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Alexis Marí como síntoma

BELVEDERE ·

Pablo Salazar

Valencia

Miércoles, 4 de marzo 2020, 07:55

Tenemos asumido que el ministro de Sanidad no tiene que ser un médico, ni el secretario de Estado de Deportes un deportista de élite, ni el de Transportes un ingeniero de Caminos. Al frente de los cargos políticos los partidos sitúan habitualmente a dirigentes de los que se espera que su gestión sea impulsora de los técnicos que están bajo su mando, no que sean especialistas en la materia. Aunque si no lo son, pueden acabar cometiendo errores de bulto en materias especialmente sensibles que requieren un conocimiento exhaustivo de un determinado tema y de todas sus implicaciones. Pero el que admitamos esta premisa y la veamos como algo normal no significa que no haya casos en los que cabe esperar una adecuación del perfil profesional del elegido para la ocupación a la que es propuesto. ¿Cuál es, en este sentido, el perfil de Alexis Marí, el exportavoz de Ciudadanos en Les Corts al que el PSPV y Compromís pretendían promover a la presidencia del consejo rector de À Punt? Si acudimos a la Wikipedia veremos que ha trabajado «en las FCSE (Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado) y como director de seguridad». Es «profesor de seguridad pública y privada». Y dice disponer de «amplios estudios en seguridad pública y privada y criminología», además de ser experto en materias como «delincuencia juvenil, violencia de género, administraciones públicas y delincuencia, políticas de seguridad común y cooperación policial y judicial en la UE y maltrato infantil». ¿Cuál es su conocimiento del medio televisivo, de los medios de comunicación en general? Ninguno, más allá de la relación con periodistas durante su etapa política. ¿Qué méritos específicos presenta entonces para poder acceder a semejante puesto? Ninguno. ¿Entonces? ¿Cómo se explica el intento de socialistas y nacionalistas en darle la presidencia del consejo de la tele autonómica? Sólo se explica como una devolución de favores, el pago al apoyo que el exportavoz dio al primer tripartito a pesar de que para el ADN de Ciudadanos un respaldo así a un partido como Compromís es una contradicción absoluta, lo que acabó provocando su salida de la formación (que no del Parlamento, donde se quedó con el escaño). Así de simple, así de triste. No para él, obviamente, aunque la oposición frustrará el intento de resolver el pago de la factura pendiente. Pero sí para la política como servicio hacia los demás (no como reparto de privilegios entre una casta), si para el conjunto de la ciudadanía, a los que se impide disponer de los mejores representantes posibles en puestos de responsabilidad, y sí para la propia À Punt, que necesita menos políticos de fortuna y más profesionales de prestigio.

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