La Universidad de Alicante ha optado por retrasar un curso la implantación del grado de Medicina al no disponer a día de hoy de la autorización por parte de la Conselleria de Educación. Fuentes de la institución académica explicaron que se han visto obligados a tomar esta decisión ante la falta de respuesta de la administración y la proximidad del próximo curso, en el sentido de que ya no hay margen de maniobra para activar el título, aunque el visto bueno fuera inminente, de cara a la preinscripción universitaria que llegará a mediados del próximo mes. En resumen, los alumnos valencianos se quedan si la posibilidad de optar a 75 plazas nuevas más del título más demandado.
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La institución académica cuenta desde el pasado verano con el visto bueno de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), la fundación pública que debe evaluar la idoneidad de los nuevos títulos oficiales, lo que llevó a planificar su puesta en marcha en el 2019-2020. La esperanza, ahora, es hacerlo en el 2020-2021. Fuentes de la universidad que dirige Manuel Palomar señalaron que si finalmente el Consell no aprobara el grado, sería un caso inédito en la universidad española, pues siempre que la Aneca ha validado un estudio este ha acabado implantándose.
Desde la Universidad de Alicante señalan que se remitió a Educación la documentación necesaria para el paso final el pasado enero, y que aunque se les solicitó alguna ampliación, continúan sin recibir una respuesta definitiva. También debe pronunciarse la Conselleria de Sanidad teniendo en cuenta la especificidad del título, pues se exigen las plazas suficientes para que los alumnos realicen las prácticas obligatorias propias de los estudios de Ciencias de la Salud.
Palomar anunció en febrero de 2017 la implantación de la carrera. Más bien su recuperación, pues se impartía hasta que en 1996 el Consell de Zaplana decidió segregarla de la institución para que formara parte de la oferta de la recién creada Miguel Hernández de Elche.
Como ha recordado en varias ocasiones el rector, fue una decisión política -subyacían las malas relaciones entre el entonces equipo rectoral y la administración- que se espera que no se vuelva a repetir, en el sentido de que el actual ejecutivo también ha sufrido presiones para frenar su autorización, tanto del resto de universidades que la tienen como desde asociaciones estudiantiles o entidades colegiales.
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Alicante defiende que hay demanda de sobra -que aumentará ante la elevada tasa de jubilación de los médicos-, mientras los detractores rechazan aumentar las plazas de nuevo ingreso ante el incremento de facultativos formados que se van al extranjero o que acaban en el paro ante el desajuste entre la oferta actual y la falta de plazas MIR.
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