativos, se han tenido que buscar la vida en otras profesiones. «Desde hace cuatro meses soy repartidor de comida a domicilio, pero he trabajado en este tiempo de camarero y cuidando ancianos también», cuenta Marco, que se desplaza en patinete eléctrico para llevar la comida a las casas.
Se siente frustrado, tras haber dedicado tanto tiempo de su vida a formarse. «Es desesperante, hemos ido a manifestaciones, pero no hemos tenido respuesta por parte del ministerio, todo han sido palabras sin más. No dijeron que iban a priorizar nuestros casos, pero nada», lamenta el joven, de 30 años. «Fui título de oro en Cuba, uno de los expedientes más destacados de mi promoción en la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana», añade sobre su trayectoria académica.
El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, subrayó esta situación hace unas semanas para pedir al ministerio, que dirige la valenciana Diana Morant, más agilidad para desbloquear estos expedientes, de forma que faciliten que puedan trabajar. Pero ante la grave falta de médicos que hay en la Comunitat, cientos de extracomunitarios con el título de Medicina que podrían solucionar gran parte de ese problema no pueden trabajar al faltarles el documento que convalida su carrera con el plan de estudios español y que sólo otorga la Subdirección General de Títulos, Convalidaciones y Homologaciones del Ministerio de Universidades.
«Esto está muy lejos de la idea que teníamos cuando vinimos. Tenemos problemas de ansiedad, depresión, es algo desesperante, al final nos hemos hecho a la idea pero hemos pasado etapas duras. La esperanza es lo ultimo que se pierde y confiamos en poder ejercer como médicos pronto», indica Herrera. «Es un sentimiento de impotencia, porque queremos trabajar, contribuir, seguir preparándonos, pero es una paralización total», apunta. Su mujer, Yanaris, también doctora sin la homologación, trabaja en un bazar chino y ha sido canguro cuidando a niños.
Otro caso de una pareja de médicos extracomunitarios que siguen a la espera son Dariana Hernández y su marido Eduardo Barrera. Tras acabar la carrera, los dos hicieron la especialidad de Pediatría en la localidad cubana de Matanza. Llevan dos años en Elche, pero nueve meses antes de llegar ya presentaron la documentación para que les homologaran los títulos y la especialidad, que aún no ha llegado. «La sensación es de frustración. Uno tiene un proyecto de vida, estudié la carrera, la especialidad, para tener estabilidad, una vida favorable, pero llevo más de dos años en pausa, esperando algo que no se cuándo va a suceder, y como yo un montón de gente», admite Dariana.
Pese a tener una titulación que tanto se necesita en la Comunitat, con una considerable falta de pediatras, ella tiene las puertas cerradas y trabaja en una empresa de limpieza. «Ha sido lo único que he logrado conseguir que fuera indefinido, algo estable en una empresa, limpiamos pisos, oficinas, obras, cristales, de todo», dice la mujer, de 30 años. «No tengo formación de nada más que de médico. He intentado trabajar de auxiliar de enfermería pero no tengo homologación en España», añade. Nada más llegar a Elche estuvo cuidando a una anciana por las noches, y después trabajó en una cafetería. «Son sectores de los que no sabía nada, todo lo he aprendido desde cero, no sabía ni qué era un mocho», asegura la facultativa.
Su marido, Eduardo, trabaja en una lavandería, y gracias a que ambos tienen contratos indefinidos han podido irse a vivir juntos de alquiler, porque hasta ahora estaban en casa de la prima de Dariana, quien los acogió al llegar a España. «Nos sentimos mal, nos hemos formado para ser pediatras, que es lo que nos gusta, trabajar con los niños es brindar alegría a toda la familia. Hacen falta médicos pero no se toma ninguna medida para desbloquear esto. Muchos nos preguntan cómo es posible que seamos médicos y trabajemos en estas cosas», dice la mujer.
Incluso fueron presencialmente a Madrid al Ministerio de Universidades para que les dieran alguna explicación sobre esta gran demora en su caso. «Pero nadie nos supo decir qué pasaba ni en qué punto estaba nuestro expediente. Espero que llegue la solución pero ya no se cuándo va a llegar, esto me afecta psicológicamente», explica. Varias veces le han llamado desde diversos centros sanitarios de la provincia de Alicante para ofrecerle un trabajo como pediatra, pero no ha podido aceptarlo al faltarle esta homologación del título.
Aunque el caso de los cubanos es peculiar, porque llevan varios meses casi todos los expedientes de toda España paralizados, esta demora en la homologación afecta a la mayoría de países desde donde vienen médicos extracomunitarios a la Comunitat, sobre todo de Latinoamérica. Esto provoca un doble problema, por un lado a los propios afectados, por la paralización profesional de su vida, que les lleva a vivir en un limbo y buscarse otros trabajos, y por otro a la propia sanidad pública valenciana, que si pudiera contar con ellos, ocuparía muchas de las plazas que tiene vacías, tanto en Atención Primaria como en las zonas de difícil cobertura.
La Subdirección de Homologaciones del ministerio compara si la preparación y el plan de estudios de las universidades de cada país son equiparables a las de España, a través de un trabajo que realiza la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación, en el que su objetivo es revisar la calidad del proceso con que se forman los universitarios. Hacen un análisis del programa de estudios para ver si cumple con los créditos, las horas lectivas y las materias para demostrar que el título es equiparable, ya que los médicos que vienen a España proceden de muy diversas universidades de diferentes países. Todo ese proceso desde el ministerio se indica que tarda unos seis meses, pero la realidad es otra bien distinta, ya que ese periodo de medio año se cuadruplica o incluso quintuplica, mientras que en países como Francia, Italia o Alemania el plazo son unos cuatro meses.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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