El conseller de Educación, José Antonio Rovira, ha explicado este martes que más de la mitad de las familias han participado en la consulta lingüística ... que determinará el peso de las lenguas en los colegios e institutos a partir del curso que viene. La cifra implica que han ejercido su derecho más de 285.000, teniendo en cuenta que la estimación de la administración autonómica apuntaba a 570.000 llamadas a votar.
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Así se ha pronunciado Rovira en la rueda de prensa posterior al pleno del Consell, en la que se ha felicitado por el dato de participación. También ha insistido en que se trata de una cifra provisional, pues cuando ha comparecido todavía quedaba algo más de una hora para votar.
«Estamos de enhorabuena porque más de la mitad de las familias han ejercido su derecho al voto, y es una participación muy superior a la que realizan habitualmente en la elección a los consejos escolares, alrededor del 11%», ha añadido. Con esta comparación Rovira ha querido poner en valor el procedimiento ideado por su equipo, que básicamente sirve para desdoblar el actual modelo único, en contraposición con el que fijó el Botánico, pues eran los consejos escolares de los centros públicos (los titulares en el caso de los concertados) los que validaban el programa lingüístico que proponía el equipo docente. Dejar la capacidad de decisión en las familias y no en los representantes de los consejos escolares es uno de los argumentos clave del nuevo modelo popular.
«Recordemos que tanto la izquierda como asociaciones como la Gonzalo Anaya (principal confederación de Ampas) o Families pel Valencià querían que el poder de decisión lo dejáramos en los consejo escolares, cuando la participación en esta consulta ha superado ampliamente a la de la elección de los representantes», ha explicado.
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Los hijos de las familias que no hayan participado serán adscritos a una lengua base u otra en función de las necesidades organizativas de su centro, aunque se les consultará si tienen alguna preferencia y siempre que queden vacantes. En caso contrario, se tendrán que conformar con la otra oficial.
A falta de más detalles -que se darán en una rueda de prensa prevista el miércoles-, la botella se puede ver medio llena o medio vacía. Es innegable que la movilización ha sido muy superior a la que genera la renovación de los consejos escolares, un mal endémico de las comunidades educativas en cuanto a su implicación en los órganos de decisión de sus centros, muy inferior a la de otros colectivos como el profesorado o el PAS. Incluso se rebasa, con mucho, el único (y olvidado) precedente: la consulta impulsada en 2015, bajo el paraguas del decreto de plurilingüismo del PP, que apenas llegó al 3% del censo, si bien no tuvo ninguna aplicación práctica.
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Por contra, el objetivo de la administración era conseguir una elevada participación para dar mayor la mayor legitimidad posible al nuevo peso de las lenguas, en el sentido de que fuera lo más representativo posible de la realidad sociolingüística. En cualquier caso todas las familias han tenido la posibilidad de votar, y aquellas que han sufrido problemas con el NIA y, sobre todo, con la no coincidencia entre el DNI del censo definitivo y el utilizado para votar, han podido presentar una reclamación que será tenida en cuenta.
La otra consulta que puede utilizarse para comparar tiene que ver con la elección de la jornada continua, que requiere que al menos el 55% de los padres y madres (no de las familias) del censo total den su apoyo al cambio horario. Es decir, más o menos el que ha conseguido la votación lingüística.
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