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Foto de los antiguos trabajadores de LAS PROVINCIAS retratados en la sede del Palacio de Valeriola. LP
El mundo de ayer: Cómo éramos hace 159 años

El mundo de ayer: Cómo éramos hace 159 años

Desde su fundación, esta cabecera ha retratado la vida desde una aspiración panorámica: con el foco sobre Valencia y también abierta a la sociedad de cada momento histórico, a lo largo de tres siglos

Domingo, 26 de enero 2025, 00:33

«España padece plétora de política». Es la primera frase del Manifiesto Fundacional del periódico LAS PROVINCIAS; pero nos podría servir a la hora de etiquetar los farragosos, estériles debates de la política nacional y regional del polarizado año 2025. La frase se escribió en 1866, un tiempo lejano; pero tiene la oportunidad del pensamiento que se mantiene fresco porque es universal. Y es que el periodista Teodoro Llorente Olivares y el impresor Federico Domenech Taberner, cuando pusieron en marcha esta publicación, ofrecieron trabajar bajo un lema que apelaba al sentido práctico: «Menos política; más protección a todos los verdaderos y legítimos intereses sociales».

El 31 de enero de 1866, dos emprendedores del inquieto siglo XIX pusieron en circulación lo que con los años sería «un periódico para todos los valencianos». Cuando abordamos –el viernes próximo– su 159 aniversario, parece buen momento de hacer una serie de anotaciones reflexivas sobre una trayectoria larga y fecunda. Con un tono siempre respetuoso, el periódico ha primado la permanente defensa de los intereses y los valores valencianos; y junto a ello, un análisis exigente sobre cómo los impulsos de la tierra son atendidos, o no, por los gobiernos de todos los colores y circunstancias.

Nacimiento de un periódico: una historia valenciana

Cronista oficial de Valencia y exdirector de esta casa, Francisco P. Puche es un maestro del periodismo de enorme erudición al respecto de nuestra historia: la de esta tierra y la de este periódico. Amparado en ese amplio bagaje de conocimientos, irá durante este año tejiendo esa biografía compartida en una serie de reportajes.

En el año 1866, usar como nombre LAS PROVINCIAS, en plural, fue la forma más avanzada para el momento de emitir un postulado de aspiración regionalista. Fue la evocación de un propósito de intereses regionales, compartidos con naturalidad igual que se compartía la historia, la cultura, las tradiciones y las dos lenguas; y todo ello, no hay ni que decirlo, sin un atisbo de menoscabo a la unidad de la nación. Decir LAS PROVINCIAS, pues, era esbozar un diseño de futuro, en el marco de una ciudad capital, que impulsaba la expansión. Porque en 1865, para conjurar una oleada de paro producida por la crisis de la industria sedera, había comenzado el derribo de las murallas. El marqués de Campo, financiero promotor de los adelantos que cambiaron la ciudad de Valencia, era dueño de un periódico, 'La Opinión', que desde 1860 dirigía el poeta y periodista Teodoro Llorente. Pero Campo, que en 1844 había traído a Valencia el gas, y en 1852 el ferrocarril, decidió instalar la base de sus negocios financieros en Madrid y desprenderse de su periódico. Lejos de aceptar una extinción del proyecto, el impresor Domenech compró a Campo los talleres editoriales y Llorente la cabecera del diario.

De común acuerdo, ambos impulsaron un proyecto nuevo, de corte propio, que incluyó el cambio del nombre y una orientación distinta de la habitual: la de un diario independiente de los partidos. «Vamos a hablar al país de sus propios intereses; pero no seremos eco de ninguna de las parcialidades militantes», se puede leer en el prospecto fundacional del nuevo diario.

Usar el nombre de LAS PROVINCIAS, en plural, fue la forma más avanzada de emitir un postulado de aspiración regionalista

La primera información que abordó LAS PROVINCIAS, la noticia del 31 de enero de 1866, fue un intento fallido de pronunciamiento del inquieto general Prim. Y dio pie para que Llorente mostrara su sentido práctico desde el primer minuto: su artículo sobre la esterilidad de la escenificación del militar sirve como anillo al dedo para comprender la pérdida de energías que provoca la actual polarización política. Hace 160 años el periódico ya escribió que «en España hay siempre un gran fondo de buen sentido, y en nombre de ese buen sentido venimos nosotros a pedir que se conjuren esos peligros sociales, no por medio de la revolución, sino por medio de la reforma». Pragmatismo en la política, reformismo y moderación; al servicio de los intereses legítimos, que proporcionan progreso y estabilidad. Y eso, en unos primeros años de proyecto que no fueron fáciles, los que median entre la revolución del 68 hasta la Restauración del 74, pasando por los inestables días de Amadeo de Saboya y una primera República, con cuatro presidentes, que en Valencia incluyó una sublevación cantonal y el recio bombardeo de la ciudad de 1873, del que Llorente y Domenech habrían de quejarse ante el gobierno de turno. Sin más armas que las de la fragilidad de papel de un diario valiente.

