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Volvimos a Mestalla después del parón estival y con muchas ganas después del feliz desenlace de la temporada pasada. Llegó el momento de los reencuentros, con tus vecinos de butaca de toda la vida, apretones de mano y besos y contándonos cómo ha ido el verano. Con Mestalla, la que consideramos muchos como nuestra segunda casa y con el equipo que tantas alegrías nos dio y al que tantas ganas teníamos de volver a ver. Y volvimos a dar una lección de amor a unos colores llenando Mestalla un 17 de agosto y con un calor sofocante.
Pero esa ilusión con la que empezó la tarde se fue convirtiendo en desazón a medida que transcurrían los más de 100 minutos que duró el partido. Y es que una vez más, un maldito empate en los minutos finales, hizo que abandonáramos Mestalla cabizbajos, cabreados y con esa sensación de impotencia que ya conocemos de sobra por estos lares. Los comentarios más escuchados eran «lo mismo de siempre», «se veía venir» y el ya famoso «a patir». Y sí, es cierto que es el primer partido, que el año pasado tardamos más de dos meses en ganar uno, que falta ritmo y hacía calor, todo lo que queráis, pero el disgusto del domingo y de la semana no te lo quita nadie.
Fue un partido donde, además, de lo futbolístico había expectación por saber cómo reaccionaría la grada con Rodrigo o cómo sonaría Mestalla sin la Curva Nord. Pues bien, quedó claro que Mestalla no quiere que Rodrigo se vaya y lo demostró coreando su nombre durante el partido y tributándole una ovación con todo el campo en pie cuando fue sustituido. Ahora todo depende de él. Fue el capitán del equipo y puede que en unos días sea nuestro rival. Así es el fútbol.
El ambiente en Mestalla no fue, ni de lejos, lo que siempre ha sido, una olla a presión que impresiona a los que nos visitan. La mal llamada 'grada de animación' parecía más una grada de 'reanimación' a la que había que empujar desde el resto del estadio para que se le oyese. Se oía más a la afición de la Real Sociedad que a nosotros. Y esto señores mandatarios del club se tiene que solucionar. Desconozco el porqué de este enfrentamiento pero lo que sí sé es que el único perjudicado es el equipo y la mayoría de la afición. Esa grada con aficionados de más o menos de 25 años, o de 15 o de 40, o de 70, ¡qué más da!, creaba una atmósfera en Mestalla que ponía los pelos de punta. Y queremos que vuelva a ser así. Queremos que cuando inicien un cántico les sigamos todos, que cuando griten 'todo Mestalla, que cante todo Mestalla' nos volvamos locos aplaudiendo. Este ambiente es necesario para llevar al equipo en volandas. Así que siéntense a hablar para que Mestalla continúe siendo el de siempre.
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