El análisis semiótico evidencia lo que tenemos ante los ojos sin reconocerlo. Un sábado todo era color. Oltra lucía tendencia: «color block» naranja corporativo (para ... los curiosos, código hexadecimal #E65F00), una forma de gritar al viento, sin sutilezas, que ella y Compromís son la misma cosa: sin Oltra no hay Compromís. El color comunica y, evidentemente, en materia de marketing político no se escoge al azar. Ciudadanos, que comparte color corporativo con Compromís, suprimió el icono de la conversación y subió el tono para intensificar su imagen de marca en 2017: el principio del fin. Recordarán aquellos restaurantes de comida rápida, en los ochenta, en los que no podía descansar la vista: naranja por tierra, mar y aire. La decoración, hostil para el consumidor, se basaba en hallazgos en el campo de la psicología: la tensión asociada al color, esparcido con liberalidad, invitaría a los clientes a pasar por caja sin demorarse en la sobremesa. En la fiesta de Compromís el naranja jugó en contra de la vicepresidenta. Cálido, en exceso ahoga.

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Eso fue el sábado. El martes Oltra lleva la lección aprendida. Comparece vestida de azul. Azul dimisión, distancia, soledad, tristeza. Se acabó la fiesta. Micó, a su lado, también de azul; juntas, unidas por el dolor y el color. La fiesta destila movimiento, la dimisión fatiga muscular. El pequeño logo anaranjado de Compromís emite señales agónicas; desentona en medio del clima frío, negativo, que marca la comparecencia. Hierático el equipo, a la defensiva. Despedirse con elegancia en la vida, en el trabajo y en las relaciones no es fácil. Para Mónica, imposible. El tono de voz, el rictus facial y el contenido transmiten despecho y amargura.

Un martes agrio para Ximo Puig. Así que el viernes, para animarle, su vicepresidente segundo, de Podemos, graba un vídeo contra la OTAN, que comparte en las redes. ¿Quién necesita enemigos? Delante de un vetusto mapamundi -mi madre posaba igual, en el colegio, con trenzas, allá por el 54- arguye, en plano corto, de frente, en favor de la paz y contra la cumbre, la defensa de Ucrania y el gasto militar. Mientras, la opinión pública europea se vuelca a favor de la OTAN por la amenaza que representa Putin. En las redes, el vídeo causa furor por la falta de profundidad. Al final, Héctor Illueca pide a los ciudadanos que se movilicen «para no dejar un asunto tan importante en manos de los políticos». Lo que dice, en realidad es: «Movilícense contra nosotros: no pueden dejar un asunto tan importante en manos del Gobierno del que formamos parte». Es breve, pero no tiene desperdicio.

Despedirse con elegancia en la vida, en el trabajo y en las relaciones no es fácil. Para Mónica, imposible

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