La restauración de la dinastía, (Sagunto, 1874) aportó al fin esa estabilidad necesaria del pacto turnante, en la que LAS PROVINCIAS afianzó su proyecto y creció. Hasta convertirse en lo que pregonó el primer día: «Venimos a ser la voz de los que callan. Venimos a ser, en lo que nuestras fuerzas permitan, la voz del país que quiere ser justa, prudente y económicamente gobernado…». Una receta que el tiempo habría de acuñar como la del «periódico para todos los valencianos».

El segundo diario más longevo de España

Nacido hace 159 años, el periódico LAS PROVINCIAS ha recorrido de la mano de su audiencia los más importantes acontecimientos a lo largo de tres siglos de actividad. Es el decano de la prensa valenciana y el segundo periódico más longevo de España, sólo superado en edad por la cabecera vallisoletana El Norte de Castilla (1854).

En el año 1866 se publicaron dos novelas clave del siglo XIX: 'Crimen y castigo', de Fiedor Dostoyevski, y 'De la Tierra a la Luna', de Julio Verne. Las dos nacieron, como era costumbre en la época, por entregas y en los faldones de un periódico. En su primer número, LAS PROVINCIAS comenzó a dar a sus lectores la fascinante historia de anticipación del escritor francés, una anticipación que el periódico, gracias a la lealtad de sus lectores, pudo contar como noticia de última hora un siglo y pico después, en 1969. Ahora, a los 160 años de vida del periódico, las fascinaciones y retos de la ciencia y el progreso van mucho más lejos; pero los principios prácticos, y los valores fundacionales siguen teniendo una atrayente vigencia.

El mundo de la naranja

En 1866, el mundo de la naranja y la exportación empezaba a sustituir al de la seda. El ferrocarril de Campo llegó hasta la plaza de San Francisco abriendo un boquete en la muralla a base de dinamita. Sus vías circundaron la plaza de toros, una espléndida novedad ciudadana. Aparte de mitigar el paro, la Valencia que vio nacer nuestro periódico quería desbordar las murallas para alcanzar ensanche, expansión, luz solar e higiene. Más allá del valladar de la calle de Colón, la ciudad empezó a planear un ensanche de calles bien trazadas que se extenderían desde el Turia hasta Ruzafa. Valencia rompió sus costuras en el sentido físico del término y en el campo de las aspiraciones. Conectada ya con Madrid por ferrocarril, en 1866 se estaba aguardando esa comunicación esencial con Barcelona que había de dar acceso a la frontera. Y es que, además de una industria pujante asentada sobre una artesanía con capacidad de evolución, Valencia estaba sustituyendo el mundo de la seda, que tanta fama le había dado, por el horizonte exportador de la naranja. Calderas de vapor, pozos y regadíos. Buques de vapor, rápidos y seguros, para poner fruta, en pocos días, en los muelles de Marsella y Liverpool.

El mundo al que se asomó este diario por primera vez era el del asentamiento de la caldera de vapor

Mendel, Malthus, Darwin y Marx: las ideas, la ciencia y el pensamiento estaban en 1866 en continuo cambio. La Iglesia de Pío IX se esforzaba por comprender y deslindar tanta y tan abrumadora novedad. Estaba en pie la reina Victoria y su imperio, sin duda; pero también Napoleón III, Bismark y Garibaldi. En una Europa que pugnaba entre la estabilidad y la revolución. En Estados Unidos, tras las heridas de la reciente Guerra Civil, se empezaba a poner en pie un gigante que trabajaba ahora en el trazado el ferrocarril de costa a costa. El mundo al que LAS PROVINCIAS se asomó por primera vez fue el del asentamiento de la caldera de vapor y la mejora de la fundición de hierro con las prestaciones del acero. Si la exposición de Londres (1851) había abierto una forma nueva de ver el mundo, Valencia quiso aprender pronto a construir con cristal y acero y proyectó tanto una Exposición Regional (1867) como una Feria de Julio (1871). Una Valencia con espíritu de cambio se preparaba para recibir con naturalidad las fascinaciones del futuro; el teléfono, el tranvía de caballos e incluso, quién sabe, la luz eléctrica, un carro sin caballos o un aparato volador...

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