Urgente El precio de la luz se deshincha con la nueva tarifa este miércoles: las horas prohibitivas para conectar electrodomésticos

Al suelo le llama 'tó', al melocotón, 'tono', y al tenedor, 'loto'. No es fácil traducirle, porque su idioma no atiende siempre a la misma lógica ni cuenta con una etimología concreta que se pueda consultar en algún manual. Toca aplicar el sentido común y ... tratar de deducir por contexto lo que intenta expresar.

Publicidad

No soy especialmente bueno con los idiomas. Chapurreo inglés, entiendo valenciano y aún recuerdo algunas palabras en euskera. Poco más. En los últimos dos años, sin embargo, me he convertido en un experto en un dialecto del que no había oído hablar en mi vida. Pero nunca es tarde para explorar nuevos territorios sobre todo si tienden puentes a la comunicación.

Posiblemente la palabra que más temprano reprodujo y que a día de hoy mejor se le entiende es 'no', lo cual pudo ser toda una declaración de intenciones por su parte. Nadie me había advertido de que además de con idioma propio, llegaría también con su propia personalidad. Pero ahora le encuentro todo el sentido del mundo. En estos meses ha sido necesario, por tanto, afinar las dotes de convicción y de negociación para llegar a todo tipo de acuerdos. No siempre ha sido sencillo que ese diáfano 'no' se convierta en 'te', que es lo más parecido a 'sí' que le he oído decir.

Los puzles han perdido la zeta, los coches han pasado a ser brun-brun, y los plátanos son 'planas'

Cuando se embala, que es a menudo, es capaz de estar una hora sin callar intercalando onomatopeyas, sonidos de diversa índole y palabras bisílabas sin ninguna aparente coherencia, aunque él los emita con absoluto convencimiento. Echo mucho de menos la opción de subtitulado, que nos ayudaría bastante a ambos. Pero seguramente no sería tan satisfactorio. Encontrar el significado exacto de algunos vocablos produce un gozo que no había experimentado hasta ahora. Nunca pensé que la filología podría ser tan estimulante.

Publicidad

En algunos momentos que tiene verborreicos suelo bromear y preguntarle si lo suyo es élfico o dothraki y sueño con que algún día podamos compartir esas lenguas. Para eso deberá acceder a ver algo más allá de la vaca Lola, las aventuras de Plim Plim, o la casa de Mickey Mouse, que lo obnubilan. Él ya ha conseguido que yo diga, de vez en cuando, que la fiesta de los números va a comenzar o que si queréis la herramienta decid pimienta, frases que hasta hace nada me hubiesen resultado absurdas pero que ahora merece la pena recitar porque logran hacerle sonreír.

A veces el lenguaje tiene esa asombrosa capacidad para unir y no importa tanto el idioma que se utilice como la intención con que se use.

Los puzles han perdido la zeta, los coches han pasado a ser brun-brun, los plátanos se han rebautizado como 'planas', los columpios se han quedado en 'píos'.

Publicidad

En dos años todo ha dado un vuelco hacia lo desconocido. Algunas palabras han cambiado de significado y otras lo han encontrado definitivamente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad