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La odisea de volver a casa por Navidad

El reencuentro con sus familias se complica para quienes viven en el extranjero por el coste de hasta 300 euros de una PCR, los cambios de fecha de los vuelos o la cuarentena que deben cumplir al regresar

MAR GUADALAJARA

Sábado, 12 de diciembre 2020, 01:21

María hace semanas que tiene los vuelos de vuelta a Valencia. Su jefa, la madre de los niños de los que se hace cargo, le dio el visto bueno de las vacaciones y los compró enseguida al ver como subían los precios cada día. Apenas lleva unos meses en Londres y ya se ha hecho a la urbe, pero sabe que no podría pasar la Navidad con una familia que no es la suya, en una ciudad que no es la suya. En su cabeza no deja de sonar la pegadiza melodía de ese repetitivo anuncio de turrones que desde hace años se emite en la televisión en estas fechas: «Vuelve a casa, vuelve por Navidad». Pero nunca pensó que sería tan complicado el regreso.

A falta de la prueba PCR ya tiene todo listo y confía en que la aerolínea no le cambie las fechas, algo que desde la pandemia se ha vuelto habitual en las compañías para intentar llenar los aviones, forzando a los usuarios a cambiar a pocos días de la salida todos sus planes. Buceando en internet no consiguió respuestas y decidió preguntar en una de las cadenas farmacéuticas y de cosmética más extendidas en todo el país para hacerse el test. «Tienes que pedir cita a través de la web, hazlo cuanto antes», le dijeron. Después de poner sus datos bancarios accedió para seleccionar la fecha y su sorpresa fue comprobar que en ninguno de los establecimientos quedaba disponibilidad hasta finales de diciembre. La opción de hacerse la PCR por un precio más económico (99 euros) se esfumó y le invadió la rabia. Empezó a buscar el contacto del consulado español, mensajeó a su amiga española de allí y vomitó su enfado en un tuit de 48 caracteres: «Volver a España en Navidad, la utopía de este fin de año». Ahora sólo tiene dos opciones, ninguna entraba en sus planes. «O pierdo el dinero de los vuelos, que me costaron más de 200 euros y no vuelvo a casa o me gasto 300 euros más en una PCR en una clínica gastandome el sueldo que no he cobrado», dice resignada.

Como María, dos millones de españoles que residen en el extranjero (146.700 de ellos son valencianos) hacen frente este año a la odisea de volver a casa en Navidad. En noviembre el Gobierno aprobó la resolución para hacer controles en todos los puntos de entrada al país, en los que se exige la prueba diagnóstica con resultado negativo para todos aquellos que vinieran de un listado de más de 65 países.

El test con resultado negativo no es necesaria antes de viajar según Bruselas y en muchos países optan por confinar

No sirve cualquier prueba, sólo la PCR, pese a que Bruselas ya cuestionó la eficacia de esta medida y en muchos países europeos rectificaron y ahora imponen a los pasajeros que lleguen una cuarentena obligatoria. Pero la amenaza del Gobierno español está en las sanciones de hasta 6.000 euros, según apuntó la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

Desistir y vivir las fiestas lejos de sus familias o resignarse y confíar en que todo vaya bien es lo que relatan quienes viven fuera.

Esther Sauri. Marketing

«Te cambian la salida del vuelo días antes»

A Esther el confinamiento no le pilló por sorpresa. Las noticias de la situación en Italia le llegaban a través de su novio Thomas, con el que desde hace casi dos años vive en Lisboa. Pasaron seis meses hasta que ambos pudieron ver a sus familias; la del él en el norte de Italia, la de ella, en Valencia. Ahora, la situación en Lisboa es incluso peor a la vivida en marzo. «Ha empeorado en comparación a la primera ola en la que el país había manejado bastante los contagios».

Hace apenas dos meses que Esther viajó a Valencia sin problema pero ahora no sabe si podrá hacerlo tanto como quisiera: «Temo no volver con frecuencia si cada vez que quiero viajar debo pagar vuelos y test». Para regresar en Navidad ella tendrá que hacerse una PCR en un hospital privado. Pero además Esther no descarta que en los vuelos haya cancelación o cambios en los días de antes porque «es algo que ya me pasó en agosto, me cambiaron la salida días antes».

María Lahoz. 'Au pair' y estudiante

«Me siento un poco abandonada como española»

María vive en Claygate, al sur de Londres, desde hace algo más de dos meses. Nada más llegar se tuvo que quedar en cuarentena durante 14 días por venir de España. Terminó y una semana después el país decretó el confinamiento con la llegada de la llamada segunda ola. «Desde que llegué he vivido más días en cuarentena y confinada que en la calle pero ahora ya estamos en una especie de desescalada, con cada localidad en una fase en función a su situación», explica. Su intención no es otra que la de aprender el idioma. Por ello, además de estudiar un máster trabaja como canguro.

«Si no fuera porque es Navidad no volvería a casa, para mi es una época del año que es importante vivir en familia pero es mucho dinero, voy a gastar el sueldo entre los vuelos y la prueba que nos exigen». Ante la falta de disponibilidad en las farmacéuticas que la ofrecen a menor coste tendrá que recurrir a las más caras, que llegan a los 300 euros.

