![El milagro de Darío](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/08/30/dario%20web%20(2).jpg)
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Manuel García
El Puig de Santa María
Sábado, 31 de agosto 2024
Perseverancia y creer que todo puede salir bien. La vida pone obstáculos que parecen insalvables pero, en algunas ocasiones, todo sale bien y la existencia muestra su mejor cara. Darío López es un niño de 12 años y todo un ejemplo para quienes lo están ... pasando mal. Y él, pese a su corta edad, sabe mucho de sufrir y levantarse. De determinación y de creer que todo irá bien. Pese a no parecerlo en un principio.
La pesadilla para su familia, y sobre todo para sus padres, Jaime López y Noelia Calero, comenzó en un aparentemente idílico día en Canet d'en Berenguer, una jornada de septiembre donde Darío, con apenas seis años de edad, comenzó a meter el pie izquierdo hacia dentro, en una postura antinatural, sin que hubiera una explicación aparente. Noelia, su madre, vio cómo, en una de las primeras medidas que se tomaron, la plantilla correctora que le ponían «le perjudicaba aún más».
Su preocupación fue un aumento fue cuando Darío le dijo «poniendo las manos como si fuera un mono: 'Dame un trozo de pan'. «Ahí me asusté», reconoce esta madre coraje.
El bullying que sufrió tampoco fue un factor que ayudara. Más bien al contrario. Aunque la familia no tiene la certeza absoluta, sospecha de que pudo ser un desencadenante más para que Darío no levantara cabeza.
Y comenzó un calvario de ingresos en hospitales, pruebas e incluso acusaciones de que todo era sicosomático o de que era su propia madre la que, con su estrés, estaba provocando esta situación en su hijo: «Incluso decían que era precisamente por el bullying y llegué a cambiarlo de colegio». Pero el problema era bastante más grave que ese.
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A. Pedroche
Posteriormente y tras una prueba genética llegaron unas frases fatídicas: «Tu hijo tiene una enfermedad rara (la distonía primaria) y se va a quedar inválido», recuerda Noelia «Sólo conozco a otra niña con este problema», agrega Noelia. El mundo se les cayó encima. Todo ello en febrero de 2020. Y poco después llega el confinamiento y era más difícil todavía conseguir visitas médicas y pruebas.
El hecho de saber que se trataba de una enfermedad genética y que había sido su propia madre la que se la había pasado fue un problema más. Por fortuna, Noelia no ha presentado por el momento ningún síntoma de la dolencia que sí afectó a Darío.
La situación fue empeorando día a día mientras España vivía la pesadilla del Covid. En el mes de mayo apenas podía andar 200 metros seguidos.
Tras varios meses de zozobras y noches con dificultades para conciliar el sueño, el día D para toda la familia fue el 9 de junio de 2020. El lugar: el hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. Quince médicos y diez horas y media después, Darío, que había entrado en silla de ruedas al quirófano, salía andando. En el proceso le habían implantado un electroestimulador de Parkinson para de corregir esta dolencia casi inédita en España.
Hoy, cuando ya se han cumplido más de cuatro años desde que le realizaron la intervención que le cambió la vida, a él y a su familia, Darío es un niño de casi 13 años que juega al fútbol con normalidad con sus amigos. No puede federarse porque lo tiene contraindicado pero él disfruta como el que más conduciendo el balón. No son buenos tiempos para su equipo favorito, el Valencia Club de Fútbol, pero sus jugadores podrían tomar nota antes de cada partido de la resistencia y esfuerzo de Darío.
La madre de Darío apenas conoce otro caso en toda España de una niña que sufre la misma enfermedad que su hijo. Noelia cuenta la historia de su hijo «para que no haya más gente mal diagnosticada, otros niños no acaben en una silla de ruedas» y se tomen cuanto antes las medidas para conseguir una solución en cada caso: «Queremos paz y tranquilidad para Darío y que crezca como un niño feliz».
No ha querido perder la oportunidad de agradecer el apoyo de su pueblo, El Puig de Santa María, «que siempre se han volcado con mi hijo. Él me preguntaba: '¿Mamá, todo esto lo hacen por mí' y yo le decía que sí».
También ha querido acordarse del respaldo que ha recibido y de las facilidades que le han puesto en todos estos años difíciles en su puesto de trabajo, el supermercado Mercadona de la localidad.
El próximo 6 de septiembre Darío cumplirá 13 años. ¿Su mejor regalo? Conocer a su ídolo: el piloto Marc Márquez. Lo tiene en la sangre, porque su padre es mecánico. La velocidad le vuelve loco y se le queda la boca abierta cuando ve pasar una moto a su lado. Viendo de todo lo que ha sido capaz, éste parece un desafío menor de los que ya ha superado en su vida.
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