BELÉN HERNÁNDEZ
Sábado, 12 de marzo 2022, 01:36
La última factura de la luz del horno de Nacho Olmos asciende a 2.340 euros. «Es una barbaridad», repite sin cesar. No es la primera vez que ve un cargo de tal magnitud. El mes pasado pagó 2.700 euros. «Necesito cocer 5.500 ... barras de pan para pagarlo», dice con incredulidad.
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Abrió su nuevo horno en Albal este 3 de enero para ampliar su producción, pero la factura que tiene que asumir duplica la que pagaba el dueño anterior hace sólo un año.
Nacho dio sus primeros pasos en un horno de la calle Colón, propiedad de su familia. Ve cómo el negocio ya no le sale rentable. «Tengo una buena fabricación pero no gano dinero. Este mes me he quedado lo comido por lo servido. Apenas he obtenido beneficios», asume con indignación.
Se vio forzado a subir el precio del pan en enero, pero no puede seguir incrementándolo.
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Se pone en la piel de las familias que les va a costar pagar hasta los productos básicos. «No puedo poner la barra a 1,40 euros. En una casa con niños no se pueden gastar 300 euros al mes en pan».
Ya no es sólo la luz. En cinco meses le ha subido el precio de la harina tres veces. Los huevos ya aumentaron 15 céntimos la semana pasada y volverán a subir. Nacho se atreve a pronunciar una evidencia: «Los hornos tradicionales no van a poder aguantar».
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Desde el gremio de panaderos y pasteleros ya están al corriente. «Necesitamos que se regule o aprueben ayudas directas a fondo perdido», apunta Laura de Juan, la secretaria general del gremio .
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