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Isabel Diaz Ayuso será presidenta del PP madrileño. El tiempo y el sentido común acabarán por asentarla en el podio orgánico regional. Los motivos que ... se argumentan desde Génova para no impulsar la candidatura de Ayuso por muy lícitos que sean, que pueden serlo, no responden a la lógica que se aplica en el resto del territorio nacional. Son razones difícilmente explicables y, aún más, de imposible comprensión para el común de los mortales. Si Moreno Bonilla en Andalucia, Alberto Núñez Feijóo en Galicia, Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León o Fernando López Miras en Murcia compatibilizan los cargos de presidentes regionales del PP con sus cargos de presidentes autonómicos ¿por qué no puede también Ayuso si tiene voluntad de hacerlo?

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Se está malgastando mucho tiempo en este asunto que sólo erosiona la estrategia que debe guiar la acción de cualquier partido político y más cuando está en la oposición y tiene serias opciones de gobernar: plantear propuestas que permitan mejorar la vida de las personas y les hagan crecer como partido de gobierno. Conflictos internos como los que se están dando en Madrid no hacen más que perjudicar la suma de nuevos y más votantes moderados que lo que quieren es un proyecto constructivo y que aporte soluciones a favor del interés general. Alejarse de los conflictos internos o personales y elevarse para pensar en el interés de todos es algo que se espera de quien tiene serias posibilidades de gobernar. Los posicionamientos inquebrantables son una buena estrategia cuando se trata de defender cuestiones ideológicas esenciales. Y esto no lo es. Parece que responde más a una cuestión casera que se ha escapado de la intimidad familiar expuesta con un volumen demasiado alto.

Pablo Casado puede ser el próximo presidente del Gobierno de España. Lo dicen las encuestas. E Isabel Díaz Ayuso es hoy sin duda uno de los principales activos en el PP. Juntos Casado y Ayuso son mejores y esa realidad terminará imponiéndose antes o después. Quiénes se quedarán en el camino o si alguien acabará pagando los platos rotos del conflicto lo desconozco.

Ayuso nació como una apuesta arriesgada, personal y casi en solitario de Pablo Casado. Pero ha pasado el tiempo y la Ayuso de entonces ha crecido quizás muy rápido potenciada por la visibilidad que le ha dado su gestión de la pandemia en Madrid. Los astros de la política se mueven muchas veces de manera inesperada o caprichosa. Pocos esperaban o confiaban en el talento y capacidad política de Ayuso pero se ha demostrado en la práctica imbatible en las urnas y reconocida por su gestión. Es evidente que se ha hecho su propio hueco en el escenario político nacional y, lo que es más importante, ha construido un diálogo fluido con los ciudadanos que sintonizan claramente con su discurso. La gente está con ella. Ya lo dice el decano y maestro de periodistas Iñaki Zaragüeta: Ayuso le recuerda a la Rita Barbera de 1991 con la que entonces el aspirante José María Aznar contó como aliada estratégica -junto con el alcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano- para llegar victorioso a La Moncloa.

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