El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha presidido en la Basílica de la Virgen la eucaristía de acción de gracias por el centenario de la coronación de la Virgen de los Desamparados y por el Año Jubilar, concedido por el Papa Francisco, que reunió a más de 50.000 personas, unidos ante la Mare de Déu, en los tres días de actos centrales celebrados los pasados 12, 13 y 14 de mayo. Así, se ha instalado en el Puente del Real un monolito en recuerdo de estos actos y una placa en la plaza de la Virgen
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La misa, en la que ha cantado la Escolanía de la Virgen, ha contado con la participación de diferentes autoridades y representantes de instituciones que tomaron parte y colaboraron en las celebraciones del centenario de la coronación así como las entidades vinculadas a la Basílica. Entre los asistentes se encontraban la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, la presidenta de Les Corts, Llanos Massó, la presidenta del TSJ, Pilar de la Oliva, o el presidente de la Diputación, Vicente Mompó.
En una Basílica repleta, la ceremonia ha comenzado con la interpretación por la Escolanía del Himno del Centenario que se estrenó con ocasión de las celebraciones del pasado mes de mayo. La ceremonia la ha abierto el rector de la Basílica, Melchor Seguí, que ha recordado que la misa se celebraba para dar gracias a Dios por los actos del centenario.
En su homilía, el arzobispo de Valencia ha glosado el versículo que se repite en el Salmo: «Tú eres el orgullo de nuestro pueblo. Estas palabras pienso que expresan el sentimiento de lo que llevamos en el corazón todos los valencianos», ha señalado Benavent.
El prelado ha continuado señalando que es un orgullo porque esta advocación concentra una historia de Fe, caridad y amor a la Madre de Dios. Ha proseguido destacando que los acontecimientos que vivimos en mayo «no nace de la nada. Es fruto de una historia rica en obras de caridad, de fe que une a los valencianos bajo el manto de la Virgen de los Desamparados». «Agradecemos al Señor toda esta historia que nos llena de orgullo y satisfacción y es un tesoro para los valencianos», ha destacado Benavent.
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«Sin ella, sin la Virgen, nuestra historia no sería la misma», ha afirmado y ha añadido que las celebraciones de mayo supusieron un momento de esperanza en tiempos en los que transmitir la fe es algo difícil. «La celebración nos reveló una vida eclesial rica en iniciativas pastorales y que no se resigna ante las dificultades y la Virgen mantiene la fe», ha argumentado Benavent. En este sentido, ha resaltado que los actos de a conmemoración son una muestra que revela la capacidad de la Virgen «para convocar a los cristianos».
Por otro lado, ha añadido que la Virgen no es una reliquia del pasado. «Es una presencia viva y que vivifica la fe de nuestra Iglesia», ha proseguido el prelado. También ha señalado que las celebraciones sirvieron para mirar hacia el futuro porque la Madre de Dios «nos indica los caminos de la Iglesia si miramos al futuro con esperanza» y estos caminos pasan por estar cerca de los más necesitados, de los que el mundo ignora. Estos son «los que ocupan el primer lugar en el corazón de la Virgen».
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Igualmente, al finalizar la eucaristía han sido entregados distintos reconocimientos a los que han colaborado en la organización de los actos del Centenario.
Tras la celebración en la Basílica, se han descubierto unas placas conmemorativas, una en la plaza de la Virgen y, otra, en el monolito situado en el Puente del Real, donde tuvo lugar el acto del Centenario el pasado 13 de mayo y la Coronación de la Virgen en 1923.
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Hasta el Puente del Real la comitiva ha discurrido por el mismo recorrido que hizo la imagen de la Virgen de los Desamparados el pasado mes de mayo, pasando por la calle Salvador y Trinitarios.
La conmemoración del centenario de la coronación de la Virgen fue posible «gracias a la colaboración y esfuerzo de muchas personas, autoridades, instituciones y colectivos», según recuerda el rector de la Basílica de la Virgen, Melchor Seguí, que destaca que «la Mare de Déu nos ha unido más que nunca como desde hace siglos«.
Así, «finaliza el Año Santo pero la gracia de Dios no se acaba, continuará descendiendo sobre nosotros por mediación de la Mare dels bons valencians», indica el rector.
Además, el centenario significó un «impulso para la generosidad» ante tantas necesidades de nuestro mundo, al dedicar una Corona de Caridad que recogió durante el Año Jubilar más de 260.000 euros destinados a proyectos de ayuda de la Obra Social de la Basílica, a MAIDES, Provida y Villa Teresita.
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El acto central de la Coronación tuvo lugar el sábado 13 de mayo. Ese día, la imagen original de la Mare de Déu, que se venera en la Basílica, salió en procesión desde la Catedral hasta el puente del Real, siguiendo el mismo recorrido que hizo hace cien años. Allí se congregaron entonces, en el triángulo formado por la bajada del puente del Real y las plazas del Temple y Tetuán, más de 50.000 personas para presenciar el acto de la coronación de la Virgen. Y esos fue la cantidad de personas que se congregaron el pasado 13 de mayo en los actos centrales de la coronación.
Los actos del sábado comenzaron con una eucaristía celebrada por el arzobispo que llenó totalmente la catedral y posteriormente tuvo lugar la procesión hasta el puente del Real donde se recreó la conmemoración del centenario, que se abrió con la interpretación del 'Valencia canta', del maestro Serrano, una pieza que precisamente fue compuesta para la coronación de 1923. Allí también se estrenó un himno compuesto para la ocasión. Es aquí donde, después de la misa de acción de gracias de este miércoles, se ha descubierto el monolito conmemorativo. El acto contó, por primera vez, con la presencia del alcalde Joan Ribó que hasta ese momento no había participado en ninguna ceremonia relacionada con la Virgen de los Desamparados. También acudió al traslado de este año.
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Tras la bendición del arzobispo y un espectáculo pirotécnico, se organizó la procesión de vuelta hasta la Basílica, ya para los actos del domingo 14, día de la festividad de la Virgen, que discurrieron conforme a años anteriores (misas de Descoberta y d'Infants, Traslado, misa pontifical y procesión).
La Virgen lució para la procesión vespertina un manto nuevo: el realizado con seda de tisú de oro y con bordados de flores y aves del paraíso, obsequio de la camarera de la Virgen, María Dolores Alfonso, la corte de honor de la Virgen y del restaurador Pedro Arrúe. La procesión se prolongó casi cinco horas y, en el último tramo, hizo aparición la lluvia, por lo que la imagen fue cubierta por plásticos. A la lluvia de pétalos del recorrido se sumó, en esta ocasión, el agua.
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