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El jefe superior de Policía de la Comunitat Valenciana, Carlos Gajero, junto con la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, presidieron este martes, 18 de junio, el acto de conmemoración del día de las víctimas del terrorismo en la Policía Nacional, que se celebró en la Fundación Bancaja de Valencia.
Los asistentes rindieron homenaje tanto a las víctimas como a sus familiares con reconocimiento, respeto, solidaridad y «dolor presente en nuestra institución y en la memoria colectiva de la sociedad», afirmó la oficial Laura Ripoll, relatora del acto.
Entre los años 1968 y 2015, un total de 188 agentes y mandos de la Policía Nacional fueron asesinados por ETA y otros grupos terroristas. A esta cifra hay que añadir las decenas de policías heridos y de familias destrozadas que padecieron el terrorismo en primera persona, como recordó en su discurso el jefe superior de Policía. Gajero también destacó el esfuerzo y los logros, dentro y fuera de las fronteras de España, de los policías que estuvieron en primera línea de la lucha antiterrorista.
Como recordó Bernabé, el Gobierno eligió el 16 de junio para conmemorar el día de las víctimas del terrorismo en la Policía Nacional, porque coincide con el asesinato en 1981 de la inspectora jefa María José García Sánchez.
«Ella fue la primera mujer policía asesinada por la banda terrorista ETA con una acción perpetrada en la localidad guipuzcoana de Zarauz. Desgraciadamente María José fue la primera de otras muchas. Y por ellas y por todas las víctimas, nuestro reconocimiento y recuerdo emocionado», manifestó Bernabé.
«Quiero tener un especial recuerdo para los policías nacionales que sufrieron la sinrazón terrorista mientras servían en alguna de las comisarías de la Comunitat Valenciana», añadió la delegada del Gobierno.
Al acto acudieron autoridades civiles y militares, compañeros y familiares de los policías asesinados y representantes de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de la Comunitat Valenciana y de la Asociación Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSEVT).
«Durante más de cincuenta años, junto con los compañeros de la Guardia Civil y el Ejército, hemos sido los principales objetivos de los diferentes grupos terroristas que han actuado en España. Hemos sido los escudos humanos de la Democracia ante quienes pretendían revertir el orden constitucional establecido», manifestó Paco Zaragoza, presidente de ACFSEVT.
«Los homenajes son necesarios, son emotivos y el reconocimiento que no hemos podido recibir durante muchos años. Gracias a todos los que han colaborado para organizar este evento en Valencia», añadió Zaragoza.
El día de las víctimas del terrorismo en la Policía Nacional tiene por objeto mostrar un reconocimiento público a las 188 agentes y mandos asesinados y mantener viva su memoria. En el acto se mostró un video con los rostros de todas las víctimas, se realizó una ofrenda floral a los caídos y terminó con la interpretación del Himno de la Policía con las grandes cualidades vocales del tenor y policía Juan Ledesma.
La Policía Nacional ha sufrido a la largo de su historia la barbarie terrorista y zarpazos criminales de atracadores o enfermos mentales que truncaron la vida de un gran número de agentes. El daño irreparable de perder a un ser querido tiene muy pocos momentos de consuelo para los familiares de las víctimas. La detención de los asesinos, la respuesta judicial o la memoria son algunos de estos instantes que mezclan emociones y nostalgia.
En el acto celebrado en la Fundación Bancaja de Valencia se rindió homenaje a seis policías nacionales asesinados en acto de servicio en la Comunitat Valenciana, y a otros cinco que nacieron en tierras valencianas y perdieron la vida en atentados terroristas en Durango, Pamplona, San Sebastián y Barcelona.
El inspector jefe José Antonio Merenciano Ruiz, nacido en Valencia en el año 1955, fue asesinado junto con otros dos compañeros en Durango (Vizcaya). El atentado de ETA tuvo lugar en la mañana del 3 de octubre de 1980. Merenciano iba acompañado por el agente Jesús Hernando Ortega y el subcomisario Sergio Canal Canal.
Los tres policías regresaban a Bilbao en un coche tras realizar los trámites oportunos para que los vecinos de Durango pudieran obtener el DNI. Al detenerse en un semáforo en rojo, cuatro terroristas se colocaron a ambos lados del vehículo y abrieron fuego cruzado con varias ráfagas de metralleta. El inspector Merenciano Ruiz, que ocupaba el asiento trasero, reaccionó y pudo hacer uso del revólver, con el que realizó un disparo.
Para asegurarse de que ninguno de los policías salía vivo del atentado, los etarras se acercaron al vehículo y dispararon a la cabeza de las víctimas. A continuación, los terroristas huyeron en un vehículo que habían sustraído poco antes a punta de pistola. Merenciano se había casado cuatro meses antes.
