El parecido de Ribó y Lim

Joan Ribó se parece a Peter Lim. No en lo físico, ni en lo económico, ni en la vecindad; sí en lo provocador. El magnate de Singapur se atrevió a deshonrar el banquillo de Mestalla situando allí a un comentarista sin ninguna experiencia. Al Valencia se debe llegar entrenado y no apostar por inventos como fue el de Gary Neville. El Valencia es un club serio y en ese mismo sitio han sentado cátedra mitos como Pasieguito, Di Stefano o Benítez. Pues el alcalde de Valencia también ha reforzado otra invención que, además, atenta contra las tradiciones. Habría que recordarle que la Cabalgata de Reyes es para los niños, no para hacer política. Ya lo hizo el año pasado y no ha puesto ningún reparo en continuar con la afrenta. Y le da igual que la cabalgata republicana avalada por él mismo nunca tuviera Reyes Magos y que la invención de las tres «magas» choque con la tradición católica y pretenda sintetizar el espíritu del desfile celebrado en 1937. Y esto no lo digo yo, lo desveló Cristina Escrivà, la organizadora de la cabalgata laica. Una parada militar con loas a la URSS, no una cabalgata infantil. Pues da igual. Este año volverán a tener pasacalle por la ciudad y saludo desde el balcón. La Sociedad El Micalet es muy libre de organizar esta excentricidad, pero no en plena Navidad, cuando lo que se espera es ver la cara de los niños al aparecer Melchor, Gaspar y Baltasar, no copias deformadas. Se llama sutileza o, en un sentido más amplio, respeto a una tradición. Al menos el alcalde ha dicho que recibirá a los Reyes Magos, aunque para quedarse tranquilo indicó que estará si no tiene otra cosa que hacer. No creo que ese día haya algo más importante que la ilusión de los niños valencianos. Me gustaría saber si Ribó aceptaría de igual grado una manifestación, del tipo que fuera, que se burlara de la República. Seguro que no.