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'ANNUS HORRIBILIS' DE RIBÓ

'ANNUS HORRIBILIS' DE RIBÓ

Cap i casal ·

El segundo mandato del alcalde de Compromís ha empezado con dos de sus principales concejales, Grezzi y Fuset, al borde de la dimisión

Paco Moreno

Valencia

Lunes, 21 de octubre 2019, 10:45

La Ley de Murphy, el 'Annus Horribilis' de Isabel II o cualquier aforismo que se quiera puede aplicarse a lo que está ocurriendo este mes con el grupo municipal de Compromís en el Ayuntamiento. 'Si algo malo puede pasar, pasará' amenaza con convertirse en el lema que colgar en el frontispicio de la alcaldía, donde al escándalo por la falta de ceses o dimisiones tras el robo de cuatro millones de euros a la EMT, le ha seguido la puñalada al PSPV en el Consorcio de la Marina y, el mismo día, el auto judicial que deja al concejal Fuset al borde del banquillo por la muerte de un trabajador en el montaje de un concierto en Viveros.

Los acontecimientos se precipitan y cada día se hace más incierto el futuro de algunos de los protagonistas de estos escándalos en el Consistorio. Parece increíble que todavía no se hayan producido dimisiones por el robo a la EMT, ni del gerente Josep Enric García ni del propio concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, este último además sacudido ahora por su propia revelación en el pleno de que una directiva de la empresa mantenía competencias para los pagos bancarios estando de baja maternal. ¿Qué dirá Inspección de Trabajo?

Ya puede salir Mónica Oltra con aquel símil tan desafortunado que hizo del robo de un cuadro, o el propio Ribó reforzando su confianza en Grezzi, que por cierto se parece mucho a lo que dicen los presidentes de los entrenadores antes de ponerlos de patitas en la calle. Aunque haya sido víctima del robo igual que los demás, están saliendo tantos fallos de seguridad en la empresa que supuestamente dirige que es impensable cerrar ele tema sin señalar ninguna responsabilidad política. Se trata, para que todos lo entendamos, de perder 665 millones de pesetas de dinero público.

Un asunto en el que todos están incómodos, empezando por los miembros de la coalición. Ha tenido que ser Iniciativa, con Sergi Campillo a la cabeza, los que han dado la cara por el edil de Movilidad tratando de defender su presencia en la mal llamada comisión de investigación de la EMT, ante una petición razonable por parte del PSPV y muy fácil de entender. Cuando declare un empleado de la empresa, es obvio que no estará nada cómodo si las preguntas al otro lado de la mesa llegan por parte del propio presidente. Por lo tanto, debe ausentarse siempre y no dejar esa decisión en manos de los comparecientes, empleados y no funcionarios, conviene recordar.

Hasta el día 30, cuando declare el primero de los citados (el propio Grezzi) pasarán muchas cosas, pero está claro que la tensión aumentará entre los dos grupos de gobierno, como se demostró el viernes en la junta de gobierno. El veto a que haya un representante socialista en la comisión delegada de la Marina tiene mucho de represalia, donde queda por saber si Ribó se habría atrevido a dar el paso con Sandra Gómez delante, en lugar de aprovechar la ausencia de la vicealcaldesa por su viaje de novios.

Las matemáticas dan la razón a Compromís, es decir, los dos vocales del Gobierno son socialistas y el de la Generalitat también en el órgano que decide la gestión diaria en la Marina, la que cuenta de verdad. Pero el momento elegido ha sido el más inoportuno y a nadie se le escapa que fruto de un calentón por lo ocurrido en la EMT.

La oposición ha olido la sangre en todo este asunto y lógicamente se aprovecha. Lejos quedan los años de un grupo popular noqueado por la imputación de sus concejales. María José Catalá juega fuerte y juguetea con la idea de una moción de censura (la perdería de calle, pero sólo persigue asustar). Y lo que dijo ayer el representante de Ciudadanos, Fernando Giner, está muy bien tirado, al recordarle a Ribó que debe convocar el Debate del Estado de la Ciudad. El año pasado fue el 17 de octubre, para los que quieran comparar. Puede ser otra sesión en la que el gobierno municipal salga tocado como ocurrió en el pleno de la EMT.

Y por si no había suficiente, ahora un juzgado recuerda que hubo una muerte en el montaje de un concierto en Viveros donde no se han aclarado las responsabilidades. Y por el que el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, puede acabar sentado en el banquillo. ¿Seguirá en el cargo? ¿Moverá Ribó las famosas líneas rojas para evitar su dimisión? Es pronto para decirlo, pero la cosa pinta mal para el edil de Compromís, que este sábado dejó plantadas a las fallas de Primera A para evitar contestar incómodas preguntas para él. La interrogación que lanzaba hace un par de lunes me toca ampliarla: '¿Ya han dimitido Grezzi y Fuset?'.

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