![El mes que informamos tristemente](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/11/29/periodicos.jpg)
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Cuando se cumplían 24 horas de que la DANA destrozara Valencia, un colega de profesión se interesó por saber cuántas personas de la redacción se habían alistado en la intensa cobertura desplegada por este periódico desde el primer minuto en que la riada era sólo una amenaza. La respuesta fue sencilla: «Todos». Es decir, todas las personas de esta casa, desde la redacción al resto de áreas, se involucraron en un esfuerzo editorial sin precedentes cuyo objetivo principal consistió en materializar la instrución más reiterada desde el infausto 29 de octubre: pensar en las víctimas. En quienes perdieron la vida, en sus seres queridos y en quienes vieron evaporarse ante sus ojos sus casas, sus demás propiedades, su manera de vivir. Pensando en las víctimas, y en el resto de vertientes derivadas de la tragedia, hemos pasado un mes informando como ningún periodista querría: tristemente. Embargados por el dolor, parapetados tras el ejercicio de la profesión como una trinchera que evitara que también en esta casa se desbordaran las emociones.
Conmoverse ha sido sin embargo el denominador común de estos días, alineado con la obligación de rendir tributo al oficio procurando extremar el celo profesional. Hubo compañeros que la noche desgraciada de la riada se quedaron trabajando en modo 'non stop' y hubo quienes, viviendo en la zona cero, combinaron el ejercicio laboral con la actividad propia de estos pesarosos días: ayudando a reconstruir las calles de Benetússer, Albal, Chiva o Catarroja. Joaquín Batista, Lourdes Martí, Héctor Esteban, Tamara Villena, Nacho Roca... Una serie de compañeros que acababan exhaustos las maratonianas jornadas de trabajo (y de dolor) y a continuación ayudaban en sus casas o al resto del vecindario en la durísima tarea de ponerse de nuevo en pie. Mientras tanto, María José Carchano y Txema Rodríguez recorrían el corazón de la zona cero para trasladar a la audiencia el relato del horror. Una diaria visita al infierno que adopta hoy el nombre de Paiporta, Picanya, Sedaví y demás pueblos afectados.
La sección de Política se ocupó de profundizar en el debate (más bien mejorable) que protagonizaron dirigentes de instituciones y partidos, a escala nacional y también local. Desde Economía se informó de los frentes abiertos en ese área, especialmente decisivos para contribuir a recuperar normalidad, Deportes se entregó a la causa de explicar el impacto que sufrió ese ámbito en las distintas competiciones y en general toda la redacción se agrupó en una sección única: la constituida para informar sobre la DANA. Educación, sociedad, sanidad, cultura... La cobertura ha sido (y, lamentablemente, todo apunta a que seguirá siendo) un caso sin precedentes en la historia de este periódico, que movilizó a los redactores de las delegaciones para que se incorporasen al despliegue editorial borrando las fronteras entre comarcas y municipios: la DANA ocupaba todos los esfuerzos.
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Mikel Labastida
El reflejo de todos estos desvelos se encarnó en las páginas y páginas de información en papel y en las miles de noticias publicadas en nuestra web, en el seguimiento por redes sociales, en la aportación de nuestra premiada sección de Diseño para abrillantar la cobertura y cumplir con el mencionado objetivo central: pensar en las víctimas. O, lo que es más o menos lo mismo, pensar en nuestra audiencia y en el resto de Valencia. No sólo con informaciones que incluyeran todos los géneros (algunas de ellas, a cargo de enviados especiales llegados desde otros medios de nuestro grupo editorial, Vocento) sino mediante el puntual recurso a los artículos de Opinión, tanto los editoriales como los firmados por colaboradores habituales y otras firmas captadas para la ocasión. El despliegue se apoyó en el recurso a nuevas narrativas (con la apuesta por el formato de historias visuales y la elaboración de una serie de podcast, entre otros ejemplos) y cumple un mes con una sensación agridulce: un razonable orgullo por el trabajo bien hecho y un inmenso dolor. Conteniendo las lágrimas, pensando siempre en las víctimas.
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