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Os tengo que reconocer que cuando se fue Paco Alcácer del Valencia sentí que se iba un trocito de valencianismo. Fue una mezcla de sentimientos, pena, rabia, ira. Como valencianista me sentí ofendida. Y es que cuando se va uno de los nuestros duele más, salvo excepciones claro. A mi siempre me gustó y creo que hubiese triunfado en el Valencia. Algunos dicen que la entonces presidenta, Lay Hoon le abrió la puerta para abandonar el club. A pesar de sus declaraciones «maternales» hacia él. Otros dicen que se fue por dinero, como hacen muchos futbolistas, por lo que no nos debería extrañar, o si. El pasado domingo LAS PROVINCIAS publicaba una entrevista con el mítico ex jugador del Valencia Club de Fútbol Roberto Gil. «Nosotros sentíamos la camiseta. Ahora la besan, pero les dan más dinero y se van». Sus palabras nos devuelven a la realidad y nos hacen ver que el fútbol no es lo que era y el futbolista tampoco. Por mucho que nos empeñemos algunos en querer volver al pasado y sentir el fútbol como antaño. En la actualidad muy pocos futbolistas empiezan y acaban su carrera en el club que les vio crecer. Muchas veces me pregunto que si con las cantidades desorbitadas que se pagan en el fútbol un futbolista no tiene lo suficiente como para jugar en el equipo de toda su vida, vivir holgadamente, en su ciudad y con muy buen sueldo. O es que acaso, cuánto más tienes, más quieres? Y si, además, estás en un club grande a la altura de los mejores de Europa, pues me cuesta más entenderlo. Sinceramente, me da pena que chavales de poco más de 20 años vivan en un mundo 'mercantilizado'. La felicidad no se encuentra sólo en el dinero, en el fútbol tampoco. Yo que no cobro por ser valencianista, es más, pago algo por ello, no cambiaría nunca de equipo ni de escudo, ni por todo el oro del mundo, os lo aseguro, ni ahora con 50 años, ni antes con 20.
Llamadme nostálgica. Muchos pensaréis que con 20 añitos y una oferta tentadora ningún jugador podría decir que no. Yo si fuese futbolista pensaría como pienso.
En fin, que todo esto venía porque al volver a ver a Alcácer en la selección y comprobar que está en un gran momento de forma y sigue marcando goles a pares me ha hecho pensar. Se fue al Barca, el mejor club del mundo para algunos, por dinero o por ambición, no lo sé, y fracasó. Las razones de su marcha pocos las conocen. Ahora triunfa en el Borussia Dortmund. Y me alegro. Sí, porque a pesar de su marcha creo en sus palabras. «Soy un valencianista más. El Valencia me lo ha dado todo. En un futuro por qué no cruzar nuestros caminos». Pues espero que si algún día se vuelven a cruzar esos caminos, sepa que se puede triunfar y ser feliz en el equipo que le ha visto crecer.
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