![La nueva era del sanatorio de Fontilles](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/07/18/sanatoriofontilles-R8Limf9rsKrvwI1brKPUeXJ-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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R. González
La Vall de Laguar
Miércoles, 19 de julio 2023, 00:38
El sanatorio de Fontilles se alza en un enclave espectacular de la Vall de Laguar, en el interior de la Marina Alta. Se levantó a principios del siglo XX para dar una oportunidad a todas aquellas personas que padecían lepra y que sufrían no sólo los efectos de la enfermedad, sino el rechazo que causaba entre todos aquellos que, con simplemente oír ese nombre, ponían espacio de por medio por miedo a contagiarse. Ahora que casi está erradicada, este complejo rodeado de montañas ha evolucionado para centrarse en otros objetivos, pero sin dejar de lado su compromiso de ayudar a las personas vulnerables con problemas de salud.
La Fundación Fontilles, surgida en 1902 para trabajar por el bienestar de esas personas con lepra, ha dado un nuevo paso y ha adaptado las instalaciones de lo que era el hospital, situado en el edificio principal, para convertirlo en el Centro Ferrís de Diversidad Funcional. En él se ayuda a las personas vulnerables con daño cerebral.
La evolución de la labor del sanatorio ha sido progresiva. Desde que abrió, en 1909, se ha ido adaptando a las necesidades de cada tiempo. El director general de la Fundación Fontilles, José Manuel Amorós, pone de relieve el importante papel que desempeñó este referente de la lepra en esos años en los que aquellos que padecían la enfermedad sufrían una marginación social. Según recalca, «brindó la oportunidad de vivir sin esconderse, aprender un oficio, encontrar amistades y formar una familia».
El sanatorio San Francisco de Borja, en Fontilles, permitía a esa personas estigmatizadas llevar una vida con dignidad, al tiempo que recibían atención sanitaria.
No obstante, para relajar la presión social de los municipios colindantes, entre 1922 y 1927 se construyó una muralla alrededor de estas instalaciones. Y poco a poco, con el paso del tiempo, se convirtió en un pequeño pueblo que albergaba numerosos servicios, desde panadería hasta carpintería. Allí llegaron a vivir cerca de medio millar de personas.
Los avances médicos, con el uso de la sulfona y los corticoides para frenar el progreso de la enfermedad, también se dejaron notar en este lugar. De hecho, este centro fue el segundo del mundo en utilizar la Talidomida, que ahora se usa para la lepra.
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Amediados de siglo, los nuevos medicamentos para hacer frente a esta enfermedad permitieron tratar a los residentes del sanatorio de forma ambulatoria, de manera que ya no era necesario que se quedaran allí. Eso hizo que descendiera el número de personas que residían en este espacio. En total, a lo largo de su historia por este complejo de referencia de la lepra han pasado 3.000 personas.
El descubrimiento de un tratamiento efectivo en 1982 llevó a la Fundación Fontilles a hacer cambios en su actividad, pero sin dejar de lado su objetivo de paliar los problemas socio-sanitarios. La labor contra la lepra sigue, aunque centrada fuera del territorio español, sobre todo en la India. Además, desarrolla proyectos en tres continentes y labores de formación. Y dentro del sanatorio, en 1998 puso en marcha el Centro Geriátrico Borja, con 84 plazas, y un centro de día para personas mayores.
La nueva apuesta de la Fundación Fontilles ha sido adaptar el antiguo hospital para convertirlo en el nuevo Centro Ferrís de Diversidad Funcional. José Manuel Amorós subraya que esta es una necesidad que habían detectado y por eso decidieron ayudar a las personas con daño cerebral que, además, se encuentran en una situación de vulnerabilidad con «problemas sociales agudos».
Este espacio, con 2.100 metros cuadrados, ha recibido la autorización de la Generalitat para desarrollar esa labor desde noviembre del pasado año y en diciembre se puso en marcha, explica el director general. Eso les ha permitido tener concertadas 44 de las 51 plazas disponibles en habitaciones individuales. Casi la totalidad de ellas, unas 40, ya están ocupadas.
La mayor parte de los usuarios de este centro proceden de la Comunitat Valenciana y de la provincia de Alicante, detalla Amorós. No está pensado para estancias cortas al dedicarse a ayudar a las personas con daño cerebral. «De momento, las estancias medias rondan entre los tres y cuatro meses», puntualiza. Para atenderles, el centro dispone de un equipo de 60 profesionales.
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