Entre dos aguas

En mayo de 2016, los flamantes gobernantes de PSPV y Compromís presentaron la hoja de ruta pactada para refundar la Feria y hacerla viable en un año. El plan diseñado por el Instituto Valenciano de Finanzas, como atestiguaba la firma de las diapositivas, preveía que la Generalitat asumiese la deuda de la ampliación, disolviese la actual asociación sin ánimo de lucro declarada de utilidad pública y privatizase el negocio para huir de futuras deudas.

Arropado por los consellers Vicent Soler y Rafael Climent y el alcalde Joan Ribó, entre otros, Manuel Illueca señaló como primer hito la asunción de 510 millones, vía decreto-ley, para después sustituir el Patronato por una gestora y crear un pliego de condiciones para que una nueva sociedad pública, participada por Generalitat (75% y Ayuntamiento (25%), buscase socios privados. Cuando tuvieran claro con quién asociarse y a cambio de cuánto, reducirían al 40% la participación pública en la sociedad mixta a la que traspasarían la plantilla.

Tres años y medio después, no se ha completado ni el primer punto del plan, paralizado hasta saber por dónde tirar. Los protagonistas de la foto siguen en sus sillones tras una legislatura de disputas sobre si el control del negocio ferial debe ser público (Compromís) o privado (PSPV) y nadie se atreve ya a dar plazos, mientras los gestores de Feria se afanan por enderezar el rumbo.

Como guinda, Compromís le buscó sustituto al presidente de la Feria por alinearse con los postulados del PSPV y al día siguiente de que éste confirmase su marcha, el «candidato idóneo» rechazó tal encargo, sin sueldo, ni planes claros. Llegados a este punto, a los vaivenes públicos se suma la presión empresarial para influir en un debate al que se incorporan tarde y enredados en intereses diversos en torno al relevo. Curioso panorama para buscar socios.