Secciones
Servicios
Destacamos
Un avispado programador convierte a su robot en su otro yo, le cuenta detalles íntimos de su vida: quiere que le encuentre, usando big data, ... a la mujer perfecta. Para ello se salta la normativa, la ética y la deontología profesional y, en el camino, corrompe a Joe, su eficaz computadora. Al final, con astucia socarrona, Joe le arrebata todo a su dueño y creador. «Amor verdadero», este relato corto de Isaac Asimov es hoy solo en parte ciencia ficción: cada vez delegamos más en la inteligencia artificial (IA). Los bots tienen el poder e imponen sus decisiones. «Soy Andy, tu asistente virtual». Andy, el nuevo asistente low cost. El mismo Andy que, en un ataque de desesperación, cuelga el teléfono o entra en bucle porque no puede mantener la conversación -su banco de respuestas no está bien programado-. Resultado: tu urgencia médica se queda en el limbo robótico. A desangrarse toca.
El efecto se multiplica, porque la robótica impone también sus modos y su lenguaje. Se dice que las nuevas generaciones no saben relacionarse cara a cara, pero no importa tanto la edad, hay muchos factores. Avanza la web semántica y aumentan el hastío y la deshumanización. ¿Humano o robot? Escoja: «Enhorabuena por tu nuevo puesto», «Use el cajero, la caja está abierta de 8 a 11», «Ahora no puedo responder». Hasta tu copiloto se ha contagiado: «Gira a la derecha, por favor, gira a la derecha. No, no. Recalculando». No te pregunta si estás escuchando. Ni una mísera discusión -para qué perder el tiempo-. En el campo de la política parecen pastar las «ovejas eléctricas» (un clon de bajo coste en la jerga futurista): políticos incapaces de mantener una conversación abierta, que repiten una y otra vez su mantra, no importa cuál sea la pregunta; políticos que optan por reducir las ruedas de prensa, por quitar el pase a los periodistas incómodos; un presidente que limita las preguntas o las elimina tras una comparecencia, cada vez con más frecuencia. Políticos con miedo a improvisar, que no saben argumentar.
«Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» Probablemente. Hace tres o cuatro décadas parecía un futuro imposible y lejano: un mundo cuajado de robots, automatizado, vigilado, dominado por computadoras; un mundo dirigido por una inteligencia artificial armada de datos y estadísticas, dueña de nuestros destinos. Pero los robots forman ya parte de nuestras vidas; cosas del avance tecnológico, la economía, la falta de tiempo, la transformación social, la proliferación de aplicaciones y la comunicación por voz. Si es usted de los que dejan las cosas para el último momento, pida ciencia ficción.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.