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F. RICÓS
Jueves, 30 de septiembre 2021, 00:35
valencia. 'Relanzar España' es el lema del II Congreso Nacional de la Sociedad Civil que se celebró ayer en el Ateneo Mercantil. El que fuera presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, fue el encargado de inaugurarlo. «Relanzar España es relanzar la sociedad civil», dijo.
Quien también fuera primer ministro de Italia afirmó que no es posible tener una buena clase política «sin una sociedad civil fuerte» y abogó por «revitalizar la sociedad civil», pero «no en oposición a la política sino como un refuerzo».
El presidente de la Asociación Nacional Sociedad Civil Ahora y también del certamen, Aldo Olcese, no dudó en poner el dedo en la llaga y admitió un doble fracaso a la hora de organizar el congreso. «Ningún político de relevancia ha querido venir a debatir sobre pactos de Estado», lamentó. Trataron de darle un cambio de aire a esa mesa e invitar a políticos jóvenes, pero se encontraron con la misma respuesta. «Es el reflejo de lo que sucede en este país», lamentó.
El segundo «fracaso» fue la negativa de participar en debates y no presidirlos de todos los ministros españoles a los que se lo propusieron, algo, indicó, que no sucede en otros países donde se sientan, debaten y escuchan. «Seguro que con el paso del tiempo comprenderán que es interesante», afirmó Olcese.
La presencia de políticos italianos, bien es cierto que ya no están en primera línea, como Romano Prodi o Antonio Tajani, fue justificada por Olcese porque Italia ha pasado de ser un país dividido y enfrentado a convertirse en un «ejemplo de unidad, de sacrificio de los políticos, de una nueva democracia y una nueva posición en Europa muy prometedora».
Unos grandes acuerdos que en España no adoptan, ni siquiera se sientan a hablarlos los dos grandes partidos, como dejó claro el sociólogo y presidente del Real Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa. Habló de «enfrentamiento tosco entre fuerzas políticas» durante los últimos años, así como con una crisis institucional que ha derivado en «un desbordamiento del marco constitucional» en una doble vertiente. Por un lado, fuerzas que quieren «resignificar la democracia» de forma radical, haciendo vencedor de la Guerra Civil al bando perdedor y dejando de lado al que ganó, una solución «que es más desligitimadora que legitimadora» y que genera «un Gobierno dividido» y con «tensiones». Y por otro, la sedición catalana, con «un estado de rebelión institucional permanente».
Lamo de Espinosa defendió que la sociedad española «no se ha polarizado», sino que «son los políticos» los que lo han hecho, aunque sí ha crecido un 12% el apoyo a la extrema izquierda y un 4% el apoyo a la extrema derecha, pero la inmensa mayoría se mueve en el centro. Desveló que el 90% de la ciudadanía atribuye la crispación a los políticos, el mismo porcentaje desconfía de ellos, un 70% muestra poca o ninguna confianza en el presidente del Gobierno y un 85% en el caso del líder de la oposición. «La ciudadanía pide una política que sea solución y no problema».
También puso de manifiesto que esa polarización política se da en Europa pero en países como Alemania o Francia los partidos que la practican, a diferencia de España, son formaciones «extragubernamentales».
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