Urgente Última hora del temporal de lluvias en la Comunitat
José Antonio Marina, en la Fundación Bancaja, poco antes de su conferencia. Irene Marsilla

José Antonio Marina Filósofo, escritor y pedagogo

«Los niños entran en la escuela con ganas de aprender y salen con deseo de aprobar»

El experto advierte de que el sistema educativo tiene un componente desincentivador y de la importancia de formarse a lo largo de la vida

Joaquín Batista

Valencia

Domingo, 30 de abril 2023, 01:22

José Antonio Marina ha sido el último protagonista del VI Foro de Innovación Educativa de Caxton College, que cada año acerca a su comunidad docente a un ponente de reconocido prestigio para reflexionar sobre su labor. El jueves llenó el salón de actos de la Fundación Bancaja para hablar de una lección capital que debe interiorizar la escuela: la de aprender a aprender. Además, es perentorio sembrar esta semilla porque esta habilidad se requiere también en la vida adulta. En la charla con LAS PROVINCIAS también aborda cuestiones de política educativa, teniendo en cuenta que el filósofo y escritor ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional a la enseñanza.

Publicidad

-Recogiendo una de las ideas de su conferencia. ¿Qué debemos enseñar a alumnos que van a trabajar en puestos que en parte no están inventados y con conceptos que desconocemos?

-En el contexto actual, de tanta incertidumbre y cambio, nos va a resultar necesaria, inevitablemente, la capacidad de aprender, y de hacerlo con gran rapidez. Lo que en el mundo de la empresa se llama 'learnability', algo que ya se está exigiendo a los candidatos a un empleo. Tener un título asegura el conocimiento de este momento, pero no el de dentro de cuatro años. Por lo tanto lo que hay que valorar es la capacidad de una persona de aprender rápidamente, y el gusto por hacerlo. Es la actitud más básica que debemos trasladar a nuestros alumnos. Es una habilidad y por tanto se puede entrenar. Y por otra parte el gusto de aprender, insistiendo en la belleza de la experiencia de hacerlo. Hay un ejemplo muy extendido. Los niños entran en la escuela con ganas de aprender, pero salen con deseo de aprobar. Y ahí, en ese intervalo, han perdido lo que es el gran motor de la educación: el querer seguir aprendiendo.

-Haciendo de abogado del diablo, ya es una competencia clave que se debe enseñar.

-Pero está más sobre el papel que en la práctica. Esas habilidades son hábitos, y lo que nos hace falta es desarrollarlas. Hay que generar un hábito de aprendizaje de conceptos, pero también de flexibilidad. Lo que llamamos aprendizaje adaptativo a la situación. Muchas veces enseñamos procedimientos rígidos de respuesta que en el momento en que varía la situación ya no valen.

-¿Qué cambios requiere entonces el sistema para desarrollar bien esa competencia?

-En primer lugar hay que formar al profesorado. Esto exige unas técnicas didácticas diferentes. Intentar plantear la enseñanza con el enfoque de que tenemos que resolver problemas o realizar proyectos, porque organizan muy bien y dan sentido al proceso de aprendizaje. No se trata de que sepas, tienes que saber aplicarlo a casos concretos. En el fondo el objetivo de la inteligencia no es conocer, es dirigir bien el comportamiento, los procesos, nuestro trato con la realidad y con los otros. Y el aspecto emocional tiene una enorme importancia. De nada vale que sepas mucho de una cosa si luego no te atreves a ponerla en práctica. O que tengas una gran inteligencia pero seas perezoso. La educación es el proceso que consigue que la inteligencia con la que nuestros alumnos llegan a la escuela se transforme en talento. Es decir, la capacidad de aplicarla, de movilizar las emociones necesarias, de tener capacidad de aguante y esfuerzo o la flexibilidad para cambiar si nos equivocamos.

-Aprender con rapidez para adaptarse al cambio suena a formación a lo largo de la vida, un concepto cada vez más insistente en las políticas educativas.

-Los sistemas de enseñanza muy estáticos, como el español, van a ser desbordados por sistemas de formación muy rápidos, sobre todo digitales: cursos breves, concentrados, muy bien diseñados y que se sucederán a lo largo de la vida. Todos estamos sometidos a una ley implacable: la ley universal del aprendizaje. Toda persona, institución, empresa o sociedad, para sobrevivir, necesita aprender al menos a la misma velocidad que a la que cambia el entorno. Y si quiere progresar tiene que aprender a más velocidad. La alternativa es quedarse marginado. Necesitamos métodos para que este aprendizaje continuo y rápido sea posible.

Publicidad

-¿El aprendizaje por competencias y el memorístico son modelos contrapuestos?

-La memoria ha sufrido una campaña de descrédito y de calumnias estúpida. La inteligencia es fundamentalmente memoria, que es el órgano de aprendizaje, de guardar información y recuperarla, pero sobre todo de combinarla y de crear cosas nuevas, de comprender y combinarla. La memoria creadora es lo que tiene importancia. Cuando aprendemos una competencia estamos desarrollando la memoria.

-¿Qué opinión le merece la reforma educativa de la Lomloe?

-Tener una ley sin consenso es malo para el sistema educativo. Que nada más promulgarse el principal partido de la oposición dijera que si gobierna la cambiará es algo que desanima. Cuando nombraron a Íñigo Méndez de Vigo escribí una carta diciendo que la escuela no se cambia con leyes, sino cuando cambia lo que sucede dentro del aula. En el aula influye el alumnado y sus capacidades, la herencia que trae de casa, socioeconómica y cultural, los docentes y la dirección. Abordemos todos estos aspectos.

Publicidad

-¿Es el contexto social, económico y cultural de un alumno el principal condicionante de su rendimiento?

-Los estudios sobre la parte que podemos atribuir directamente al factor escuela dicen que no supera el 40%. De manera que tenemos otro 60% en el que intervienen las características de los alumnos, y a mi juicio la más importante es su procedencia socioeconómica. También aspectos como el barrio en el que está o el grupo de amigos. Y una cosa que tiene muchísima influencia, aunque suene mal decirlo, es el nivel educativo de las madres.

-¿Qué papel debe jugar en la prestación del servicio educativo la enseñanza concertada?

-Me parece que la idea de los conciertos es muy buena si se lleva bien a la práctica. ¿De dónde vienen las críticas? Los fondos que se daban no eran suficientes, se les dejó que se busquen otras fuentes de financiación y se hizo la vista gorda, cuando no se puede sacar un beneficio económico de la enseñanza ni se pueden establecer criterios de selección del alumnado. Y con esta especie de fuentes alternativas hay riesgo de selección. Si una familia no puede pagar las extraescolares, aunque no sean obligatorias, ya se está discriminando. Se deben mantener los conciertos pero con un control estricto de su cumplimiento.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad