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Interior de Bodega El Suro, pequeño negocio de Catarroja. LP
Mil hosteleros hacen frente al naufragio tras el temporal
PÉRDIDAS EN LA RESTAURACIÓN

Mil hosteleros hacen frente al naufragio tras el temporal

Cientos de restaurantes y proveedores se han visto afectados por los efectos de la DANA en Valencia. Agradecen haber salvado la vida, pero se enfrentan a fuertes daños materiales, dificultad para sostener a sus plantillas y, en muchos casos, a la imposibilidad de recobrar la actividad laboral

Jueves, 7 de noviembre 2024, 01:09

El agua vino, no se fue. Se coló por los rincones, subió por las paredes, permeó entre las gentes. Hizo naufragar a todo un pueblo. Incluidos sus bares, porque hay lugares que son refugio, pero también necesitan de rescate. En el recuento de afectados por la DANA, catástrofe que ha asolado Valencia en todos los sentidos, se incluyen los hosteleros que la han sufrido a nivel personal y profesional. Perder un negocio no es comparable a perder una vida, pero hace que se trastabille. Según cifras de Hostelería Valencia, más de 1.000 negocios de restauración han sufrido las consecuencias del temporal en las zonas anegadas por el agua, con daños materiales que dificultan o directamente imposibilitan su actividad. A ellos cabe sumar otros imprescindibles de la cadena de la gastronomía, los proveedores, con enclave en territorios como Sedaví, Aldaia, Albal, Silla, Algemesí, Catarroja, y así hasta 70 municipios damnificados.

«Somos una bodeguita familiar, siempre hemos trabajado mi mujer y yo. Ahora ella menos, porque está enferma. Pero es un negocio que hemos levantado juntos, con gran sacrificio, durante 12 años». Aquí la historia de José Ramón Fos, propietario de Bodega El Suro, pequeño negocio de Catarroja. Tiene 61 años, pensaba jubilarse con 63, para poder viajar y recuperar los años de oficio. «Este tiempo me iba a servir para garantizar el futuro de la familia, pero ahora, no lo sé, llevamos muchas encima. Primero la pandemia, y ahora una DANA que lo ha destrozado todo. Aunque aún es pronto para decidir, me estoy planteando no volver a abrir», lamenta, con la voz quebrada. El agua alcanzó el techo de su local, subiendo 2'5 metros de altura, y las pérdidas son inmensas. «Una cafetera nueva, una máquina de fiambre de 800 euros, una carpa de terraza de 7.000, la comida.… Empiezo a sumar y me salen más de 50.000 euros. Solo ha quedado alguna botella de vino, me la beberé», intenta aligerar. Por más que vecinos y clientes le estén ayudando a quitar capas de lodo; por mucho que los proveedores sean comprensivos con los cobros, su relato parte el alma.

No difiere tanto del de Martín González, quien lleva 13 años al frente del restaurante Lios, en Massanassa. Residente de Catarroja, tardó tres días en llegar a su negocio, y se lo encontró con cuatro vehículos bloqueando la entrada. Pese a que el cristal y la persiana parecían bien, el agua había entrado hasta los 1'70 metros de altura, hasta provocar que las neveras flotaran y rompieran el techo. «Cada día descubro más daños. Pensaba que iba a salvar las mesas, pero están llenas de moho. Las puertas se han hinchado, así que ya no cierran», explica. Era reacio a tirar electrodomésticos, pero se da cuenta de que no funcionan o han acortado su vida útil, por lo que se conformará con las copas y los platos: «Eso no lo cubre el seguro». Habla de daños materiales por valor de unos 60.000 euros. Con cinco empleados a su cargo, tendrá que recurrir al ERTE, pero espera que por poco tiempo: su intención es «volver a abrir cuanto antes. Si puedo, este mismo mes; la calle ya parece transitable».

La puerta de Lios Restaurant, en Massanassa, quedó bloqueada por los coches. LP

También los proveedores

No hay hostelero valenciano que no conozca el nombre de David García, propietario de Dg3 Gastrónoma, empresa que ha hecho posibles muchas cocinas profesionales de restaurantes. Por este motivo, muchos se alertaron al conocer por redes sociales que la nave industrial del Polígono Poyo de Reva, en Riba-roja del Túria, situada un poco antes de llegar al Circuito Ricardo Tormo, fue anegada por el agua. Circula un vídeo del propio García echándose las manos a la cabeza frente a la tromba que entraba. Con pocas fuerzas para hablar, declara: «Esto es una mierda, un desastre muy grande. Tengo dos frases constantes en mi cabeza. La primera es, ¿qué hubiera sido de nosotros nueve si no hubiésemos tenido altillo? Rescataron a dos heridos el miércoles. Y la segunda, en cambio, ¿por qué no para todo el mundo de ayudarnos? ¿Cómo es posible que vengan tantos clientes y amigos de amigos?», agradece, en referencia a las decenas de personas que han contribuido con las instalaciones. «Muy desgraciadamente, soy la persona más feliz del mundo», asegura.

