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El arco de Pelayo

ARSÉNICO POR DIVERSIÓN ·

María José Pou

Valencia

Viernes, 19 de marzo 2021, 07:25

Es curioso que en Valencia su ciudad china (Chinatown) vaya a ser más céntrica que su Ciudad Fallera. Y que eso suceda con un ayuntamiento que pone las señas de identidad por delante de la racionalidad del gasto, la eficiencia o la pleitesía a un turismo masivo. Sin duda, la presencia de la comunidad china en la capital del Turia es notable y enriquecedora y por tanto es justo reconocer su aportación al carácter plural y abierto de una tierra mediterránea, acostumbrada a la diversidad. Sin embargo, ni «barrio chino en Valencia es sinónimo de «barrio de mayoría china» ni los bazares chinos convierten una calle con otros elementos de interés, como el trinquet, en Chinatown. Si a eso sumamos que en la zona está Convento Jerusalén, uno de los epicentros falleros con más raigambre en la ciudad, aún resulta más desconcertante. La pregunta es por qué. En la explicación que figuraba en los presupuestos participativos que incluían la construcción de un arco de Chinatown en la calle Pelayo, se justificaba como una atracción turística, pero me cuesta creer que un ayuntamiento presidido por Joan Ribó esté dispuesto a convertir Valencia en un fondo de Instagram.

Tampoco es imprescindible que solo se potencie lo propio. Valencia es suficientemente cosmopolita como para tener una cabalgata del Año Nuevo Chino, acoger maratones como Nueva York o incluir el Oktoberfest entre sus celebraciones anuales. Y bienvenidas todas las iniciativas que nos recuerden la pertenencia a una sola Humanidad. Lo preocupante es caer en el error de introducir un detalle que no ayuda a la comunidad china sino que promueve el estereotipo. Esa comunidad debería ser preguntada al respecto porque convertir su presencia en un fondo de pantalla exótico no es normalizarla. Se pone de ejemplo lo que ocurre en Londres o Nueva York pero los orígenes de algunos de esos barrios tienen que ver con los guetos, aunque recientemente se haya convertido en barrio de moda. En Valencia tenemos un caso similar pero con una evolución propia más interesante. Russafa es hoy una zona cosmopolita que ha integrado a distintas comunidades sin perder su raíz, su mercado, la plaza de la iglesia, sus fallas, su altar de San Vicente y uno de los mejores puestos de buñuelos de la ciudad. Quizás ése sea el modelo de diversidad a la valenciana que pueda potenciarse en Pelayo. Un arco es un decorado tal vez demasiado artificial. Es un buen símbolo pero necesita ser dotado de mayor sentido para no quedarse en simple atrezzo. En Londres o Nueva York cuenta una historia. Aquí, la imita.

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