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Una mujer y su hermano recogen material de limpieza de un centro de distribución de donaciones. Irene Marsilla

Navidad en Paiporta: «No es la mejor Nochebuena, pero se respira un amor entre nosotros que no tiene nombre»

Vecinos y comerciantes batallan contra el desánimo de ver todavía tanta destrucción a su alrededor, pero todos coinciden en que la unión con sus seres queridos debe celebrarse estos días

Martes, 24 de diciembre 2024, 14:16

En medio de la devastación que sigue asolando las calles de Paiporta se pueden observar destellos de luz. «Vamos a enfrentarnos a la Nochebuena con ... un sentimiento de tristeza por ver nuestro pueblo mal, pero esto no nos puede parar», cuenta Gema, una vecina que se ha acercado a un centro de distribución de donaciones para abastecerse de escobas y recogedores para limpiar la escalera del edificio donde vive, lugar que en esta noche se convertirá en el punto de encuentro de su familia.

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«Tenemos que seguir hacia adelante», señala la mujer, que explica que se respira en el ambiente un cariño especial. «Hay un amor y una solidaridad entre nosotros que no tiene nombre, aunque no sea la mejor Nochebuena del año», señala Gema, algo emocionada al tomar consciencia de las circunstancias en las que vive desde el 29 de octubre. «Tenemos las emociones a flor de piel. Hemos demostrado que podemos ayudarnos los unos a los otros», añade.

No todos los paiportinos están armados con el mismo optimismo que Gema. Es lógico. Al fin y al cabo, hay personas que han visto destruidas sus casas o, incluso, que han perdido a seres queridos. «Es una Nochebuena agridulce, pero tienes que hacer esfuerzo por los niños. Ellos no tienen la culpa y es bueno que vean algo de alegría; no vamos a estar todo el día llorando», explica Marisol, una de las personas que ha estado haciendo cola este martes para recibir una de las cajas con productos básicos que repartió World Central Kitchen. «Se celebra, pero no se hace con la misma ilusión ni las mismas ganas», expresa.

Un paisaje de contrastes, con contraste de emociones. Algunas guirnaldas ponen un toque de color a las paredes todavía manchadas de polvo (y que recuerdan el nivel que alcanzó el agua) y que albergan locales con la persiana rota que, probablemente, hace un año recibían colas de los vecinos que ultimaban las compras para la cena de Nochebuena y la comida de Navidad. Entre vehículos del Ejército pasean algunos viandantes con bolsas en las manos, donde asoman regalos , adquiridos posiblemente en Valencia, puesto que en Paiporta apenas hay dos comercios operativos.

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Uno de esos escasos comercios es el de Pilar Tarazona, dueña de una floristería y un establecimiento de ropa ubicado junto al barranco. «El día 4 ya estábamos haciendo la presentación de la campaña de Navidad», cuenta esta empresaria que no puede esconder la emoción al contar cómo consiguieron salvar la vida de los que se encontraban en el establecimiento el 29 de octubre, entre quienes se encontraba su nieto de nueve meses. «El agua rompió el marco del ventanal y entró una ola de agua que tuvimos que salir por el tejado, que es eléctrico pero que como no había luz, tuvimos que romper con una escalera metálica. Por poco no lo contamos, pero gracias a Dios estamos vivos», recuerda.

La barrancada dejó 90 centímetros de barro en toda la tienda. «No tenemos bastantes palabras de agradecimiento para todos los voluntarios. Aquí a los dos días vinieron 42 personas limpiando», destaca mientras se le empañan los ojos. «La solidaridad ha sido crucial para reactivarnos. Además enseguida recibí una ayuda de Juan Roig», indica Pilar, quien asegura haber superado ya las cifras de ventas de la campaña de Navidad de 2023. «La gente se ha volcado», subraya.

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