Sofía Villena, Ana Pons y Montserrat MercadoDentistas

«Tenemos que ir a otra ciudad a hacernos el PCR»

«Era como si la Covid no existiese en este país cuando llegamos. La situación empezó a empeorar a partir de septiembre», dicen las tres amigas que desde hace cuatro meses viven en Oss, una ciudad al sur de los Países Bajos. Lo más complicado para ellas fue «empezar de cero en mitad de una pandemia porque ha sido difícil establecer relaciones sociales o conocer más la cultura del propio país». Desde entonces no han vuelto a pisar España porque la exigencia de una cuarentena a la vuelta les impediría trabajar, pero les gustaría poder celebrar las fiestas junto a los suyos. «No encontrábamos vuelos sin escala, y la verdad es que nos preocupa que nos lo cancelen porque con esta situación las cosas pueden cambiar de un momento a otro». Además, para poder hacerse la PCR tendrán que viajar a otra ciudad y les preocupa dar positivo, ya que «al ser dentistas tenemos un alto nivel de exposición a la Covid».

Vicent Orts. Diseñador Industrial

«Han cancelado la mayoría de los vuelos desde aquí»

Hace un año que Vicent vive en la ciudad de Rotterdam. Se fue por trabajo y desde allí ha vivido la pandemia, preocupado por los suyos. «Psicológicamente es duro enfrentarse a la distancia y la incertidumbre», reconoce. Pudo reencontrarse con ellos en verano tras meses sin poder viajar. «Pensar que alguien de mi familia pueda estar grave sin poder estar con ellos porque hay menos vuelos o porque se cancelan en el último momento, es lo más duro».

Las vacaciones de Navidad le vuelven a dar la oportunidad de volver junto a ellos, pero la pandemia no cesa y las restricciones lo complican. «Normalmente vuelo directo desde aquí, pero como el aeropuerto es pequeño ha cancelado la mayoría de los vuelos, aunque he volado saliendo de Eindhoven oAmsterdam otras veces». El PCR ha encarecido su viaje; le cuesta lo mismo que los vuelos. «El test público no es válido para España, así que hay seguros privados que los realizan pero más caros».

Elisa Collado. Profesora

«Este año no vamos a volver a casa para las fiestas»

Elisa acaba de ser madre. La buena noticia llegó en mitad de la pandemia, cuando resultaba imposible que sus padres pudieran conocer al nuevo miembro de la familia. La ansiedad se apodera de Elisa al pensar que no pueden estar cerca. «No sé cuándo los voy a ver, con el bebé me da todavía más miedo», comenta. Logró una excepción para que sus padres pudieran viajar. «Cuando fuimos a recogerles el aeropuerto en Nueva York, estaba vacío, parecía que estábamos en una película de terror», relata. Este año el virus les separa aún más. «No vamos a volver a casa para las fiestas. Es muy duro no poder hacer nada, no poder estar con la familia y amigos y llevar a tu bebé con ellos».

Elisa explica que ahora los vuelos sufren numerosas cancelaciones y cambios de última hora. «Es lo que están haciendo últimamente, para llegar al número máximo de pasajeros». En cuanto a la prueba, añade, es de fácil acceso en cualquier farmacia.

Luisa Langa. Arquitecta

«Hasta que no mejore la situación no viajaremos»

Su última visita a Valencia fue en marzo, justo antes de que el virus llegara a Chile. «Fue en el momento en el que el país empezó a obligar a quien viniera de Europa a hacer cuarentena». Vive desde hace tres años en la capital del país y pese a sufrir la pandemia a miles de kilómetros de casa «hemos conseguido estar muy unidos gracias a las videollamadas», reconoce aunque confiesa que le gustaría poder volver en las vacaciones de Navidad, ha decidido no hacerlo. «No quiero viajar con esta situación tan complicada, aquí convivo con la familia de mi novio y pasaremos la Navidad con ellos, aunque puede que si estuviera sóla sí me plantearía viajar a pesar de todo, pero lo hemos decido así, no viajaremos hasta que mejore», comenta. En el país las revueltas sociales continúan pese a la pandemia aunque las restricciones se respetan cumpliendo con el toque de queda y la imposibilidad de moverse entre provincias.

Alex Bellon. Estudiante

«La conexión ya es complicada y más con restricciones»

Tallin parecía vivir al margen de la pandemia hasta hace un mes. Así lo ha vivido Alex, que desde hace seis meses reside en la ciudad y tan sólo tuvo que someterse a dos pruebas al llegar. «La situación estaba bastante controlada, los locales mantenían sus accesos habituales y podrías hacer vida normal».

Pero los casos han aumentado considerablemente en el último mes y al gobierno no le ha quedado más remedio que implementar las restricciones sanitarias.

Si la conexión Tallin-Valencia es ya de por sí complicada, ahora se suman las restricciones y cancelaciones de vuelos, según relata. «En el mejor de los casos encuentras un vuelo entre los 150 y los 200 euros y sólo el de ida, con una escala y ocho horas de viaje en total».

A pesar de todo, Alex podrá hacerse la prueba PCR en el mismo aeropuerto. «Tienes la opción, que además es la más barata en comparación a recurrir a laboratorios privados».

Reme Tébar. Freelance

«Nos imponen cuarentena en un hotel a la vuelta»

Reme y su marido Pablo se mudaron a Doha hace ya ocho años. Nunca imaginaron que sería allí, lejos de los suyos y en pleno desierto, donde vivirían una pandemia mundial. «Hemos seguido con mucha inquietud y a diario las noticias sobre la evolución de la pandemia en España, pero la dificultad de viajar allí nos ha hecho pasar momentos de bastante ansiedad», relata.

En el país el índice de mortalidad es muy bajo y el método de control de la pandemia es distinto. Según Reme, tienen la obligación de intalarse una aplicación: «Aparece tu nombre y un código QR asociado a un color, debe estar en color verde para moverte con libertad».

Este año por desgracia no volverán a Valencia por Navidad. «Si vienes de un país de bajo riesgo puedes hacer cuarentena en casa, te cambia la app a color amarillo, pero si vienes de un país de alto riesgo, como es España, la cuarentena la tienes que hacer en un hotel pagado por ti».

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