e. rodríguez
Martes, 13 de abril 2021
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«La ruina es total, estamos sobreviviendo a base de créditos ICO y con una deuda descomunal que no para de crecer». Esta es la situación del pub Radio City, regentado por Luis Padilla, y que representa a multitud de negocios dedicados al ocio nocturno en la Comunitat. El sector inició ayer su enésima protesta contra el Consell, que en esta ocasión realizan en formato de asentamiento. En concreto, empresarios y trabajadores del sector montaron trece tiendas de campaña ante las Puertas de la Generalitat para mostrar su malestar ante lo que consideran «inmovilismo» e «incumplimientos» del Consell ante la crítica situación que sufre esta actividad desde hace trece meses.
Y es que, un total de 800 negocios han quebrado de los 2.000 que hay en la Comunitat, según datos de la Coordinadora Empresarial de Ocio y Hostelería de la Comunidad Valenciana (CEOH), organización que surgió del movimiento de la Asamblea de la Acampada del Ocio Nocturno, puesta en marcha el pasado mes de noviembre.
Pese a la mañana nublada y fría, los profesionales no dudaron ayer en llevar adelante esta iniciativa que busca visibilizar el agotamiento del sector. El asentamiento permanecerá durante trece horas cada día hasta que el Consell asegure un plan de rescate para estas empresas que acumulan unas pérdidas de 100.000 euros en el caso de los pubs y de 300.000 en el caso de discotecas.
La iniciativa ha sido impulsada por las quince asociaciones que conforman la organización autonómica. No obstante, en esta campaña no están todas las voces representativas del sector, ya que, por ejemplo, la Federación de Ocio Nocturno (FOTUR) de la Comunitat no forma parte de la misma.
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Radio City lleva con la persiana bajada desde que se decretó el estado de alarma, exceptuando los meses de julio y agosto en los que se permitió la apertura de manera limitada. «Pagando una hipoteca los bancos no te dejan negociar para nada», explica Luis, que insiste en que lo que solicitan es el cumplimiento de la ley. «No lo llamaría ayudas directas sino cumplimiento de la ley. Es decir, cerramos por el bien común pero con su correspondiente indemnización. Nos están robando», señala Luis, que agrega que «no es de recibo que impidan trabajar y siga cobrando impuestos».
Con el eslogan genérico 'El Ocio se Planta' se llevarán a cabo diferentes actos y mensajes durante la acampada, para reclamar que desde el Gobierno valenciano se aporten «soluciones urgentes y realistas y no meros parches económicos», según indica la patronal.
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El plan de rescate que exige pasa por inyectar los ocho millones de euros comprometidos dentro del Plan Resistir, como ayudas específicas para salvar el ocio nocturno, y que se amplíen los recursos para cubrir todas las solicitudes de las empresas que han solicitado estas ayudas, ya que las previsiones iniciales del Consell eran las de ayudar a 700 mercantiles, mientras que el número de solicitantes sobrepasa las 1.000. Además, la CEOH asegura que estos ocho millones de euros sólo cubren las pérdidas de las empresas durante 2020.
«En segundo lugar, el plan de rescate debe comprometer 50 millones de euros dentro del Plan Resistir para abordar el cierre encubierto impuesto por el Consell desde el pasado 30 de diciembre, fecha en la que sorprendentemente prohibió la actividad de los disc jockey y que culminó con el cierre a las 17.00 horas desde el pasado 5 de enero, que supuso el cierre de facto del sector», critican desde la patronal.
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Según el presidente de la confederación, Lalo Díez, el sector no es el problema, sino parte de la solución. «Somos el dique de contención para las fiestas ilegales que se siguen produciendo todos los días a partir de las seis de la tarde», asegura.
Las ayudas exigidas se enmarcan dentro de los fondos Next Generation de la Unión Europea, que, en estos momentos, ascienden a 140.000 millones de euros y de los cuales la Generalitat gestionará más de 6.300 millones.
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El pub Negresco también está acampado ante el Palau de la Generalitat. Carmen Ferrer, que regenta este local junto a su marido, no sabe cuánto tiempo más puede aguantar sin ingresos. «Estamos agonizando. Debo el alquiler desde hace trece meses. Entiendo a los dueños del local, que también están esperando estas ayudas. No nos queda mucho aguante ya», afirma. «Mi marido y yo nos hemos dedicado a este negocio plenamente y no sabemos hacer otra cosa. Él tiene 58 años y yo 53 y estamos mentalmente acabados», lamenta.
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