Enrique Benavent, un obispo de otra generación

Durante su primer encuentro con los medios de comunicación en Valencia el pasado viernes, el nuevo arzobispo escenificó que su estilo es muy distinto al de su predecesor. Como él mismo señaló todos los obispos predican los mismo pero cada uno tiene su propia forma de entender la vida, su propia impronta.

Y ese estilo se dejó ver en su homilia de la toma de posesión, aplaudida tanto por el presidente socialista de la Generalitat como por el líder de la oposición en la Comunitat. En ella quiso dejar claro una concepción de la Iglesia más cercana a la gente, menos dogmática y más comprensiva, más pastoral que teológica. Se trata de una nueva generación de obispos con una sensibilidad diferente. Este estilo define muy bien al nuevo arzobispo que nació hace 63 años en Quatretonda y que se maneja perfectamente tanto en castellano como en valenciano, lengua materna para muchos de los que han nacido en esta población de la Vall d'Albaida. Huyendo de polémicas estériles, quiere hacer de esta lengua no un problema sino un vehículo para transmitir el Evangelio.

Con sólo 63 años tiene todavía por delante otros doce hasta que cumpla los 75 y tenga que presentar su renuncia al Papa por lo que su impronta en la diócesis, si no es llamado a responsabilidades mayores, puede ser muy honda.

Benavent se ordenó sacerdote en 1982 (este año cumple su 40 aniversario como presbítero) de manos del entonces Pontífice san Juan Pablo II. En 2004 accedió a la dignidad episcopal como auxiliar de la diócesis de Valencia de la mano de Agustín García-Gasco. Posteriormente fue designado obispo de Tortosa en 2013.

Valencia es la tierra en la que se formó para ser sacerdote y donde ha realizado la mayor parte de su labor pastoral. Ahora regresa a ella como su pastor para conducirla, como el mismo repite, hasta el Reino de Dios. Se formó para ser sacerdote en el Seminario de Moncada y en la Facultad San Vicente Ferrer, ahora adscrita a la Universidad Católica. Consiguió el doctorado en Teología en 1993 en la Universidad Gregoriana de Roma.

Sus primeros años como sacerdote los pasó en Alcoy donde fue coadjutor de la parroquia de San Roque y San Sebastián. También dio clases de Religión en un instituto.

Tres años después de ordenarse, fue nombrado formador en el Seminario de Moncada donde permaneció hasta 1990.

Una vez conseguido el doctorado fue profesor de Teología Dogmática en la facultad de Teología y también en la sección de Valencia del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia. De esta forma, se aprecia que su trabajo profesional ha estado muy ligado al mundo de la educación. Además, es autor de varios trabajos y estudios sobre Cristología.

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