Más joven y más 'foodie', así es el nuevo turista de Valencia

Analizando los informes anuales de la Conselleria de Turismo sobre los perfiles del turista extranjero, la Comunitat experimenta una llamativa dinámica. Si en 2019 el 24,9 por ciento de los visitantes internacionales aprovechaba su viaje para llevar a cabo actividades gastronómicas, en 2023 fue el 45,4%. Un potente salto que comenzó a darse en 2022 después del frenazo que supuso el Covid.

«Después de la pandemia se ha puesto muy en valor la actividad turística. No vienen simplemente a tumbarse en la arena y punto. Por supuesto que vienen a disfrutar del clima, pero también quieren disfrutar de una experiencia gastronómica, del estilo de vida... Quieren sumar. El turista internacional es el que más ha puesto en valor el hecho de hacer distintas actividades en su viaje. Pero bueno, el nacional también ha cambiado para disfrutar más de su viaje», apunta José Manuel Camarero, secretario autonómico de Turismo. Una diversificación que se refleja en el incremento del gasto medio por persona.

«Un motor de riqueza». Es el concepto empleado por Manuel Espinar, presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana: «La estrategia turística de estos últimos años se ha encaminado a posicionar la Comunitat y Valencia como potencia gastronómica». Y apela a eventos como la gala de la Green Guide. Con impacto mundial, se celebrará el 12 de noviembre y estará centrada en la cocina vegetal. Una iniciativa que va de la mano del reconocimiento de la ciudad como Capital Verde Europea. «El turismo gastronómico tiene capacidad de vertebrar el territorio, atraer visitantes a lo largo de todo el año y aportar valor añadido», añade el máximo responsable de CONHOSTUR.

La huerta, la Albufera, el mar Mediterráneo... «Valencia tiene una gran despensa. Debe luchar por hacer un turismo sostenible», avisa Pau Pérez. Una marca verde que rompe fronteras. «La gastronomía trabaja con mucho producto kilómetro cero en la Comunitat, producto de la terreta y producto de temporada», apunta Camarero, quien subraya que el turista amante de la alta cocina «es un perfil que tiene un gasto medio un 30 por ciento superior a otros segmentos».

Ligada al turismo rural y a la gastronomía, la cultura del vino juega un papel clave. Rosa Vives, gerente de la Federación de Enoturismo de la Comunidad Valenciana, lo refrenda: «El turista ha cambiado totalmente desde la pandemia. Ahora busca naturaleza y un turismo no masificado».

La Ruta del Vino Utiel-Requena, la más demandada de las cuatro que ofrece la Comunitat, luce un balance rotundo. «2019 fue apoteósico, con 78.900 visitas. Ahí empezó a despuntar el enoturismo», recuerda Vives. El estallido del coronavirus supuso una caída estrepitosa. En 2021 comenzó la recuperación con 52.000. En 2022, 70.000. Y en 2023, récord histórico con 85.000 visitas: «La previsión para 2024 es que se va a superar. Estoy segurísima. Estaremos rozando las 95.000. Viene fuerte».

Cada ruta es mucho más que las bodegas. Es una experiencia que incluye alojamientos, restaurantes, museos, paisajes, historia... El gasto medio del excursionista está entre los 250 y los 300 euros. «El perfil es de clase medio-alta, preferentemente parejas y grupos no muy extensos. Y mayoritariamente mujeres. Está creciendo el hecho de que la mujer sea la que visita las bodegas. Ya no es el perfil del hombre, vinculado al vino antropológicamente», añade Vives, quien también observa un aumento de la clientela joven.

Precisamente, hay un evidente incremento del perfil de estudiante entre los turistas extranjeros en Valencia. Ya supone el 14,5%. En consonancia, la franja de edad de 15-24 años ha crecido hasta el 17,5%. Y según los análisis de la plataforma de inteligencia turística ForwardKeys, destaca la multiplicación de los viajeros procedentes de Polonia en lo que va de 2024, ya que han creciendo más de un 170%. Pau Pérez se muestra orgulloso del liderazgo de la Universitat de València en la recepción de alumnos Erasmus: «La gente sobre todo quiere comprar el 'living', la forma de vivir propia de Valencia».

El turismo cultural, por su parte, está recuperando los niveles alcanzados justo antes de la pandemia. En Valencia, la cantidad de visitantes extranjeros que llegan atraídos por museos, iglesias y monumentos rondó el 55% en 2023. En 2019, era el 63%. En la Comunitat, en cambio, se sitúa en el 20,6%. Uno de los reclamos nacidos recientemente es el Centro de Arte Hortensia Herrero. Inaugurado el pasado 11 de noviembre, consta de 3.500 metros cuadrados expositivos.

Alejandra Silvestre, directora de la Fundación Hortensia Herrero, expresa su propósito: «El objetivo es convertir Valencia en un referente cultural». El museo percibe una evolución: «Estamos viendo cómo el perfil del visitante va cambiando conforme pasan los meses y encontramos, poco a poco, más extranjeros. Ahora mismo, el 30% de los visitantes es de fuera de fuera de la Comunitat, que se divide en un 3% del resto de España y un 27% de extranjeros».

En cuanto a los espectáculos culturales, los festivales de música se encuentran en pleno auge. «Funciona muy bien. Es una manera de regenerar el foco de nuestros turistas. Te pone en el foco de un público europeo que a lo mejor no se habría planteado la Comunitat si no fuera por esos festivales. Y luego vuelven a venir a nuestros municipios porque descubren la costa», comenta Camarero.

El fenómeno internacional de la turismofobia mantiene expectante a Camarero: «Tenemos un moderado optimismo y creemos que vamos a volver a tener un verano de récord, pero no deja de preocuparnos». Y ensalza un plan: «Hemos estado trabajando por la desestacionalización, por crecer en los meses en que menos turistas teníamos. Y ha sido un éxito. En los primeros cinco meses del año hemos tenido incrementos del 23% de turistas internacionales». En ese sentido, el de la gestión de la convivencia entre visitantes y vecinos, Pau Pérez alerta de que, actualmente, las políticas turísticas «son más necesarias que nunca».