La banda terrorista ETA utilizó un lanzagranadas para atacar una tanqueta de la Policía Nacional que circulaba con una dotación de nueve agentes por las inmediaciones del Puente de la Magdalena en Pamplona. El atentado tuvo lugar sobre las tres de la madrugada del 17 de abril de 1982.
Varios de los policías, que habían prestado servicio en una subestación eléctrica, repelieron la agresión con sus armas reglamentarias. El proyectil perforó la cubierta blindada y estalló en el interior de la tanqueta. El conductor del vehículo policial, Vicente Luis Garcerá López, nacido en Valencia en 1953, resultó herido grave y murió una hora después. La víctima estaba casada y tenía una niña de corta edad.
El 19 de abril de 1983, el inspector jefe Emilio García Martínez fue asesinado por los GRAPO en Valencia. Aquel fatídico día estalló una bomba que las terroristas Mercedes Padrós Corominas y Josefina García Aramburu colocaron en el coche de la víctima. Su hijo oyó la explosión y acudió en su ayuda, pero el policía nacional falleció en el hospital. Nacido en Navas de Jorquera (Albacete) en 1935, Emilio García estaba casado y tenía dos hijos. Cuando ocurrieron los trágicos hechos, la víctima se encontraba destinada en Paterna.
El oficial de la Policía Nacional Emilio Juan Casanova López, nacido en Ayora en 1953, murió en un atentado con coche bomba el 23 de junio de 1983 en San Sebastián. Otros seis policías sufrieron heridas de diversa consideración: José Antonio Quintana Cañuelo, Jesús María Díez Barcia, Heliodoro Borrás Jesús, Antonio Gutiérrez Pizarro, Juan Plaza Navarro y Engracio Calabuig Noguera.
Los etarras detonaron la bomba pese a que a unos metros de la furgoneta policial circulaba un autobús escolar. El vehículo fue alcanzado de lleno por la metralla y la onda expansiva de la bomba. El artefacto explosivo, que contenía gruesos tornillos y tuercas, se encontraban en una Seat 127.
El lateral izquierdo de la furgoneta policial quedó acribillada con orificios que en algunos casos alcanzaban varios centímetros de diámetro. Emilio Juan Casanova López fue trasladado al Hospital de la Cruz Roja, donde falleció poco después. El agente tenía 29 años y estaba casado. Dos horas antes de que lo mataran, el policía valenciano había asistido al funeral por Juan Maldonado, asesinado la víspera en Pasajes de San Juan.
El 4 de noviembre de 1983 fue asesinado el policía nacional Manuel Julio Rodrigo Belenguer de un disparo a bocajarro por un atracador argentino. El crimen tuvo lugar en el centro de Valencia cuando el agente de la unidad de motos identificaba a un sospechoso tras un robo en la joyería Mora en la primera planta de un edificio de la calle Correos.
El policía se topó en la puerta de la finca con un hombre bien vestido y le pidió la documentación. Según la portera del inmueble, el individuo introdujo una mano en un bolsillo de su chaqueta en un ademán de buscar su cartera, pero sacó una pistola y disparó dos veces contra el agente. Una de las balas perforó el corazón. del policía. Los atracadores, dos hombres y una mujer, huyeron con un botín de 40 millones en joyas en un Seat 131 Supermirafiori. El autor del asesinato, el delincuente argentino Jorge Eduardo Villarino, fue apresado poco después y solo cumplió una condena de 11 años de prisión.
El criminal era un experto en fugas y logró evadirse de la cárcel Modelo. La policía lo consideraba el jefe de la mafia argentina en España en los años 80. Cuando fue detenido en Gerona, Villarino confesó su participación en 13 atracos a bancos y joyerías en Barcelona, Madrid y Valencia. El delincuente murió con 68 años tras hacerse la cirugía estética y cambiar su nombre por el de Jorge Leguizamón Vidal. Manuel Julio Rodrigo, nacido en el barrio valenciano del Cabanyal, estaba casado y tenía cuatro hijos, uno de ellos policía nacional, y un nieto de siete meses.
Aquel fatídico 4 de noviembre de 1983 no tenía que patrullar con su moto, pero un compañero le pidió que le cambiara el servicio. La valentía y el esmero que ponía en su trabajo eran dos cualidades que distinguían a este policía nacional, según reconocieron sus jefes el día del entierro.
