![Los misteriosos mensajes bíblicos en vallas publicitarias de Valencia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/02/27/valen-U25834865458PEy-624x385@Las%20Provincias.jpg)
![Los misteriosos mensajes bíblicos en vallas publicitarias de Valencia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/02/27/valen-U25834865458PEy-624x385@Las%20Provincias.jpg)
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J. A. Marrahí
Lunes, 27 de febrero 2023, 18:53
Mildred Hayes es una madre de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada. La mujer decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo al considerar que no se esfuerzan lo suficiente para resolver el truculento caso. En busca de justicia, contrata vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe del cuerpo. Es el argumento de la oscarizada película 'Tres Anuncios en las Afueras' y su ficción tiene réplica en la vida real con mensajes por los que algunos pagan o exhiben en grandes expositores sin el habitual propósito comercial.
Y uno de ellos asombra en pleno corazón del lujo 'chaletero' valenciano, en la entrada a Torre En Conill (Bétera) desde la vecina urbanización Mas Camarena. Es zona de deportistas de élite y, junto a un sinfín de vallas que anuncian ambiciosas promociones inmobiliarias u otros servicios locales, aparece un célebre versículo bíblico del Evangelio.
El texto es Juan 3:16 y reza así: «Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna». Es el muy célebre y respetado Evangelio resumido o en pocas palabras, de singular calado en el cristianismo al ser eje central de la creencia religiosa.
No es pequeño. Ocupa sus ocho metros de ancho por tres de alto. Toda una pantalla de cine con un mensaje cristiano cuyo anunciante se oculta en el más absoluto misterio. No hay rúbrica. Ninguna entidad, dirección, web o número de teléfono. Sólo una pista: mencionar al discípulo Juan sin calificarlo con su reconocida santidad católica es propio de la rama protestante del cristianismo.
La gente que por allí camina o pedalea asegura que el cartel lleva «meses», sin saber quién ha pagado por publicitar tal versículo o hasta cuándo estará presente entre la vecindad. En el Ayuntamiento de Bétera tampoco saben dar razón. Ni siquiera la Policía Local. ¿Quizá el Arzobispado de Valencia aporte algún fleco al tratarse de un mensaje cristiano? Tampoco.
En medio de la duda y el desconcierto, apelamos a un gigantesco número de teléfono móvil que se repite en muchas vallas de Valencia junto al mensaje 'espacio disponible'. Responde una amable agente publicitaria. Y con una gran revelación: no es el único mensaje bíblico en vallas. Hay muchos más dispersos por Valencia y sus pueblos próximos. Y en dos formatos distintos.
Han aparecido textos gemelos al de Bétera en la entrada a la avenida de Catalunya junto a la V-31, en la confluencia entre la avenida de Francia y la calle Menorca (este en un solar pegado al CEIP El Grau) y hasta junto a un parque público de Rafelbunyol. Otros, más cuadrados en su formato y con el Salmo 23 («El Señor es mi pastor, nada me faltará»), se pueden leer en la valla de una huerta próxima a Vinalesa y junto al campo de fútbol del Bonrepòs i Mirambell.
Según la memoria de los vecinos que se topan a diario con los textos bíblicos, han aparecido, mes arriba mes abajo, coincidiendo con la pandemia. Y la gran mayoría perdura con el paso de los años. El mensaje aguanta.
En Rafelbunyol el cartel es reciente y el texto está impreso en una lona bien amarrada al viejísimo soporte, en un solar. «Llevará unos pocos meses», estima Nacho, vecino del pueblo. Va bien encaminado. Menos de un año, pues Google Maps revela que, al menos en abril del año pasado, no estaba. En su lugar había entonces pedazos de antiguos anuncios superpuestos.
Un teléfono en una pegatina trasera permite dar con el hombre que colocó esa valla. Se llama Jesús y es ya un veterano en la instalación de estas estructuras publicitarias. «Hace muchos años que levanté la valla, pero sin ese mensaje religioso. La pagó una agencia por encargo de una promotora inmobiliaria». Sin embargo, el solar sigue vacío, sin construcción.
