Urgente Los jueces de violencia de Valencia auguran un colapso al tener que asumir las causas de agresiones sexuales

El director de la gala de los Goya está disgustado por las críticas que recibió su trabajo. «Las redes sociales ahora son el Paleolítico, a garrotazos», explica en una entrevista en El País. También defiende que los ganadores hagan discursos interminables, la ausencia de un ... homenaje en condiciones a Berlanga y el número musical con un tema de Nino Bravo que perpetraron Bebe, Jedet y Cristina Castaño. «Hay que tener ovarios para abrir la gala y cantar ese himno», afirmó. «Para cantar ese himno ASÍ», añadiría yo.

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No encuentro en este texto ni en ningún otro de los responsables de la Academia de Cine en los que realicen algún ápice de autocrítica respecto a su labor en la ceremonia: qué pudo fallar, qué era posible prever, qué fue mejorable, qué sobró.

Es imposible acertar en un evento de estas características y sobre todo contentar a todo el mundo. Pero es inadmisible obviar cualquier comentario crítico que puede servir para no incurrir en errores similares en el futuro.

Fallé, erré, metí la pata, fracasé, me excedí. Sienta bien muchas veces mostrar nuestra peor cara

Estamos faltos de autocrítica en la escena pública y supongo que eso se refleja o refleja lo que pasa en las órbitas privadas. Buscamos culpables fuera para evitar entonar el mea culpa. Porque asimilamos que admitir una equivocación nos hace más débiles, vulnerables o menos válidos. O yo qué se. Lo que cada vez tengo más claro -y eso que no soy de los que doy mi brazo a torcer fácilmente- es que las personas más eficientes son aquellas que no encuentran problema en confesar de vez en cuando que no han estado acertadas.

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Qué tipo de seres celestiales creen que son los políticos que nunca consideran que sus decisiones o afirmaciones no han sido adecuadas o afortunadas. ¿Siempre aciertan? ¿De verdad? Menudo tino.

¿No habría sido más convincente que el pasado fin de semana el presidente de Castilla y León compareciese tras ver los resultados en su adelanto electoral y reconociese que no era lo que esperaba y que tal vez se precipitó o no calculó bien a la hora de convocar a los ciudadanos a las urnas?

¿No va siendo hora de que alguien en Unidas Podemos se plantee, y lo manifieste públicamente, por qué su discurso no cala y que eso conlleva a que sus resultados en los últimos comicios celebrados cada vez sean peores?

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Los representantes de nuestros partidos suelen ser más proclives a hacer una «reflexión profunda» que a la autocrítica cuando se estrellan porque no les sale las cuentas con los escaños obtenidos.

Cualquier eufemismo es bueno si de lo que se trata es de no aceptar que lo que has promovido, dirigido o ideado no gusta a los demás, cuando no ha sido secundado como debería.

Fallé, erré, metí la pata, fracasé, me excedí, no calculé bien, patiné. Sienta bastante bien muchas veces mostrar nuestra peor cara para que eso nos ayude a localizar la buena.

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