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¿Qué coño tienen que ver el aceite con los aviones?». Pedro Barato, secretario general de Asaja, lanzaba la pregunta ante la sede del Ministerio de Agricultura durante la protesta de miles de representantes de la oliva de la Comunitat Valenciana, Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón, Murcia, La Rioja y Catalunya reclamando precios justos para el sector. Aviones y aceite, dos términos que a priori solo casualmente comparten inicial, se han asociado por el principio newtoniano de acción y reacción. El por qué hay que buscarlo hace quince años cuando Estados Unidos denunció ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) que la Unión Europea estaba favoreciendo al consorcio Airbus, participado por Alemania, Reino Unido, Francia y España, con ayudas por debajo del valor de mercado perjudicando a su gran rival, la norteamericana Boeing. La institución reguladora internacional determinó que esos créditos eran ilegales, la UE se comprometió a eliminarlos pero los estadounidenses insistieron en que esas prácticas no cesaban y exigieron la intervención de un tribunal de arbitraje. El fallo que se ha hecho público autoriza a EEUU a imponer hasta 7.500 millones de dólares en sanciones comerciales a los cuatro países europeos integrantes de la sociedad aeronáutica, es decir, avala que Washington imponga gravámenes a centenares de productos, desde el whisky escocés, hasta nuestro preciado aceite de oliva. «¡Una bonita victoria!». Así lo calificó ipso facto el mandatario que antepone Twitter a las ruedas de prensa. Donald Trump no solo dispara contra China -pese a su tregua de «fiesta de amor»- en su guerra comercial, en el blanco también apunta a Europa y, la batalla, de rebote puede arruinar al sabroso 'oro líquido' español. Un mazazo para los cerca de 400 millones de euros procedentes de este fruto que España exporta anualmente a Norteamérica, según datos del Icex, el primero de los artículos afectados de una larga lista, por delante del vino y el jamón. Unas 250.000 familias españolas sobreviven hoy del mercado de la aceituna y temen que la amenaza impositiva aseste el golpe definitivo a la sangría que arrastran con la caída casi a la mitad del precio del litro de aceite, hasta los 2 euros, cuando producirlo les cuesta unos 2,75. Por lo pronto ellos van a cargar con las represalias de una cuestión de fondo sobre la que quedan por escribir ríos de tinta porque el litigio continúa. Falta dilucidar el pronunciamiento definitivo de la OMC sobre las millonarias subvenciones del gobierno norteamericano a Boeing que Airbus denunció en 2005.
Cecilia Malmström, comisaria europea de Comercio, ha apelado a un pacto que evite una escalada arancelaria mutua: «Creo que sería de interés común empezar negociaciones para encontrar un acuerdo justo en los dos casos tan pronto como sea posible». Pero cuando el interlocutor es Trump, que solo reacciona para el Trending Topic en impulsos en 280 caracteres, ni el interés ni el sentido común son una variable para el diálogo.
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