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PITOS PARA SOLDADO

HÉCTOR ESTEBAN

Viernes, 26 de mayo 2017, 00:42

Mestalla despidió con una sonora pitada a Roberto Soldado en el último partido de Liga. El que fuera ídolo del valencianismo figura en el saco de los traidores, de aquellos que abandonaron el barco tras dejar en las arcas del Valencia 30 millones previo pago de la cláusula. Mientras observaba el paso lento de Soldado envuelto entre la música de viento, recorrí la grada de Mestalla y encontré no pocos aplausos. ¡Qué gran delantero hubiera sido para el Valencia en estas dos últimas temporadas! Me pregunté si Soldado hubiera podido volver al Valencia tras su aventura inglesa y mi respuesta fue afirmativa. Yo siempre lo querría en mi equipo. Un tipo listo en el área, despierto para abrir defensas, audaz en la asistencia, con instinto goleador y capaz de reciclarse con la edad en su mejor versión para el juego colectivo. La temporada pasada, con Marcelino en el banquillo, abrió en canal a la defensa del Valencia desde el pase. En esta campaña, antes del primer minuto ya había puesto en ventaja a su equipo tras la boutade al alimón entre Santos y Montoya. Soldado, por respeto, no celebró el gol. Un tipo listo. El Tottenham Hotspur pagó la cláusula de rescisión del delantero. Fue la gran victoria a corto plazo de Amadeo Salvo, el gesto que hormigonó su perfil de presidente y de implacable negociador. Pero a largo plazo fue perjudicial para el Valencia, que ya no contó para una posible vuelta de Soldado a España. El Villarreal, por unos diez millones de euros, se trajo al ariete para disfrutar la clasificación europea durante dos temporadas consecutivas. El delito de Roberto Soldado fue asegurar que no creía ni confiaba en el proyecto de Amadeo Salvo para el club. Las palabras tuvieron la continuidad con los hechos de la venta del club, la previa de una Liga de Campeones y posterior eliminación, y dos temporadas desastrosas que han llevado al equipo a uno de los momentos mas sonrojantes de su historia. Soldado, tras dejar mucho dinero en la caja, tenía que haber sido un delantero de vuelta a Mestalla. La misma sensación tengo con Paco Alcácer, que tampoco se quedó entre otras cosas porque consideraba que el día a día no se estaban haciendo bien desde la propiedad. El de Torrent no iba desencaminado y el cierre de la temporada le ha dado la razón. Mañana, el valenciano opta a ganar la final de la Copa del Rey con muchas posibilidades de ser titular por la lesión de Luis Suárez. Su campaña no ha sido notable pero ha crecido conforme ha transcurrido la temporada. No se sabe qué pasará en un futuro con Alcácer, que también dejó 30 millones en las arcas valencianistas, pero ojalá que pudiera tener un billete de vuelta a Mestalla el día que necesite de un equipo. Las pitadas al final no son más que la pataleta al reconocimiento de que a uno le echan de menos.

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