Hemos comenzado el año en que Valencia ostenta el título de Capital Mundial de la Alimentación concedido por la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Y nuestra ciudad ya se ha puesto en marcha, con la creación por parte del Ayuntamiento de un Consejo Alimentario Municipal, para impulsar y coordinar iniciativas que perduren más allá de esta celebración puntual.
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Fomentar una alimentación más sostenible y saludable es su objetivo y también el de los profesionales y entidades implicados en salud pública, como el Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa).
La huerta es una de las grandes bazas con las que contamos para lograrlo, con una ciudad con 10.000 hectáreas de cultivo en su área metropolitana, además de mercados tradicionales de productos frescos y una rica gastronomía. Sin embargo, las nuevas formas de vida nos están llevando a hábitos alimentarios que se alejan de estos recursos tan a mano y tan nuestros, y que tantos beneficios aportan a nuestra salud. Mantenerlos y aumentarlos no solo como parte de nuestro patrimonio cultural, social y económico, sino pensando en la salud de los valencianos es el reto.
En la Jornada Científica organizada el pasado mes de noviembre junto con el Consejo General de Dietistas-Nutricionistas y la Academia Española de Nutrición y Dietética, quedó patente que el nuevo milenio nos está llevando a que todo análisis sobre la alimentación debe integrar los tres aspectos 'ser humano', 'medio ambiente' y 'salud pública', si queremos lograr el bienestar de la población.
Es en el ámbito de la salud pública, donde los dietistas-nutricionistas como profesionales con formación universitaria en nutrición humana y dietética, trabajamos sobre la evidencia científica de la relación entre alimentación y salud.
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Por eso, en el marco de la Capital Mundial de la Alimentación y de los recursos de la huerta y del mercado que Valencia aporta, nos unimos a las iniciativas de concienciación para el consumo de productos de proximidad como frutas, hortalizas o legumbres, y para incrementarlas en nuestra dieta de cara a prevenir y combatir enfermedades como las renales, el cáncer, las cardiopatías o la diabetes, entre otras.
Para ello es necesario seguir insistiendo en la conveniencia de tomar legumbres un mínimo de 3-4 veces a la semana, cinco piezas de fruta diarias, verduras y hortalizas frescas. Si cada valenciano recuperáramos estos buenos hábitos, generaríamos un círculo equilibrado, en el que se verían favorecidos aspectos de la salud y también socioeconómicos, potenciando la agricultura de autoconsumo, dando vida a la huerta como lo que es y nos da.
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También abogamos por acciones dirigidas a la población infantil, dado que la adquisición de buenos hábitos alimentarios en la familia y en la escuela desde niños es clave para su buen desarrollo, crecimiento y para la vida en la etapa adulta.
Según datos de la Encuesta de Salud de la Comunidad Valenciana del año 2010, el 41,6 % de los alumnos entre 0 y 15 años, comen habitualmente en el colegio durante el periodo escolar. Por eso, es necesario revisar los menús y trabajar con las empresas de restauración colectiva, como ya anunció el pasado otoño la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública, a tenor de que solo en la mitad de los centros públicos se sirven las cantidades mínimas recomendadas de verduras, frutas y legumbres. Estas acciones deben estar también apoyadas por campañas de sensibilización e información, en especial en los colegios con los padres y madres, en los comedores, con las propias empresas de restauración. además de contar con profesionales dietistas-nutricionistas para una correcta educación y orientación.
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Los hábitos actuales de consumo, además de no ser adecuados para una sana alimentación, también repercuten negativamente sobre el equilibrio del planeta que nos da de comer, donde vivimos y nos relacionamos. El consumo excesivo nos está llevando a la homogeneización de cultivos de carácter agroindustrial que son una amenaza para la diversidad de cultivos. Y, con el consumo excesivo, el cada vez mayor desperdicio de alimentos.
Según datos de la FAO, hasta un tercio de los alimentos se estropea o se desperdicia antes de ser consumido, mientras mil millones de personas pasan hambre en el mundo. Esto además de malgastar otros recursos de la cadena de producción como mano de obra, agua, tierra o energía.
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Tenemos un año por delante para mover a la sociedad hacia ese bienestar que comprende la alimentación, la salud y la relación con el medio ambiente. El CODiNuCoVa cuenta con profesionales para colaborar en este reto de todos, entre los que incluimos a los ciudadanos a los que hay que acercarse, orientar y concienciar.
Ante esta situación y en nuestro entorno más cercano, los responsables de la salud entre ellos los dietistas-nutricionistas, junto con productores, distribuidores, consumidores, la administración pública y demás agentes implicados en la alimentación y la sostenibilidad, tenemos ya planteado el reto: trabajar de manera conjunta por un sistema alimentario que favorezca dietas sanas y sostenibles, para hoy y el mañana.
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