El día 15 de diciembre de 1983, ETA asesinó en San Sebastián al oficial de Policía Eduardo Navarro Cañada, nacido en Burjassot en 1956, e hirió gravemente a su compañero de patrulla, Clemente, y a un peatón. La víctima pertenecía a la Compañía de Reserva General con base en Valencia y fue enviado al País Vasco para reforzar la seguridad. Dos miembros del comando Bianditz de ETA, vestidos con el uniforme de la Policía Municipal de San Sebastián, descendieron de un vehículo policial que habían robado horas antes, se acercaron a los agentes por la espalda y les dispararon a bocajarro en la cabeza. Su compañero de patrulla quedó incapacitado tras casi dos años de recuperación. Eduardo Navarro estaba casado y tenía dos hijos.
El 12 de noviembre de 1987, el policía nacional Avelino Jiménez Pérez murió al ser tiroteado en la calle Jesús de Valencia por dos delincuentes que acababan de atracar una sucursal del Banco de Valencia. Tras intimidar a clientes y empleados con armas de fuego, los dos atracadores se apoderaron de un botín de más de dos millones de las antiguas pesetas.
Uno de los trabajadores del banco accionó el sistema de alarma y varias patrullas acudieron con urgencia al lugar. Los primeros en llegar fueron dos agentes de la unidad de motos. Uno de ellos era Avelino. La víctima era natural de Alborea (Albacete), estaba casado y tenía tres hijos de 11, 9 y 4 años. Ingresó en la Policía Nacional el 1 de abril de 1973 y prestaba sus servicios en la sección de motos de la Brigada de Seguridad Ciudadana desde septiembre de 1986.
Dos miembros del Cuerpo Nacional de Policía, Francisco Javier Delgado González-Navarro y José Ángel Garrido Martínez, de 27 y 28 años de edad, respectivamente, fueron asesinados el 13 de diciembre de 1991 en Barcelona por dos etarras. Garrido, alumno de la policía en prácticas, murió en el acto y Delgado falleció poco después en el hospital Clínico. Los terroristas tirotearon a los agentes en la puerta de un taller de instalación de radios de coche en la calle de Caballero, cuyo propietario era amigo de uno de los policías. José Ángel Garrido Martínez, nacido en Valencia, se había casado un mes antes y fue trasladado a Barcelona para reforzar el dispositivo de seguridad olímpica. Francisco Javier Delgado era natural de Fregenal de la Sierra (Badajoz), pero estaba casado con una valenciana. Ambos fueron enterrados en Valencia.
El 6 de febrero de 2000, un perturbado mental asesinó en el Cabanyal al inspector jefe Ignacio José Moreno Arroyo, el policía Francisco Pascual Martínez García, el bombero Vicente Sivera Cervera y la anciana octogenaria Vicenta Darder Dubón. Ramón Tatay Zanón provocó primero una explosión de gas en su casa en el número 147 de la calle de Escalante. Luego se apostó en la terraza para esperar a sus víctimas y disparó contra ellas conforme iban llegando y se ponían a tiro. Uno de los primeros policías que llegaron al lugar, Francisco Pascual Martínez García, de 43 años, recibió un impacto de bala y cayó fulminado. Los bomberos acudieron minutos después para sofocar el incendio de la vivienda, pero ignoraban la existencia de un francotirador.
Una vez apagadas las llamas, entraron en la casa y encontraron muerta a Vicenta Darder Dubón, una vecina que había acudido a la vivienda del perturbado mental tras oír la explosión. Durante los trabajos de retirada de escombros, el bombero Vicente Sivera Cervera, de 40 años, recibió otro disparo mortal. La última persona asesinada fue el inspector jefe de la Unidad de Intervención Policial (UIP), Ignacio José Moreno Arroyo, de 41 años, que entró en la casa para apresar al homicida. El francotirador intentó huir por el tejado, pero fue abatido por la policía de un disparo en la cabeza.
El 12 de septiembre de 2017 es otra fecha triste en la Jefatura Superior de Policía de Valencia. El subinspector del Grupo de Homicidios Blas Gámez fue asesinado aquel día por un criminal al que se disponía a identificar tras el hallazgo de su primera víctima en una maleta. El recuerdo de Blas sigue vivo e inspira cada día a compañeros. Tenía 51 años y una brillante hoja de servicios tras más de 28 años que llevaba en la Policía Nacional.
Aquel fatídico 12 de septiembre, Gámez se enfrentó, una vez más, al lado más oscuro del ser humano, a un asesino aún sin nombre al que buscaba tras el hallazgo del cuerpo descuartizado de un peluquero valenciano en una maleta, al lado de un contenedor, en Valencia.
Un rastro de sangre condujo a los investigadores a un patio. El subinspector y sus compañeros siguieron la pista. En la entrada del edificio intentó identificar a un hombre que salía apresurado. Y sin espacio ni tiempo de reacción, fue acuchillado a traición por el criminal de origen sueco.
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