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La tierra tiembla en el Comtat. Y en la Ribera. Tres nuevos terremotos este domingo elevan a 45 la cantidad de sismos en la ... Comunitat en los últimos 30 días, diez de ellos desde el 26 de diciembre, día en que en apenas hora y cuarto se registraron cinco en Gavarda, Alcàntera del Xúquer, Senyera y Sumacàrcer, donde en la madrugada del sábado al domingo la tierra tembló con fuerza (2,5 grados en la escala Richter). Más tarde, a eso de las 12.30 horas, lo hizo dos veces en Benilloba y Cocentaina, ambos de 3,2 grados, pero uno a cinco kilómetros de profundidad y otro superficial.
En la tierra de la dana, el lector podría preocuparse. Todos recordamos aquellos famosos enjambres sísmicos que precedieron la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma. Sin embargo, estos terremotos que se viven con frecuencia en la Ribera y el Comtat no tienen que ver con aquellos. «La sismología volcánica está relacionada con el movimiento del magma y la nuestra, con las placas tectónicas», explica Francisco García, catedrático de Geografía Física de la Universitat Politècnica de València.
García explica que la Comunitat se extiende sobre las estribaciones orientales del sistema Bético, que empieza en Andalucía y llega hasta la sierra de la Tramontana en Mallorca. La Península Ibérica se asienta sobre varias microplacas tectónicas entre las dos grandes placas euroasiática y africana. «La Tierra se está moviendo siempre», indica García. De hecho, para él estos pequeños terremotos «son buenos» porque indican que la energía tectónica «se va liberando». «No debe preocuparnos», asegura, antes que añadir que en esa zona «se está acumulando energía sísmica».
«Pero se va liberando», se apresura en añadir. «Si no lo hiciera sería mucho más peligroso», comenta García. Sin embargo, recuerda que la probabilidad de un terremoto de intensidad 10, que sea devastador para las ciudades afectadas, existe y puede pasar «en cualquier momento». De hecho, recuerda que desde el siglo XIV la Comunitat ha vivido tres de estos grandes sismos en Montesa, Tavernes y Torrevieja. Este último destruyó casi por completo esa ciudad y Almoradí en 1829 y provocó cientos de muertos. Este temblor vino precedido de casi 200 en la zona en los seis meses anteriores.
¿Quiere esto decir que viene uno grande? No. O sí. Se desconoce. «Con los instrumentos de medición podemos saber cómo son los terremotos, pero no podemos predecir dónde habrá otro porque la tierra no deja de moverse», insiste García. La Generalitat cuenta con un sistema de vigilancia sismológico y las universidades también vigilan el suelo, así como el Instituto Geológico Nacional. Los tres terremotos de este domingo provocaron cuatro llamadas al 112, aunque no se registraron daños ni personales ni materiales.
Y es que el arco mediterráneo es zona sísmica. Ahí está, por ejemplo, el reciente terremoto de Lorca, que en 2011 provocó nueve muertos. Fue de 5,1 grados (según García, «si los terremotos son de más de 4,5 grados ya son muy fuertes) y afectó al 90% de los edificios de la localidad murciana. Después de los dos temblores de aquel día de mayo, hubo más de 200 réplicas.
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