«Desde mi experiencia», estima, «quien pone esos carteles se sirve de vallas viejas que llevan a saber cuánto tiempo en desuso y sin publicitar nada». Según el instalador, «esto sucede cuando alguna promoción inmobiliaria se anuncia, nos encargan poner un expositor en el solar y luego no progresa, no se construye nada y la valla se abandona». O bien «cuando alguna agencia publicitaria quiebra o deja de explotar vallas ya instaladas», ahonda. De hecho, muchas están tomadas por grafitis o simplemente se caen a pedazos por la falta de mantenimiento y los soportes oxidados.
El desconcierto por los mensajes bíblicos llegó hace dos años al club de fútbol de Bonrepòs y Mirambell. Una valla con el Salmo 23 sigue pegada a la entrada de sus instalaciones, pero fijada a un terreno ajeno. Tan cerca que algunos aficionados llegaron a pensar que aquello era una especie de ánimo religioso del club al equipo, un arrebato espiritual de la presidencia en busca de confianza para los deportistas.
Pero no. El tesorero recuerda bien la fecha en la que apareció el texto en la valla porque coincidió con su viaje de luna de miel: el 1 de noviembre de 2021, de la noche a la mañana. Como explica el presidente del Bonrepòs, Jesús Hernández, «nos quedamos asombrados, la gente y los jugadores pensaron que nos habíamos vuelto muy devotos y se rumoreó que podría ser cosa de Testigos de Jehová. Hasta pedimos al ayuntamiento que lo retirara, pero nos dijeron que no podían porque la valla está en una parcela privada que linda con el club».
Los misteriosos anuncios bíblicos son ya conocidos por operadores publicitarios de vallas de Valencia. Es el caso de otro habitual gestor (su teléfono se muestra en multitud de paneles). El agente, que prefiere omitir su nombre, asegura que el misterioso anunciante bíblico jamás ha contratado sus servicios.
Pero conoce el fenómeno. «No sabemos quién hay detrás. El asunto se ha comentado y nos da la impresión de que crea o encarga carteles a la medida de la valla y, en algún momento, los coloca en soportes abandonados sin gestión actual de agencias». Pero es sólo eso, una impresión.
La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede) agrupa a 3.300 iglesias, entidades y 4.000 lugares de culto por todo el país. Jorge Fernández es su portavoz y ve así el asunto: «Las campañas de difusión de lectura de la Biblia son tradición en nuestro ámbito desde siempre. Cada cierto tiempo hay iglesias particulares o grupos de varias iglesias que en un pequeño municipio o una gran ciudad publican textos de la Biblia, especialmente como los de las vallas de Valencia».
Son, ahonda, «pasajes clave del anuncio del evangelio del amor de Dios hacia las personas y Juan 3:16 debe de ser el texto más citado en nuestras iglesias. A veces es en vallas, otras, más costosas, en autobuses o estaciones de metro, hombres 'sándwich', o furgonetas con los laterales impresos».
El anonimato, baraja, «puede ser una muestra de desinterés en hacer proselitismo para una iglesia en particular. Es algo que defienden muchos en nuestros templos: que los cristianos somos llamados a proclamar la Palabra de Dios en libertad, no a hacer miembros de nuestras iglesias». Otros, sin embargo, «incluyen datos de contacto, como un servicio para las personas interesadas en conocer más la Biblia. Hay criterios diferentes en este sentido», detalla el portavoz de Ferede.
Ángel Palos, secretario del Consejo Evangélico de la Comunitat Valenciana, lo valora en términos similares. «Me parece muy positivo que la gente pueda leer estos mensajes, pero realmente no sabemos quién los costea o coloca. Nosotros, desde luego, no somos», asegura.
Pau Grau es pastor de la primera Iglesia Evangélica Bautista de Valencia, ubicada en la calle Quart. Y hace algunas interpretaciones: «Por la traducción del texto bíblico, Reina-Valera, y por la tipología, debe ser la misma persona o agrupación. No parece cartelería profesional, así que creo que el anunciante asume los gastos de la confección del cartel y de este modo difunde la Palabra». Tiempo atrás, recuerda, aparecieron algunos mensajes similares por Xàtiva, pero «no sé si serán de la misma persona».
Cada vez que sale a la calle, María Amparo Moreno, se topa con el gran cartel que anuncia el versículo a la puerta de su casa, en el Camí de Vera, junto a la autovía V-21. «No me hace gracia tener esto en mis narices. Yo creo a mi manera, pero no hace falta plantarnos vallas publicitarias como esta». Ella, pese a vivir justo enfrente, no vio quién colocó los vinilos adhesivos. «Ni me acuerdo cuándo apareció. Diría que antes de la pandemia y nadie lo quita. Ni el ayuntamiento ni el dueño del solar. Y, claro, ahí sigue», concluye.
