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El 1 de junio de 1677, el rey Carlos II remitió una orden a la ciudad de Valencia por la que, ante las protestas que había recibido respecto a los escándalos que se formaban al terminar de noche la procesión del Corpus, mandaba trasladarla de la tarde la mañana como sucedía en el resto de España. De la tarde a la mañana..., ¿en qué pensaba el Hechizado? Acatar la orden real habría supuesto desnaturalizar nuestra fiesta, restarle su sentido lúdico, su magia..., conque la ciudad contestó a su rey, con respeto, pero con determinación, que no. En la respuesta, primero, le expuso la maravilla en qué consiste esta procesión, por si no la conocía. Luego, le espetó al rey que la procesión de Madrid era especial porque a ella acudía el monarca, aunque por nada más, ya que sólo duraba tres horas y la de Valencia, en cambio, duraba más de cinco cuando era corta, o sea, que mejor no comparar. Y, por fin, que en junio en Valencia hace mucho calor por la mañana, ¿quién lo niega? O sea, que no. Y sin esperar otra reacción del rey, la procesión del Corpus de 1677 se siguió celebrando por la tarde.

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Los pueblos que desprecian su pasado se vuelven cínicos sobre su futuro. ¿He dicho cínicos? Ah, sí

Me siento orgulloso de pertenecer a una ciudad que se rebela, que no se calla, que se respeta a sí misma. Los que vienen de fuera nos recuerdan siempre aquello de que Valencia es dos veces leal, y es cierto, y está muy bien, pero los que vivimos aquí resulta obligado que respondamos que lealtad no es sumisión, ni renuncia a la crítica, ni taparse la boca. Por eso, haciendo mío aquel espíritu de la ciudad de 1677, quiero afearle al alcalde que haya renunciado a los tapices de flores de la plaza de la Virgen, tanto para el día de la Mare de Déu dels Desamparats como para el Corpus Christi. Ha tenido que ser la asociación Amics del Corpus, quien, haciendo un gran esfuerzo económico, dignifique hoy la plaza buscando un elegante sustituto al tradicional tapiz. Ignoro si al alcalde y sus socios los impulsa la pereza o el sectarismo, pero el resultado es igual de torpe.

Enfrentar a unos valencianos contra otros, no poner tapiz floral a la Virgen y al Corpus porque no parezca que se beneficia a los católicos, es no haber escuchado nunca el latido del corazón valenciano. La Mare de Déu y el Corpus son de todos con independencia de la ideología, o de la religión, o de la falta de religión de cada uno de nosotros, porque valenciano se es por historia y por cultura, y porque, sin historia y cultura comunes, este suelo podría ser el de Valencia o cualquier otro rincón de la galaxia. Los pueblos que desprecian su pasado se vuelven cínicos sobre su futuro. ¿He dicho cínicos? Ah, sí.

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