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Algunos tienen nombre. Otros, nombres que se presumen pero no están confirmados. Y en otros casos los juzgados de Valencia dirigen gestiones policiales para identificarlos o tratar de encontrar a quienes se hagan cargo de ellos. Karim, Reda, Roumenova, Leandro… Todos tienen algo en común: están muertos y esperan un destino final en las cámaras refrigeradas del Instituto de Medicina Legal de Valencia (IML). Son nueve cadáveres a la espera de ser identificados o reclamados por sus familiares. Ocho hombres y una mujer. Entre ellos están los cuatro polizones fallecidos dramáticamente en agosto en aguas de Valencia, todavía sin retornar. Pero junto a ellos yacen otras cinco personas que llevan hasta casi un año esperando que los vivos aclaren quiénes son realmente o encuentren a alguien próximo que quiera hacerse cargo de su entierro, bien en España o fuera de nuestro país.A disposición del juzgado de instrucción de 3 de Sueca está el cuerpo de un hombre que falleció en diciembre del año pasado. «Se desconoce su nombre y su edad», indican desde la Conselleria de Justicia, en la que se enmarca el IML.
Tampoco tiene identidad ni edad conocida el cadáver de otro hombre a disposición del juzgado de instrucción 5 de Sueca. De él sólo se sabe que falleció el 16 de marzo de este año, con el estado de alarma recién iniciado. El tercer cuerpo sin destino es el de Gergo M. Es el nombre que se le presupone por las investigaciones, pero no está confirmado plenamente. Según Justicia, falleció a la edad de 40 años el 1 de diciembre de 2019. Él es el, actualmente, el más antiguo de los cuerpos sin destino en las cámaras mortuorias. Diez meses ya esperando a que se cierren interrogantes sobre su identidad y procedencia, tarea de la que se encarga el juzgado de instrucción 3 de Gandia. Aparentemente se quitó la vida, pero la Policía Nacional sigue investigando.
A disposición del juzgado de instrucción 18 de Valencia permanecen los dos polizones que se ahogaron en aguas del puerto tras saltar desde un portacontenedores en su intento desesperado de llegar a España. Murieron el 7 de agosto y todavía se desconoce su identidad. De ellos sólo se sabe que embarcaron posiblemente en Costa de Marfil, el último puerto en el que recaló el buque Leto antes de llegar a Valencia. Atrás dejaron una larga travesía de 14 días en la que permanecieron ocultos antes de saltar al mar justo cuando el carguero realizaba la maniobra de atraque. Ya se les ha tomado muestras de ADN y huellas dactilares. Ahora la Guardia Civil sigue la pista de su origen en África a través de Interpol.
Sólo una semana después, el 15 de agosto, otros dos polizones sufrieron la misma desgracia. En esta ocasión sí se ha podido conocer su identidad: se trata de Karim N. y Reda G., este último de 34 años y ambos de origen argelino. Su destino se truncó cuando viajaban en un contenedor del carguero Sad Good Timing, en una travesía desde Argelia. Aparecieron ahogados y deshidratados dentro del buque cuando estaba fondeado a varias millas del puerto de Valencia. Según fuentes de la Guardia Civil, ha sido posible encontrar familiares de los fallecidos, pero hasta el jueves nadie se había hecho cargo de ellos. Seguía en las instalaciones forenses de la Ciudad de la Justicia a disposición de instrucción 5 de Valencia.
30 cámaras mortuorias es la cápacidad máxima del Instituto de Medicina Legal de Valencia. En caso de necesidad, hay otras 50 disponibles en el tanatorio municipal de Valencia, según Justicia.
2019 El 1 de diciembre del pasado año falleció la persona cuyo cuerpo lleva más tiempo en las instalaciones forenses. Se trata de un hombre. Su nombre posible es Gergo M., de 40 años. Según la policía, su caso sigue en investigación.
También está identificado Leandro M. N., de 54 años, que apareció carbonizado tras un incendio en Meliana el 31 de agosto. Sigue a disposición del juzgado de instrucción 3 de Moncada. Según el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat (TSJCV), tras el siniestro se sospechaba que se trataba del morador, de nombre Leandro, pero el deteriorado estado del cuerpo obligó a una prueba de ADN para certificarlo. Se ha logrado localizar a un familiar para el cotejo biológico, pero el hombre sigue a la espera de que alguien se haga cargo de su entierro.
Por las mismas fechas, el 28 de agosto, acabó la vida de una mujer en Valencia. Podría tratarse de Bistra R. H. Para el instituto forense es todavía «mujer desconocida». Se siguen indagaciones judiciales y policiales para aclarar su identidad y, a partir de ahí, intentar buscar parientes. De ello se encarga la Policía Nacional y el juzgado de instrucción 2 de Valencia.
Según el IML, dos son las dificultades que hacen que los cuerpos permanezcan «a veces varios años» en las cámaras mortuorias refrigeradas: «la falta de una identificación o, si esta ya se ha producido, la búsqueda de familiares que puedan o quieran hacerse cargo de la persona fallecida».
¿Qué sucede si nadie reclama el cuerpo? Entonces «el juez ordena el enterramiento de beneficencia», aclara el TSJCV. En este procedimiento «se hace cargo del cuerpo y de darle sepultura el ayuntamiento en el que estuviera empadronada» la persona fallecida. Si se desconoce, «se encargaría de ello el consistorio de la localidad en la que apareció el cadáver». En el caso de que los familiares se localizaran o aparecieran después «se comprobaría que lo son mediante ADN y a continuación se exhumarían los restos, que quedarían a su disposición».
Pistas a partir del cuerpo La toma de las cinco huellas (si el cuerpo no está deteriorado) y muestra de ADN conforman la necrorreseña. En cadáveres sin identificar es clave para las investigaciones. Un cotejo de ADN con un familiar que reclame el cuerpo o denuncie su desaparición aportando rasgos físicos podría poner al fin nombre al fallecido.
Pistas a partir de conocidos En personas desarraigadas que mueren sin documentación, como polizones o inmigrantes irregulares, hay un hilo del que tirar: el nombre y procedencia que aportan sus conocidos o acompañantes. A partir de ahí entra en juego la colaboración entre embajadas y la comprobación en registros civiles o de índole policial.
Tiempos de espera ¿Cuánto tiempo puede permanecer un cuerpo en las cámaras del IML? Tanto como sea necesario para la investigación judicial. «Si nadie reclama al fallecido, el juez ordena el denominado enterramiento de beneficencia, pero no hay un tiempo establecido para este proceso», aclaran desde el Tribunal Superior de Justicia.
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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