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Sara tenía un trébol de cuatro hojas tatuado en el brazo izquierdo. El mismo que tenía en sus estados de las redes sociales. Sara, periodista y compañera de LAS PROVINCIAS, nos dejó el pasado viernes a los 28 años. Llegó a la redacción en el verano de 2015, con esas ganas desbordantes de aprender que traen los estudiantes. Un primer paso fuera del aula, la prueba de fuego para saber si la vocación, porque Sara era periodista vocacional, quedaba ratificada con los hechos.
Empezó en la sección de Deportes, quizá el mayor guirigay que hay en la redacción de un diario por horario, perfiles y temas. Deportes siempre es otro mundo y Sara se aclimató enseguida a ese nuevo universo. Trabajadora, aplicada y siempre con ganas de mejorar. Nunca dejó de pedir y aceptar consejos, el camino más recto para aprender. Sara, que tenía una sonrisa contagiosa, exprimió ese verano de prácticas. El primer paso en LAS PROVINCIAS le sirvió para tomar impulso.
Del periódico se incorporó al departamento de comunicación del Levante UD, como redactora de la revista oficial. El equipo ganó una granota convencida. En 2016, siguió formándose en la edición valenciana de El Mundo y en verano de 2017 volvió a LAS PROVINCIAS para iniciar una nueva etapa en la sección de Economía. Sara ya no era una recién llegada, la chica que descubrió la redacción dos años antes.
Después de aquellas prácticas ya no hubo una despedida y se incorporó a la sección de Deportes para comandar los directos en la web de los partidos de los equipos valencianos, del Gran Premio de Motociclismo de la Comunitat Valenciana y de todo tipo de eventos. «Mi vocación es comunicar», dice la primera frase de su perfil en Linkedin. Siempre con ganas de aprender, humilde ante cualquier corrección, risueña y sin un mal gesto. Era noble. Desde el primer día fue una más porque se lo supo ganar.
Cuando empezaba a volar llegó la enfermedad. «Hay días que me gustaría volver a cuando no conocía mi enfermedad ni lo que traería consigo. Son los menos, pero también los más duros. Me falta energía pero he aprendido que me sobra fuerza. Y que nunca hay perder de vista que un día más es un día menos», escribió en sus redes sociales. Sara tuvo que parar y, como ella decía, se situó «en rodaje» porque la vida trae sorpresas. Con la redacción nunca se perdió el vínculo. Sara nos contaba en algún mensaje cómo iba la cosa y cerraba con recuerdos para todos y emoticonos de corazones y besos. El inicio del verano no fue fácil para ella. Mucho ánimo para su familia y amigos. No sabemos en LAS PROVINCIAS si Sara buscaba la suerte en este trébol de cuatro hojas que llevaba tatuado en la piel, pero sí que sabemos que nosotros, sus compañeros, tuvimos mucha suerte de conocerla.
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