Abrazos

Estos meses he perdido la noción del tiempo y a veces no sé en qué día vivo. Y esto para una persona organizada como yo resulta raro. El hecho de poder salir es, sin duda, un alivio, pero la vida que nos tocará vivir después va a ser muy distinta. Todos teníamos antes de todo esto una vida, feliz y no tan feliz, tranquila o con altibajos, una vida solucionada o con incógnitas pero siempre teníamos la oportunidad de abrazar o besar a alguien para compartir tu felicidad o tus penas. Y eso lo voy a echar mucho de menos.

Esta semana fui al horno de mi barrio y aproveché para comprar algo dulce a mi madre y sobrinos para endulzarles este confinamiento. Me dispuse a hacer el reparto y primero me acerqué a casa de mi madre. Verla a cierta distancia y no poder abrazarla es duro, pero ella nos ha enseñado a ser fuertes y en ello estamos. Me acerqué después a casa de mi hermana, tenemos la suerte de vivir muy cerca y en su finca solo viven ellos, y llamé al telefonillo. Bajaron mis sobrinos raudos y veloces por las escaleras a verme y tuve que pararles para que no se acercasen. Sé que era por sus ganas de verme y no por las ensaimadas que les llevaba. En otro momento a lo mejor si, pero ahora no. Lo vi en sus caras. Sin duda fue uno de los momentos más duros de este confinamiento. Tener que decir no a un abrazo de tus seres queridos cuando más lo necesitas.

Cuando salgamos no podremos abrazarnos ni besarnos, ni siquiera podremos acercarnos para susurrarnos algo al oído. Pero no será para siempre y eso es de lo poco que me consuela.

Donde parece que no volveremos hasta dentro de mucho es a Mestalla. Todo parece indicar que la liga se reanudará sin público y casi con toda seguridad no podremos volver hasta el año que viene a vivir el fútbol en directo. Hasta entonces seguimos sin saber nada del club y de si devolverá a los socios la parte proporcional de lo que queda de temporada o si aplicará un importante descuento en los abonos de la próxima. Qué raro suena verdad hablar de los pases.

En breve se abrirá el plazo de renovación de abonos y podremos comprobar si la ilusión y la fidelidad del valencianismo sigue intacta o si el coronavirus la ha mermado. El futuro del club pasa por saber afrontar con acierto y cordura esta situación.

Hablar de fútbol ahora no es frívolo, sentir añoranza de esas tardes en Mestalla es melancolía. Pensar en el equipo para la próxima temporada es ilusión. Soñar que David Silva pueda volver es un sueño que ojalá se haga realidad y volver a celebrar goles del Valencia abrazándonos está más cerca.