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Manuel Bertolín. IRENE MARSILLA
BMW en Valencia | Muere Manuel Bertolín, prestigioso empresario de la automoción

Fallece Manuel Bertolín, prestigioso empresario de la automoción

Luto en el motor de la Comunitat por el fallecimiento del patrón del motor valenciano

Pedro Toledano

Valencia

Jueves, 19 de agosto 2021, 17:50

El motor valenciano está de luto. Manuel Bertolín, el prestigioso empresario del sector, falleció este jueves a los 83 años, dejando un vacío irrellenable. Siempre se consideró valenciano de corazón, porque hasta la capital se trasladó su familia cuando él contaba sólo cinco años de edad. Muy pronto, a los doce años, venciendo las reticencia de sus padres, dejó de estudiar y comenzó como aprendiz en Talleres Tarragó, donde empezó a familiarizarse y a conocer su futura profesión: la mecánica. Allí, tras superar un exigente aprendizaje, descubrió que estaba dotado para este oficio, de modo que tras una intensa carrera profesional, pasó por varios talleres de reconocido prestigio.

Su carrera profesional quedó marcada para siempre cuando en 1963 fue nombrado servicio especial y concesionario BMW, siendo la primera concesión oficial de BMW en España. La relación con la firma alemana se remontaba años atrás, cuando con motivo de su participación en pruebas deportivas, o preparando coches de clientes suyos, conoció a destacados directivos y personajes vinculados a la firma alemana, quienes pudieron comprobar personalmente sus cualidades personales y profesionales. Pronto, el tesón y la seriedad que imprimía a la profesión que había abrazado con autentica pasión comenzó a tener un reconocimiento y un prestigio, que le hizo con el tiempo tener la cartera de clientes más exclusiva no sólo de Valencia, sino también de otras ciudades hasta las que había trascendido su fama de bueno y serio entre los de su especialidad, así como de poseer un equipo envidiable.

En 1963 logró la primera concesión de BMW en España; Bertolín tuvo la cartera de clientes más exclusiva en Valencia y en varias ciudades

Una de sus mayores virtudes profesionales radicaba en el respeto que supo ganarse entre las personas que le acompañaron tanto en el taller como en la atención al cliente. Era un pertinaz perfeccionista que nunca renunciaba a poner/ponerse el listón más alto. Ahora, cuando comenzaba a disfrutar de la satisfacción de haber comprobado que sus dos hijos, Fátima y Manolo, habían recibido todas sus enseñanzas y, lo que para el era muy importante, su misma pasión por la marca que representan, se ha ido rodeado del amor de los suyos, con su fiel Isabel siempre a su lado. Hasta finales de junio se le pudo ver al volante de su última joya, pues tenía como norma estrenar la última novedad que llegaba a sus concesionarios: en esta ocasión era la última creación de la marca a la que entregó su vida profesional, un BMW M8 de 625 caballos. Lo aparcó en el garaje de su casa y allí sigue. Ya no pudo volver a ponerlo en marcha.

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