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LA AVENIDA DE ARAGÓN

PABLO SALAZAR

Martes, 20 de diciembre 2016, 00:41

Al igual que Valencia tiene plazas que más que plazas son vacíos urbanos, como la del Ayuntamiento o la de la Reina (lo cual explica el eterno debate sobre la reforma de ambas, porque sencillamente están mal resueltas), también posee una avenida que en realidad es un hueco, el que dejó la playa de vías de la estación de Aragón. Abierta con una circulación 'a la inglesa' para el Mundial del 82, a la avenida de Aragón recae la grada de la mar de Mestalla, en realidad su parte posterior, porque la fachada 'noble' o principal es la de la avenida de Suecia; el muro de cierre lateral de los cuarteles de la Alameda, con su alambrada incorporada; los viejos inmuebles de viviendas para los ferroviarios; y en la acera de enfrente, los edificios en forma de 'y', repetitivos y desproporcionados. No nos encontramos, por tanto, ante un eje con una arquitectura singular, como la Gran Vía Marqués del Turia, y en cuanto al arbolado apenas hay una docena de ejemplares de gran valor. La justificación del ayuntamiento para intervenir en este espacio y transformar en bulevar lo que ahora son simples y feas dársenas de aparcamiento se basa en primer lugar en el planeamiento, ya que está grafiado como vía ajardinada, y en segundo lugar en el servicio que puede dar a los vecinos de la zona. Dos objeciones se pueden plantear, sin embargo, a este proyecto. La primera es de índole general y tiene que ver con el propio concepto de bulevar. Los ciudadanos, a estas alturas del siglo XXI, los utilizan poco, no hay más que darse una vuelta por la Gran Vía, por Blasco Ibáñez, por Manuel Candela o por el bulevar sur para comprobarlo. Para correr, ir en bici, hacer ejercicio, leer, pasear o llevar a los niños para que jueguen, prefieren los jardines de barrio, los grandes parques urbanos o, sobre todo, el viejo cauce del Turia. La segunda tiene que ver, una vez más, con la mala costumbre de que está haciendo gala el Consistorio de empezar la casa por el tejado, como ya le ocurrió a Movilidad con el tráfico de la Lonja y el Mercado Central. La reforma de la avenida suprimirá unas 150 plazas de aparcamiento, lo cual no deja de ser una forma más de disuadir a los conductores para que no hagan uso de su vehículo. Pero no ha habido al mismo tiempo una mejora de la red de transporte público, ni de la EMT ni de MetroValencia, que tiene en el centro de la avenida una estación con una frecuencia de paso en las horas punta de unos quince minutos en cada una de sus líneas, unos tiempos impropios de un ferrocarril suburbano. La medida podría estar bien con más estudios, con alternativa de transporte y teniendo en cuenta que cuando haya partido de fútbol en Mestalla se van a acrecentar los problemas habituales. Pero así, otra vez, parece una nueva improvisación.

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