Tras muchas consultas a gestores de vallas publicitarias que aseguran no haber tenido al misterioso creyente como cliente, uno de ellos aporta la verdad: «Este anunciante fue atendido hace tres años o más. Encargó varios anuncios a nuestra empresa. Es un particular que pagó por la instalación de diseños que ya aportaba«. Ahora ya no opera con esta mercantil, que tampoco desea revelar su nombre, aunque su impresión es que el creyente sigue con su voluntad anunciadora, a juzgar por la proliferación de carteles recientes y sin demasiado desgaste. Es decir, se renuevan.
La empresa no pude revelar datos de su cliente. Sin embargo, ha trasladado al cristiano anónimo el interés de este diario por explicar su motivación. Este hombre no desea que se le conozca públicamente. Como se evidencia en sus anuncios, pretende que todo el protagonismo sea para Dios y su palabra. «Sólo es un mensaje de salvación», ha explicado. Y así lo trasladamos. No se puede llegar más allá.
¿Cuánto lleva gastado en su publicitada fe? Como la agencia tampoco lo revela, sólo podemos estimarlo con los catálogos de precios de otras empresas similares en Valencia. Por ejemplo, para una sola valla sin luz como las usadas en el propósito bíblico, de tres metros de alto por ocho de largo, se cobra al anunciante 300 euros al mes en pueblos y unos 400 en ciudad.
Un antecedente a lo que sucede en Valencia con las misteriosas vallas con textos bíblicos se dio en Tarragona en noviembre de 2016. «Él es Alá, vuestro Señor, y no hay ningún otro dios más que Él, el Único. Él ha creado todas las cosas. ¡Servidlo y adoradlo! ¡Él es quien se ocupa de todo!», apareció en un gran soporte junto a una carretera, escrito en catalán y con letras árabes. En esta ocasión, se trataba de un versículo del Corán.
El versículo Juan 3:16, que ahora se difunde anónimamente en vallas de Valencia, fue una obsesión para otro hombre rodeado de una leyenda negra. Se trata de Rollen Stewart, un norteamericano también conocido como 'Rainbow Man' (Hombre Arco Iris) por la peculiar peluca 'afro' multicolor con la que acudía a grandes eventos deportivos en los que mostraba una pancarta con la famosa alusión 'John 3:16' o una camiseta en la que se leía 'Jesus Saves'.
Sus señas se hicieron célebres y su referencia bíblica se vio en grandes partidos y competiciones de los años 70 y 80, como el Mundial de México de Maradona, las 500 Millas de Indianápolis, grandes finales de la NBA o los Juegos Olímpicos de Moscú 80. Allí, en las gradas, entre la muchedumbre, emergía siempre la pancarta de 'John 3:16'
Muchos se preguntaron quién había detrás de aquella curiosa constante bíblica en forma de tela desplegada en los planos del público que se veían en televisión. Y se supo que se trataba de Stewart, uno de tantos predicadores norteamericanos en la cúspide de una comunidad religiosa que le apoyaba y financiaba su incesante presencia en los míticos eventos deportivos.
Hasta que su mensaje se tornó en violencia a finales de los 80. Pasó de la pancarta a las bombas fétidas, con las que atacaba lugares que le importunaban, como iglesias o centros religiosos ajenos. Su fe se tornó en una peligrosa obsesión y, en 1991, convencido de que se acercaba el fin del mundo, protagonizó un secuestro. Se atrincheró con rehenes en un hotel junto al aeropuerto de Los Ángeles y pedía difundir su mensaje mientras amenazaba con disparar sobre los aviones y tapaba todas las ventanas con los carteles de 'John 3:16'.
Al final los SWAT resolvieron el asunto tras ocho horas de tensión y 'Rainbow Man' acabó condenado a tres cadenas perpetuas. Hoy, con 78 años, sigue cumpliendo su pena en una cárcel de California mientras su estimado versículo bíblico sigue difundiéndose, a muchos kilómetros y de manera anónima, en vallas publicitarias de Valencia.
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