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Se acabó. Y pasó volando, como todo lo bueno en la vida. Se nos fue 2019, un año que no olvidaremos por muchos motivos. Tengo que reconocer que yo estaba deseando que acabase porque a nivel personal ha sido un año malo, horrible. Menos mal que los éxitos en lo deportivo me han ayudado a hacerlo más llevadero. Y es que, salvo alguna excepción, el Valencia me ha hecho vivir los mejores momentos de este año y sólo por esos momentos no lo olvidaré nunca. El año del centenario no ha podido salir más redondo. Ni nosotros ni los propios responsables del club, estoy segura, pensaban que las celebraciones y todo lo acontecido alrededor de esta cita haya salido perfecto. Todo empezó el 18 de marzo con la marcha cívica del centenario. Los que allí estuvimos tardaremos en revivir un cúmulo de sentimientos como los de aquel día. Esa manifestación de valencianismo reunió a miles de valencianistas paseando por las calles de Valencia su amor a este club. Lo hicieron familias enteras, desde los más mayores a los más pequeños. Y ese día, nuestro valencianismo se hizo más fuerte que nunca. Pero tampoco olvidaremos el partido de leyendas del 24 de marzo. ¡Cuántos recuerdos sobre el césped de Mestalla! Gran parte de nuestra historia se dio cita en nuestra casa y de allí no se quería ir nadie. Fue una semana increíble que quedará siempre en nuestro recuerdo. Las alegrías no acabaron aquí. Se terminó la liga y conseguimos clasificarnos para la Champions ganando 0-2 al Valladolid. Esa cuarta plaza dependía de nosotros y lo conseguimos. Fue el colofón a una temporada espectacular, pero faltaba la traca final, lo mejor estaba aún por llegar. Mestalla vivió partidos y noches memorables en la Copa del Rey. Esos cuartos de final contra el Getafe, con la ayuda de Hugo Duro, la semifinal contra el Betis y esa alegría desbordada por jugar de nuevo una final. Y lo que pasó en Sevilla ese 25 de mayo fue sencillamente, mágico e inolvidable. No nos cansamos de ver las imágenes de esa noche. El Valencia este año nos ha hecho sonreír y llorar, pero siempre de alegría. Hizo felices, además, a miles de niños en la Cabalgata de Reyes con Parejo y Wass repartiendo ilusión y haciendo valencianismo. Gestos como estos se agradecen y hay que mantenerlos. Espero que este año nos traiga tantas alegrías, aunque es difícil superar las vividas. Yo le pido al 2020 salud y trabajo y lo mismo para todos vosotros. El Valencia se encargará del resto. De momento no ha podido empezar mejor el año con la victoria ante el Eibar. Eso sí, el tema del ambiente en Mestalla se tiene que solucionar de forma urgente. El silencio es casi sepulcral durante los partidos, salvo algún valiente que intenta a la desesperada animar al personal. Ahora vamos a por ese invento de Supercopa de España, en Arabia Saudí.
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