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ALEJANDRO MARTÍ
VALENCIA.
Sábado, 3 de agosto 2019, 00:01
El botulismo aviar detectado el pasado 17 de julio en el Tancat de la Pipa sigue acechando a las aves de la zona. El número de víctimas ya es de 547 fallecidas y 86 enfermas. Como informó ayer LAS PROVINCIAS, las gestoras de este espacio natural de la Albufera, SEO BirdLife y Acció Ecologista Agró, están aplicando las medidas pertinentes de secado del agua y retirada de las aves afectadas para frenar el número de muertes por el brote, que se espera que cesen a principios de la semana que viene.
Este ha sido el primer caso de botulismo aviar que se ha detectado en el Tancat de la Pipa y el segundo en todo el conjunto de la Albufera. No obstante, las aves locales tienen que hacer frente a muchos más peligros para supervivir.
Desde los tendidos eléctricos hasta los atropellos. Además de causas naturales, como infecciones, enfermedades o botulismos, las aves de los parques naturales tienen que luchar contra todo tipo de obstáculos para mantenerse con vida.
De hecho, una de sus causas de mortalidad artificial son los productos químicos, como el propanil, que los agricultores derraman sobre los arrozales para combatir a las plagas. Su vertido en los humedales está prohibido, sin embargo, la ley no especifica nada sobre su uso en los arrozales que los rodean. Por tanto, los agricultores los utilizan y, dado la gran proximidad existente entre humedales y arrozales, las aves se ven perjudicadas y pueden llegar a sufrir efectos neurotóxicos.
Los tendidos eléctricos también suponen un problema para estas especies. Y es que durante la noche es fácil que colisionen con los cables eléctricos que sobrevuelan los parques naturales debido a la escasa iluminación que rodea a estos espacios.
Colisiones con vehículos
Los atropellos suelen ser otro de las motivos que acaba con la vida de las aves. Aunque factores como la vegetación, el vallado o la climatología son diferenciales en este aspecto, por lo que la mortalidad por esta causa varía en función de las características de cada zona.
La vegetación podada en los alrededores de la carretera favorece la presencia de avifauna, que aprovecha para alimentarse del mantillo resultante de las semillas y ramitas, y puede provocar una mayor intrusión de animales en la calzada. La altura también es clave, ya que las masas de vegetación altas obligan a las aves a volar a una mayor altura de la carretera, lo que disminuya las probabilidades de alcance. El vallado de la vía es otro aspecto determinante para reducir las colisiones, ya que no permite a los animales acceder a ellas. Sin embargo, puede llegar a ser perjudicial si la valla está rota, ya que si animal logra colarse dentro, es casi imposible que vuelva a salir. Por otro lado, en función de la época del año el número de aves en los alrededores de las vías varía, siendo el periodo estival la época con menos atropellos.
La caza es otra de la causas de mortalidad de las aves. Entre 2011 y 2018 fueron declaradas 86.429 especies cazadas sólo en el Parque Natural de la Albufera, lo que supone una media de 12.234 al año. Además, la asociación SEO BirdLife recrimina a la consellera de Agricultura, Emergencia Climática y Medio Ambiente, Mireia Mollà, que permita de forma habitual la caza de gallinetas comunes. Pablo Vera, técnico de SEO BirdLife, asegura que «suelen autorizar su caza porque causa daños a los arrozales, pero no se debería permitir matarlas todos los años como se hace ahora mismo».
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