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La arrogancia traiciona a Oltra
ANÁLISIS ·
El hecho de que nadie creyera a la víctima del abuso fue el primer síntoma de un caso que es un torpedo directo a la línea de flotación del tripartito del ConsellSecciones
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ANÁLISIS ·
El hecho de que nadie creyera a la víctima del abuso fue el primer síntoma de un caso que es un torpedo directo a la línea de flotación del tripartito del ConsellMónica Oltra está bajo el dintel de la imputación -en calidad de investigada, para los puristas-. Un torpedo directo a la línea de flotación del tripartito, al ADN de Compromís y a la pureza de la cabeza visible del Consell, porque por mucho que Ximo ... Puig sea el presidente, la vicepresidenta es el perfil más reconocible de este gobierno. El Botánico nunca fue ni será posible sin Compromís. Y Compromís será mucho menos si no está Oltra, que nadie lo olvide. La historia se escribe a la contra. Pulso tras pulso. Contra Glòria Marcos, Paco Camps, Ángel Luna, Gabriela Bravo, contra ella misma, contra el destino y contra el juez que investiga el casos de los abusos de su exmarido a una menor tutelada. Si quieren algo, que vengan a por mí, dijo Oltra, sin especificar destinatario. El magistrado, para despejar dudas y dar luz al proceso, ha pedido al Tribunal Superior de Justicia que cite como investigada a la consellera de Políticas Sociales para ver si al menos Oltra da contenido a las preguntas sin respuesta.
Oltra es brillante y ambiciosa. Detrás de esa candidez se disimula la arrogancia. La fama, que en política también existe, hace perder el norte. La soberbia es su trampa, porque desde la humildad nunca ha abierto la puerta a reconocer que quizá todo no se ha hecho bien en este caso. Hay que pedir perdón, por lo menos, a la niña abusada, la única víctima. Primero, señaló a sus acusadores de atacarla por ser mujer, la socorrida cacería; y después, en un arrebato, se puso al frente de todos para que la llevaran imputada a la puerta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana. Oltra en estado puro.
Desde sus inicios se considera intocable, bien rodeada y protegida por una guardia de corps que utiliza las redes sociales como cordón sanitario. Ayer, tras conocerse el paso previo a la imputación, fueron muchos los que salieron en tromba en defensa de la lideresa sin preguntarse si realmente la Conselleria de Políticas Sociales e Igualdad desprotegió a una menor de las manazas de un abusador sexual. Un Salvem a Oltra por encima de todas las cosas.
El problema de Oltra es que todavía no se ha dado cuenta de que nadie la cuestiona como mujer, madre y esposa. A la vicepresidenta se le va a investigar -si se cumple la petición del juez- por su gestión al frente del área de Políticas Sociales e Igualdad, que desamparó a una niña menor de edad, a una víctima de un abuso sexual. Y el hecho de que el abusador fuera el exmarido de la consellera no es una anécdota, sino un detalle importante. La persona que tiene que velar por la seguridad de los menores en la Comunitat no sabía que tenía en casa a un abusador y, lo que es peor, desde la conselleria nadie se lo comunicó. Que la consellera de Políticas Sociales e Igualdad se enterara que había una causa por abusos contra su exmarido al abrir el buzón de correos de su casa es el ejemplo palpable de que algo no funciona.
A Oltra no se le exigen cuentas por ser mujer. A la consellera se le reclaman explicaciones por hacer una investigación paralela, por no enviarla al juzgado, porque se escondió el nombre del educador, por no creer a la víctima cuando debían protegerla, por presentar a la niña esposada en el juicio cuando era la víctima. Un proceso que ha terminado con un educador juzgado y sentenciado a cinco años de prisión, 13 imputados -la mayoría funcionarios- y la número dos del Consell a las puertas de la investigación. Quien sepa y crea en la Justicia sabe que esto puede ser cualquier cosa menos una cacería.
El caso Oltra, porque desde que la vicepresidenta forma parte del auto de un juez la causa adquiere una relevancia política incuestionable, adquiere una importancia vital en el pacto del Botánico a un año de las próximas elecciones autonómicas. El presidente del Consell, Ximo Puig, siempre ha cerrado filas respecto a la gestión de la consellera de Políticas Sociales en este peliagudo asunto. Ahora, el relato es diferente y, cuanto menos, exige un cambio de discurso. Confiar en la Justicia. El problema del PSPV es que tiene un pacto de no agresión con Compromís. Callar en el caso de los abusos a cambio del silencio con el de Francis Puig, hermano del jefe del Consell y líder de un cártel de productoras regado con abundantes subvenciones. El problema es que sobre el hermano de Puig puede haber pronto noticias frescas, y habrá que ver si se mantiene esa tregua. El Botánico corre el riesgo de marchitarse por dentro. Además, la condición de investigada de Oltra es un punto de inflexión en el futuro de Compromís. Para seguir con la terminología, es pieza de caza mayor.
La oposición, con el PP al frente, pedirá la cabeza de la vicepresidenta. En un discurso político de manual es lo que toca y nadie entendería otra cosa. Pero no interesa la salida de la vicepresidenta. Con su permanencia correrán ríos de tinta, porque habrá que informar, y será la diana en Les Corts. Nada que Oltra no hiciera antes. Además, la vicepresidenta no es de largarse. Dimitir sería darle la razón a aquellos que la acusan y caería por su peso el argumento de que todo se hizo bien. Corren malos tiempos para Oltra, que pensó que esto quedaría en nada, de la misma manera que sus funcionarios pensaron que nadie tomaría en cuenta a la niña abusada, la víctima. Y ese ha sido el problema.
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