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El local, en la avenida de la Plata de Valencia. Iván Arlandis

La muerte de Wilber en un after de Valencia se cierra sin culpables

La autopsia determina que la víctima falleció por un aneurisma y no por los golpes de una supuesta pelea con dos investigados

A. Rallo

Valencia

Lunes, 1 de abril 2024, 00:55

Wilber murió en un after de la ciudad de Valencia, pero no de manera violenta. Las circunstancias invitaban a pensar en todo lo contrario. ... Primeras horas de la mañana, la ingesta de alcohol, el local Chango, de entrada un establecimiento poco recomendable y, además, una supuesta trifulca. Pero las autopsias están precisamente para eliminar las conjeturas: la víctima falleció de un aneurisma.

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La titular de Instrucción 17 de Valencia acaba de archivar la investigación por la muerte de este hombre, de 44 años de edad de y nacionalidad boliviana pese a la oposición de su viuda. El examen de la médico forense no admite dudas acerca de la causa del fallecimiento: una hemorragia como consecuencia de la rotura de un aneurisma. Estas deformidades del vaso sanguíneo «suelen ser comunes y no graves en la mayoría de los casos, en especial si son pequeños». De hecho, se suelen detectar cuando se efectúan pruebas médicas por otras afecciones.

Sin embargo, -precisa la profesional médica- la rotura de un aneurisma «pone en riesgo la vida rápidamente y requiere tratamiento médico inmediato. El pronóstico de una hemorragia subaracnoidea es nefasto y la mortalidad muy elevada», concreta. Y esto es precisamente lo que le ocurrió a Wilber el pasado día 13 de agosto.

Los dos imputados alegaron que todo fue un accidente: «Se resbaló y se golpeó en la cabeza con una puerta»

La investigación contaba con dos detenidos, Wilmar Yesid y Jhan Álvarez. Las primeras investigaciones, fundamentalmente por el testimonio del hijo de Wilber, apuntaban a una supuesta reyerta donde los dos imputados propinaron golpes a la víctima. Los dos sospechosos, sin embargo, lo negaron en sus declaraciones judiciales.

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Su relato exculpatorio se basaba en que todo fue un accidente y que la caída de la víctima se produjo por «un resbalón y posterior golpe en la cabeza con el marco de una puerta». Únicamente uno de los investigados admitía una trifulca de escasa entidad, pero con el hijo del fallecido.

La consistencia del testimonio del hijo no resultaba tampoco muy robusta. «Incurrió en múltiples y diversas contradicciones y divergencias», recoge la instructora respecto a sus declaraciones policiales y judiciales. En su primer testimonio habla de que su padre se interpuso para defenderle de los dos agresores y que recibió golpes que le hicieron desplomarse.

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Mientras que en su relato ante la jueza, modificó los acontecimientos. Allí, en la Ciudad de la Justicia, indicó que notó que su padre estaba borracho, que los dos puñetazos a su padre fueron en la sien izquierda, golpeándole uno de los investigados y luego otro en el mismo sitio y que él se puso detrás de su padre porque se tambaleaba, sujetándole y llevándole al sofá. Pero, además, el auto recuerda su llamada al teléfono de Emergencias 112 y cómo en un primer momento «alude a que le empujan al suelo y en el suelo se da con la cabeza, siendo el golpe en la parte de atrás».

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