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Antes un enfermo de Covid era alguien: se le temía por su capacidad de contagio y se le cuidaba o atendía con preocupación. Cada caso ... despertaba en el entorno social gran expectación y hasta premoniciones luctuosas. Ahora, en cambio, si te contagias no existes. La gente te mira con más interés si le cuentas que este verano se lleva el estampado de lunares en las islas Tuvalu. Incluido el médico: «Sí, sí, te oigo toser, ya se te pasará». Después de 77 intentos para conectar con el ambulatorio cuelgo un tanto ojiplática, decididamente griposa y sintiéndome muy ignorada. ¡Que pase el siguiente! Y es que, en lugar de gripalizarse -con toda la polémica que despertó la gripalización-, la Covid se ha invisibilizado. Y tú, enfermo, también eres invisible. Es lo que tiene formar parte de una cifra no preocupante para los gestores del riesgo.

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