Muere Enrique Terol, fundador de Manterol

A los 92 años de edad, a punto de cumplir 93, este martes ha fallecido en Ontinyent el destacado empresario del sector textil Enrique Terol, que con su apellido dio nombre a un imperio en el negocio de la confección durante el siglo pasado: Manterol. Un juego de palabras, una marca que durante largo tiempo dio prosperidad a su localidad natal, que llora la pérdida de su distinguido hijo, cuyo negocio todavía ocupa la factoría donde plantó su última sede, en el polígono industrial de la Lloma.

Nacido en 1931, Terol fue un emprendedor nato, que abandonó un futuro profesional ligado al sector agrícola para trazarse su propio camino. El azar puso en su camino otro porvenir: enrolarse en el imperio textil que entonces (hace más de un siglo) se empezaba a forjar en este rincón de la Comunitat. Ontinyent, y otras localidades cercanas como Alcoy o Bocairent, encarnaban el prometedor auge de la industria de tejidos, un horizonte más luminoso para el joven Terol. Nacía así una biografía apasionante, que sus herederos llevaron a otra dimensión. Enrique adaptó su apellido al tipo de negocio que aspiraba a forjar (de Terol a Manterol: lo tenía fácil) y levantó con un esfuerzo homérico, admirable ingenio y espíritu.

Su fallecimiento coincide con las bodas de diamante de su empresa, con hitos tan relevantes como el registrado en 1967, cuando Enrique localizó en Hamburgo una maquinaria cuya tecnología adaptó por primera vez en nuestro país al servicio de su ingenio textil. Un aparato donde residió la clave de su éxito: la fabricación de las llamadas mantas de pelo cortado, que no pesaban apenas pero calentaban igual que sus hermanas. Un unicornio para su época: la pieza que convirtió a Manterol en un emblema nacional en el sector del textil adaptado al hogar. La que forjó la leyenda de Terol, por quien se oficiará este jueves los funerales en su memoria.