La proposición de ley presentada por el PP y Vox que regula la libertad educativa se basa en cambiar el modelo lingüístico que heredó ... el Consell, aunque abarca otros aspectos, como los libros de texto y materiales curriculares que se emplean en las aulas.
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El artículo 19 se centra en la cuestión. No sólo establece las adaptaciones que se tendrán que hacer a los alumnos con necesidades especiales (podrán utilizar los editados en la lengua que les resulte más accesible), sino que incluye un último apartado que llama la atención. Señala que los redactados en valenciano, tanto para Lengua y Literatura como para otras materias impartidas en la lengua autonómica, «deberán respetar la denominación lingüística prevista en el artículo 6 del Estatuto de Autonomía y seguir la normativa valenciana».
Esto significa que cuando se refieran a la lengua propia deberán hablar de valenciano, nunca de catalán, y que las normas a aplicar serán las de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) y no las de otras entidades reguladoras, como el Instituto de Estudios Catalanes.
Se trata de una cautela que persigue garantizar el respeto al nombre oficial de la lengua y al diccionario normativo de la organización estatutaria de la Comunitat. Y en la práctica supondrá cambiar o reeditar algunos manuales en los que se emplean denominaciones impropias, por no hablar de vocabularios o incluso diccionarios ajenos, una situación que se puede observar con más asiduidad en manuales y textos que se emplean en los niveles superiores de la Educación Secundaria y el Bachillerato.
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La consolidación de la reducción al mínimo de los contenidos que se impartan en valenciano en los municipios castellanos, la planificación de las plazas escolares en función de las preferencias que trasladen las familias en la admisión o en la consulta para los ya matriculados o la recuperación del doble programa lingüístico si hay demanda en colegios con varias líneas son otros de los cambios que recoge un proyecto legislativo que tardará unos cuatro meses en tramitarse.
Esto significa que empezará a desplegar efectos el curso que viene en aspectos como el derecho a elegir la lengua oficial para realizar los exámenes, que cualquier escrito del centro sea bilingüe o que se permita que los alumnos que acaben reciban su título oficial automático en valenciano, que es progresivo en función de la etapa.
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También entrarán en vigor los cambios en relación a la exención de la asignatura de Valenciano, que quedará blindada de cara a la selectividad, lo que tendrá una especial incidencia en los municipios de predominio lingüístico castellano. Y es que anulará la disposición aprobada por el anterior Consell que ponía fecha límite a esta posibilidad: la convocatoria de 2026. A partir de entonces, sólo se iba a permitir a estudiantes que hubieran llegado a la Comunitat en 4º de la ESO y 1º y 2º de Bachillerato, y siempre que nunca antes hubieran estado escolarizados en la región, por ejemplo en Primaria. Un vecino exento de toda la vida no la podría evitar.
Esta norma se aplicó en 2021, y sí tuvo efecto inmediato para los alumnos valencianohablantes incluidos en el último supuesto, como residentes que se hubieran formado en la Comunitat durante algún curso antes de marcharse y retornar, o incluso alumnos que hicieron un Bachillerato de un sistema extranjero en algún centro privado de la autonomía.
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Con la ley se vuelve al escenario previo, de manera que podrán estar exentos los alumnos que no hayan cursado la materia durante los tres cursos previos a la prueba, sin más requisitos. Para compensar el posible efecto desincentivador, se añade la posibilidad de conseguir el título C1 de Valenciano no sólo sacando un siete en la materia de 1º y 2º de Bachillerato, sino también obteniendo la misma nota en la asignatura de la prueba de acceso a la universidad. Sin olvidar la obtención de certificados inferiores por aprobarla en etapas previas. Una opción de la que lógicamente los exentos no podrán disfrutar.
Por otro lado, para las zonas castellanohablantes la lengua base, esto es mayoritaria, será por defecto el español, quedando el valenciano como vehicular de la asignatura propiamente dicha. Esto implica la desaparición del 25% que fijó el Botánico, que se traducía en dos o tres materias en total, en función de su carga horaria, que fue un punto más allá de la anterior normativa del PP (dos áreas).
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Sin embargo, sí se consultará a las familias con alumnos matriculados para detectar la demanda de valenciano como lengua base, y si es suficiente se crearán las unidades correspondientes, a las que podría trasladarse cualquier estudiante de otro centro donde no se habilitara, siempre que lo quisiera.
Hay que tener en cuenta que la consulta como tal sólo se hará para desdoblar los grupos de alumnos ya matriculados que ahora estudian con el modelo único del Botánico (uno en cada centro). En cambio, para determinar la planificación para 1º de Infantil, que tendrá continuidad hasta 6º de Primaria, la información saldrá de la preferencia marcada en la admisión, en la que también se preguntará. En un concertado se seguirá la misma dinámica en la ESO, pues no hay cambio de centro, mientras que en un instituto se hará una consulta entre los que provienen del último nivel de Primaria. Para Bachillerato la referencia volverá a ser la admisión, pues todos los alumnos deben pasar por este procedimiento.
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