«Tuve a seis personas atrapadas en el obrador durante la noche del martes. Traté de llegar en coche y ya no puede. Las encontré el miércoles a las 06, afortunadamente todas sanas», inicia su relato Rafa Margós, cocinero fundador de El Paeller, famoso negocio de Chiva dedicado a los caldos de arroz. Afortunadamente, su nave industrial dispone de un altillo que salvó al personal cuando el agua alcanzó los 1,70 metros de altura, pero esto no ha evitado daños materiales muy elevados. «Desde maquinaria hasta sistema eléctrico. El perito ya ha venido y los ha estimado entre 500 y 800.000 euros», explica. Sin agua ni luz, tampoco pueden trabajar ni facturar, pero los cobros siguen adelante: ayer mismo, abonó todas las nóminas del mes. Por ello, espera poder retornar el próximo lunes, «porque los clientes son comprensivos, pero puede que la competencia no tanto». Hasta entonces, sigue cooperando en Bairetas, restaurante familiar que se ha sumado a la red de ayuda organizada por la World Central Kitchen.

Trabajos de limpieza en la nave de El Paeller, en Chiva. LP

Otra firma muy conocida entre el sector es SH Levante, encargada de distribuir frutas y verduras. Si bien sus instalaciones se encuentran en El Puig de Santa Maria, sus socios y principales directores viven en las zonas afectadas por la catástrofe, lo que irremediablemente ha impactado en el negocio. Concretamente, la casa de Sergio Bautista se encuentra en Paiporta, muy cerca del barranco del Poyo, por lo que vivió el horror de refugiarse en la buhardilla junto con su mujer y sus hijos, mientras veía subir el nivel del agua por el comedor. «Ha habido muchos daños materiales, pero eso es lo de menos. Estamos en una urbanización donde han faltado cuatro vecinos», relata. En lo relativo a la empresa, agradece que la plantilla «haya dado la cara, permitiendo que SH haga repartos». Ahora bien, solo en la capital, «y con gran caída de la faena». Admite que le gustaría ir mañana a El Puig, «pero es que no tengo coche, necesito que me dejen uno». Su cabeza también se encuentra en otra parte: su mujer, sus hijos y encontrar una 'karcher': «Ya solo veo barro».

Hablamos con otro famoso proveedor, especialista en alimentación, que se resiste a dar su conocido nombre: «Es que no quiero inspirar pena, sino optimismo». Su nave está situada en el Polígono Industrial Horno de Alcedo, Sedaví. «A las 20 horas del martes nos llegaron noticias de otros afectados. Aquí no llovió, pero el agua anegó todas las naves. La gente se refugió en altura, y gracias a eso, no hubo daños humanos», relata. Estiman tardar de 4 a 8 semanas en recuperarse. Un caso distinto está experimentando Asier Rojo, propietario de Arat Natura, empresa proveedora de setas y otros vegetales. Su negocio se ha visto repercutido por su vida personal -la noche del martes, mientras su mujer se refugiaba en otro edificio, él permanecía en casa con su hija de 7 años-. «A título profesional, me ha afectado menos, porque los campos los ha tocado, pero poco. El problema es que llevo sin poder ir al almacén un montón de días, y hoy estaba todo para tirar», comenta, y añade: «Necesito volver a trabajar, ver gente. Hay clientes de los que no sé nada, al menos hablar con ellos».

Cómo reclamar los daños

Una de las plataformas más comprometidas con la reclamación de daños en el caso de los restauradores es Hostelería Valencia. Cualquiera que lo desee, sea o no asociado, se puede dirigir a la federación para recibir apoyo y asesoramiento. El primer paso es la solicitud de ayudas a las aseguradoras y el Consorcio, explicando a las empresas de zonas malogradas cómo trasladar la documentación y prepararse para el peritaje.«Por ejemplo, es importante hacer fotos de todo antes de retirarlo», aclaran. Desde su posición, intentan agilizar al máximo los plazos, pues como recuerdan, el Consorcio puede tardar entre 20 días y un mes en dar respuesta. Otro tema fundamental está siendo informar acerca de los ERTE por Fuerza Mayor, una figura que ya conocimos en tiempos del Covid para regular las plantillas. «Esperamos que, como sucedió entonces, se active el Mecanismo RED, para facilitar la flexibilidad del empleo», comentan, si bien no es la única petición sectorial.

Más reclamaciones: la prestación por cese de actividad para los autónomos, que además sea prorrogable hasta 2035. Y por supuesto, la llegada de ayudas directas, tanto autonómicas como estatales, «sobre después de la declaración de 'zona catastrófica', que facilitará acceder a los fondos europeos». En el plano de fiscalidad, excedencias o aplazamientos, y créditos ICO más flexibles, con plazos ampliables. Y es que, al margen de esto, habrá muchos otros afectados indirectos: ahí está la propia red de proveedores o los negocios de otras localidades de Valencia, incluida la capital, donde están experimentando una caída drástica de la demanda, cuando no directamente los cierres temporales por tener al personal afectado. «Queremos trasladar nuestro apoyo al sector. Recordar que en estos días atendemos tanto a asociados como a no asociados, aquí nos tienen. Después de tantos golpes, solo hay una palabra capaz de definir a la hostelería: la resiliencia», concluyen.

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